Qué el mundo cambia que es un
primor, es algo que no tiene vuelta de hoja. Antes, cuando
uno era joven, era raro escuchar hablar de política a no ser
a los viejos del lugar que, cada uno de ellos, contaba la
feria tal y como le había ido. Hoy hablar de política está a
la orden del día. Da igual que los interviníentes en el tema
sean jóvenes o viejos, la cosa está en que todo el mundo
entiende y sabe, más que nadie, del tema.
Hoy, la verdad sea dicha de paso, todo está politizado
incluso se aprovechan las series, de algunas cadenas, para
politizar el asunto y arrimar, de paso el ascua a la sardina
de quien interesa que le sea arrimada. Así que usted,
aprovechando que la televisión es mala con avaricia, que
siempre ponen las mimas películas aunque sea en distintas
cadenas, que son las únicas que cambian, pues las películas
ya las ha visto usted en otras cadenas, decide ver una de la
series de entretenimiento, de esa que no se tiene nada que
pensar, y van los guionistas y aprovechan algo político que
esté de moda y se lo meten con calzador en la serie, sin que
el asunto venga a cuento.
La moda, en estos momentos, está en hablar sobre la
inmigración, tema que se había tocado en el último debate,
entre Zapatero y Rajoy, donde cada uno de ellos tenía una
visión diferente del tema. Y como no podía ser de otra
forma, los guionistas de la serie “Los Serranos” lo incluyen
el capitulo correspondiente al martes pasado. O sea que el
asunto de que los guionistas tocaran el tema, estaba más
cantado que “macarena”. Por supuesto había que hacer
destacar lo maravilloso que somos todos los españoles con
los inmigrantes y como, mucho de ellos, venían con un título
universitario debajo del brazo. Otros, por supuesto vienen
con toda la mala leche del mundo, asaltando chales, matando
al personal a puñaladas o tiros e incluso se organizan
bandas con capacidad para pegarle a un chaval muy joven unas
pocas puñaladas hasta acabar con su vida. Pero, vamos, estos
últimos, que como las meigas haberlos hyalos no se tocan
aunque, cada día, haya más extranjeros con plaza en nuestras
cárceles.
Aquí pasa como con la famosa cuarteta: “en este mundo
traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color
del cristal con el que se mira”. Y aquí, sólo se puede mirar
por un cristal, como a usted le dé por mirar con otro
cristal donde las cosas se vean diferentes, se está usted
exponiendo a que le llamen racista o xenofobo aunque usted,
realmente, no sea ningún racista, sino que a tenido el valor
de mirarlo todo, y no sólo por el cristal que le ponen ante
sus ojos.
Y para que no faltase de nada, vuelven a caer en la misma
mentira, en que nosotros también fuimos inmigrantes. Y
llevan razón lo fuimos, pero teníamos que ir con toda la
documentación necesaria, incluido un contrato de trabajo. O
sea, que quede claro de una vez por todas, jamás fuimos unos
indocumentados. Y si te cogían sin el correspondiente
contrato de trabajo te ponían, sin más explicaciones, de
patita en la frontera.
Decir que íbamos indocumentados es mentir a sabiendas que se
está mintiendo. Las cosas claras y la verdad, siempre, por
delante
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