El que los jugadores de fútbol
dejen de cobrar los salarios establecidos -en las fechas
previstas- se ha convertido en algo habitual por parte de
varios equipos cada temporada. Tan habitual como las
respuestas que dan los futbolistas a los impagos: encerrarse
en los vestuarios del estadio para llamar la atención de los
medios. Con el fin de hacer públicas sus carencias y a su
vez despertar el encono y el descrédito contra los
dirigentes que no supieron responder a los compromisos
contraídos.
El hecho de que los futbolistas vean en el enclaustramiento
la mejor solución para remediar sus males, es porque están
convencidos de que semejante actitud deteriora la imagen de
los directivos. Y más aún: saben que las autoridades de las
ciudades representadas por esos clubs, van a sufrir lo suyo
cada vez que lean los titulares de la prensa en general y
sobre todo las imágenes emitidas del encierro por las
televisiones.
Es lo que viene haciendo Canal Sur Televisión, cada dos por
tres, con el encierro a que se han sometido los jugadores
del Algeciras. Antes lo estuvieron haciendo los del Linares,
además de escenificar sentadas en terrenos de juego
visitantes, y no sé si los del Levante tomaron medidas
similares. Las imágenes de los futbolistas y empleados del
Algeciras, haciendo de las instalaciones su vivienda, son
baldón que cae sobre la ciudad. Suponen oprobio y afrenta
contra ella. Por más que el gobierno municipal no tenga ni
arte ni parte en ese problema.
Conviene recordar que el hombre trabaja para comer y holgar.
Puesto que con la botarga vacía es mentira que se discurra
mejor. Trabajar y no cobrar en los días estipulados, es, sin
duda, un calvario para quienes pasan por ese trance. Una
humillación en toda regla. Una situación deplorable, nunca
olvidada por cuantos la padecen.
Como profesional que fui de este deporte, debo decir que a
mí me aterrorizaba mucho más verme haciendo vida en los
vestuarios que no cobrar. Y así se lo indicaba a los
componentes de la plantilla. Ante esa posibilidad que
siempre existe en los clubs administrados por
irresponsables. Porque me consta que el orgullo de cualquier
deportista se hace trizas al tener que dar ese paso.
Por lo tanto, necesario es destacar y apreciar al mismo
tiempo, la trayectoria mantenida por el primer equipo de la
ciudad desde hace ya bastantes años. Cumpliendo sus
compromisos como mandan los cánones. Resulta gratificante, y
es motivo de satisfacción, poder decir en cualquier sitio
que los jugadores de la Asociación Deportiva Ceuta cobran
puntualmente. Lo cual tendría que ser norma en todos los
clubs.
De ahí que cuando se destituyó a Diego Quintero
hubiera sido mejor haberse puesto de acuerdo con él desde el
primer momento. Y no haber dado motivos para que se
difundieran por ahí bulos de un club que viene cumpliendo
escrupulosamente sus compromisos económicos. Sí, ya sé que
esta situación excepcional se ha dado también con otros
profesionales, y en otras épocas, debido a posiciones
encontradas. Pues bien, ya es hora de evitar en lo posible
que vuelva a suceder. A no ser, claro está, que se tenga la
certeza de que lo reclamado por el profesional de turno está
fuera de lugar. Es decir, que trata de abusar del club. En
rigor: en Ceuta nunca se debería permitir un encierro en los
vestuarios.
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