Regresando a Ceuta voy enterándome
de los resultados de las elecciones. A medida de que
transcurren las horas, los socialistas iban por delante de
manera estrepitosa pero más adelante iban bajando, creando a
veces una alarma injustificada.
Llegué a tiempo para depositar mi voto, normalmente no acudo
a votar principalmente porque es en domingo y yo no estoy
por la labor de darle sueldos a otros perdiendo mi tiempo de
ocio (trabajo no creo que les dé por que en el Congreso no
se trabaja… se sestea), en un arranque imprevisto de ganas
votadoras.
Pero lo que son las cosas, la buena voluntad de depositar mi
voto se iba yendo al carajo, en vista de que mi nombre no
aparecía en las listas donde por lógica debía aparecer.
Saltar de mesa en mesa y volver a tirar porque no me toca ya
son ganas de tocar a uno los cojones. Al final, tras
recorrer varias mesas tuve que acercarme a otro colegio y
allí más de lo mismo. Como si de una pelota se tratara me
enviaban a una mesa y luego a la otra. Al final, cuando ya
estaba a punto de tirar la toalla y maldecir por esa
estúpida idea de intentar votar en domingo, se esclareció la
cosa: algunos entendieron Sierra por Sarriá, en un derroche
de miopías visuales… ¡ganas de arrear guantazos!
Me alegro por la victoria de los socialistas, al menos se
hace justicia, y no digo nada por la derrota de los peperos,
aunque estos intenten disfrazarla con rodeos y más rodeos
lingüísticos. Al fin y al cabo seguirán en la oposición y
ahora más que nunca sin posibilidad de excusar la derrota
con atentados ni guerras.
Por una vez y sin que sirva de precedente pondré una cita
que un lector, catalán por más señas pero auténtico catalán,
ha publicado en los medios de comunicación: “El PP els
matxuca, el PSOE els enreda i es escanya. La resposta dels
catalans es: votar majoritàriament als partits castellans de
Madrid. Aixó em fa creure que si els catalans fossin negres
votarien al Ku Klu Klan” No pienso traducir la cita, la
dirección no me paga como traductor, así que lo dejo en
manos de Vds. para entenderlo.
La masacre que realizó Solbes, ¡con un solo ojo!, sobre las
esperanzas de los peperos puestas en Pizarro (un día
indagaré si no será descendiente de aquel Pizarro que asoló
las tierras del otro lado del océano) tiene el precedente
que ese otro Pizarro la sufrió en su expedición al actual
Ecuador. Esa masacre verbal supuso que la intención de voto
siguiera adelante en beneficio de los socialistas, como
principio de la larga batalla electoral.
Cambiando de territorio y mirando hacia las tierras que me
acogieron, cual vulgar inmigrante, veo que las cosas no
pintan bien para los republicanos ni para los “verdes”.
Mientras el dedo de la estatua de Colón apunta hacía
Mallorca (siempre se ha supuesto que apuntaba a Génova, pero
las nuevas tecnologías dicen lo contrario), el dedo de Duran
i Lleida apunta a Madrid esperando un pacto a través del que
puede ser ministro en un gobierno socialista. El republicano
Puigcercós abandona el gobierno catalán para dedicarse a
levantar su maltrecha fortaleza y Llamazares se larga de la
política, totalmente amargado por la traición de Mohamed
Alí, entre otras cosas.
Levanto el vuelo y regreso a “mi” territorio. Aquí solo
tienen un diputado, y como ya lo apunté en numerosas
ocasiones, tenía que ser del PP. Sin embargo, el joven
Carracao está empezando a dar lecciones, en vez de
recibirlas, y es una esperanza de futuro para los
socialistas locales. Lo lamentable es la bajeza de algunos
al tratar de excusar el aumento de votos socialistas a los
chanchullos del Príncipe. ¡Para chanchullos estamos en la
ciudad!
Mis vaticinios en opiniones anteriores sobre los resultados
electorales se cumplieron, más o menos, con acierto y para
remachar el clavo Rosa Díez se queda más sola que la una. Su
“espantá” de las filas socialistas le pasará factura y eso
de salir diciendo que espera que Rodríguez Zapatero la llame
para colaborar, no deja de ser una quimera que sólo está su
cabeza.
Ahora toca a los peperos bajar de las nubes en un descenso
libre y sin paracaídas. Los que han estado atacando a
miembros de las instituciones oficiales durante toda una
legislatura, se verán ahora con la humillación de reconocer
el triunfo de la democracia y limpiarse a conciencia el rabo
que seguirá entre las piernas. ¿Qué le vamos a hacer? No hay
vuelta de hoja… han perdido, aunque traten de enmascarar la
derrota.
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