Estamos un grupo de ceutíes
reunidos en un bar, que por momentos hace honor a su
denominación, y discutiendo de todo lo divino y humano con
lo que se puede discutir sin llegar a las manos, aunque esta
metáfora de la discusión si llegar a las manos es una
mentira a medias: sí se llegó a las manos, para abrazarse o
para estrecharla; para dar golpecitos en el hombro y para
moverlas en un adiós que significa hasta luego.
Las discusiones de los presentes se centran en diversas
cuestiones, una de índole partidista entre dos; otra del
sistema de contención de nuestras fuerzas de seguridad;
otras de muertos al hoyo y vivos al bollo, que resulta ser
una verdad a medias por cuanto algunos muertos se incineran
como si de unos “ninots” de las Fallas se trataran y por lo
tanto no van al hoyo, aunque los vivos sigan con el bollo.
En alguna ocasión se habla de los maltratadores y los puntos
de razonamiento que imperan en éste país. En otra ocasión se
discute sobre el casamiento, divorcio, vuelta a casar y
vuelta a divorciar. Uno de los reunidos da gracias a quién
está en los cielos por permanecer soltero y por tanto está
fuera del concepto universal de que el hombre es el único
animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Destaca la última discusión, última porque el mesonero se
caía de sueño, que trató el tema de los homosexuales y de la
adopción de hijos con pareceres bastantes divididos, que más
parecía una tertulia sobre toros y toreros que otra cosa,
por lo de división de opiniones.
Entrando de lleno en el apartado de opinión, que para eso
está este rincón del diario, veo demasiado optimismo en el
PP en referencia al pasado debate de su líder con el del
PSOE.
Mucho se ha escrito, y se escribirá, sobre este debate
cargado de mentiras enteras, medias mentiras, verdades
absolutas y medias verdades. De todo un poco como en el ya
desfasado mejor espectáculo del mundo que era el circo.
Se notaba, desde lejos, que a los asesores del líder pepero
se les fue la mano, o bien Mariano Rajoy se pasó de la raya
por su propia cuenta. Ignoro el porqué de agarrarse, Rajoy,
a unas tesis insostenibles cuando ya debería haberse dado
cuenta de que los medios de comunicación están con el ojo
avizor más que nunca. La experiencia del primer debate, tras
el cual la prensa les sacó -a los dos- los colores por
declaraciones con mentiras y verdades a medias, debería
haber modificado su presentación y asegurarse de los datos
que iba soltando a medida que transcurría el debate.
Tiene suerte Mariano Rajoy que el debate no le pase factura,
primeramente porque tiene unos incondicionales con mas moral
que el Alcoyano y segundo porque en un cara a cara muchos
espectadores se aferran a lo dicho por su líder admirado y
sin entrar en meditaciones ni comprobaciones se confiesan
coincidentes con él.
Sólo a un político de la derecha se le ocurre soltar en
público un tema de ricos y pobres, remachando en que la
diferencia entre ambos conceptos es hoy mayor… pero, ¿en qué
año se basaba Rajoy para hacer esa comparación?, si tenemos
en cuenta una serie de factores que inciden en las
encuestas, vemos que cuando el PP gobernaba la diferencia
era del 5,5% y ahora es del 5,1%. Menos comparaciones se
pueden hacer, tanto en la economía de ricos y pobres como en
el paro, por cuanto la población del país ha aumentado de
manera espectacular con la llegada de inmigrantes y con ello
la desviación negativa de todo.
Una de las mentiras que más patentes han quedado, es la
aseveración de Rajoy de que el precio de la vivienda subió
un 43% con los socialistas. Lo cierto es que desde 2004
hasta 2007 el aumento porcentual fue del 34,8% (de 139.140 a
187.650 euros), mientras que cuando gobernaban los peperos
el precio de la vivienda experimentó un aumento del 49,5%
(de 79.218 a 118.500 euros), todo un descubrimiento de
tramposas cartas en la manga.
Una enorme mentira dañina, que produce asco, es la
afirmación de Rajoy de que en Catalunya se multa por rotular
en castellano. Esa mentira se vuelve contra el gallego por
cuanto en Catalunya nunca se ha multado por rotular o hablar
en castellano. La Generalitat nunca ha sancionado por
rotular en castellano, sí lo ha hecho por incumplimiento de
la Ley por apartar el catalán de la relación con el
consumidor, ello infiere que los comercios deben rotular su
condición, al menos en catalán. Ello significa que, si
quieren, lo rotulen en castellano con su trascripción
correspondiente en catalán y nada más. Tamaña mentira
debería ser castigada con una resta de votos alucinante como
lo fue la misma mentira. Este desconocimiento hace a Mariano
Rajoy un mal candidato a presidente.
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