Se lo comentaba el lunes, de
madrugada, a los entusiasmados jóvenes que cortésmente
accedí a bajar desde El Príncipe hasta el centro de Ceuta,
ciudad querida: “lo más importante no es la victoria de
Zapatero o de nadie, lo importante es el ejercicio
democrático y el clima de convivencia”. Ellos y ellas
asentían envueltos en pegatinas y banderas del PSOE con las
que bajaban a la sede del partido para festejar su victoria
y, de paso, ir enterándose de “que hay de aquello de lo
mío”. Normal. Por lo demás, no cabe sino felicitar
sinceramente a José Luis Rodríguez Zapatero por su amplio
resultado electoral (si bien en porcentaje y respecto a las
últimas elecciones, el PP creció más) y, con profesionalidad
y cortesía, dejar cerrada la cartuchera a la espera de los
acontecimientos viendo, en todo caso, el vaso más medio
lleno que medio vacío: el nacionalismo extremista ha quedado
aparcado mientras que, con sus resultados y tan solo el
apoyo de la moderada CIU, Zapatero puede encarar con
tranquilidad esta nueva legislatura sin tener que ceder a
chantajes periféricos. Y eso, en sí, es positivo para la
Nación sobre todo cuando ya ha advertido que gobernará “con
más humildad, más diálogo y menos crispación”. Hasta podría
encauzar la deriva de algunos planteamientos que se le
habían ido yendo de las manos. Es un decir y habrá que ir
viendo.
Del PP (lo siento por Mariano Rajoy, un honrado y excelente
gestor pero sin el “tirón” político necesario) tanto a nivel
nacional como en Ceuta tiempo habrá de escribir, aunque en
lo que a la tierra “caballa” se refiere de tener algún poder
en plaza créanme que depuraría actitudes y personas, pasaría
por el tamiz una discutible gestión y exigiría de inmediato
responsabilidades al máximo nivel porque, a nivel táctico,
es evidente que han brillado por su ausencia en la campaña
electoral la caterva de enchufados, inútiles y correveidiles
que han dejado huérfanos a los candidatos sin arroparlos en
ningún momento durante los actos electorales: ¿dónde estaban
todos esos estómagos agradecidos…?; ¿fue desidia e
ingratitud su ausencia o bloqueo desde las alturas…?. En
todo caso es un hecho (al margen de la actuación de los
socialistas y el apoyo de Alí Lemague) que la periferia de
la ciudad se ha rebelado contra el PP, mientras incluso en
“feudos” del centro se ha palpado el desencanto apareciendo
la sombra de la abstención. Todos los indicios apuntan al
inicio de un declive del ciclo popular.
Entraría finalmente en el sorpresivo milagro, tras solo
cuatro meses de humilde y callado trabajo, del éxito de UPyD
(Unión, Progreso y Democracia), ya saben, el partido de la
corajuda Rosa Díez que ha entrado con menos de medio año de
existencia en el Congreso de los Diputados, cosechando en
Ceuta un buen puñado de votos (muy por encima de Izquierda
Unida) presentando candidaturas al Congreso y el Senado,
algo de lo que ha sido incapaz la histórica formación
localista de Aróstegui, el PSPC, a quien el nuevo partido
color fucsia de Rosa Díez ya le ha pisado los talones. Al
sur, en el vecino Marruecos, ha sido recibido con alegre
expectación el indudable y limpio triunfo electoral del
“amigo Sapatero” y, sobre todo, el reciente mensaje del
Presidente de España para “profundizar el partenariado
estratégico” entre los dos países.
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