Me desayuno con que el Ministerio
de Defensa le ha comunicado al presidente de la Ciudad,
Juan Vivas, que el solar donde se encuentra actualmente
el Mercado Central de Abastos es de su propiedad. Al
recordarle que la cesión hecha, hace más de 70 años, no era
definitiva.
La carta, según los fragmentos que he leído de ella en la
noticia publicada al respecto, se mete también en
consideraciones que evidencian un partidismo que debiera
haberse evitado el autor o los autores de una misiva que
abre un nuevo frente contra un proyecto extraordinario,
abanderado por el presidente del Gobierno local.
Como conocedor de que esos terrenos eran patrimonio del
Estado, no me ha sorprendido el toque de atención dado por
la Administración Central a quienes dirigen actualmente la
Ciudad Autónoma. Aunque insisto: sobraban las alusiones
acerca de que el traslado del mercado haya generado polémica
en la ciudad y otros subrayados donde se aprecia claramente
un deseo desmedido de arrimar el ascua a la sardina de
quienes se oponen a una obra tan extraordinaria.
En cuanto se ha sabido lo de la carta reivindicativa, allá
que ha salido el iluminado largando fiesta por las ondas y
relamiéndose de gusto por un hecho que a él le hace sentirse
feliz, de momento: ahí es nada poder soñar con que
posiblemente a Vivas se le venga abajo todo el proyecto de
esa obra que Aróstegui tilda de faraónica. Incluso me atrevo
a decir que hasta puede que se le haya subido el... depósito
de los estímulos al hombre encargado de la política
municipal de PSPC. Y es que, como decía un médico amigo, con
cierta sorna, hay ciertas disfunciones que suelen aliviarse,
temporalmente, con la alegría que producen los sinsabores
tenidos por los adversarios envidiados.
Ya, días atrás, Aróstegui proclamaba lo siguiente: un
técnico municipal me ha dicho que la Manzana del Revellín va
a ser la tumba política de Vivas. Y, claro, su osadía pudo
muy bien dejar en evidencia a la persona que en una
conversación privada se permitió hablar con la tranquilidad
de quien estaba seguro de que sus palabras no serían
expuestas en plaza pública.
Lo cierto es que el traslado del Mercado Central de Abastos
sigue dando problemas al Gobierno de la Ciudad. Lo cual no
es nuevo. Puesto que en su día el arquitecto municipal,
José Blein Zarazaga, hizo un informe demoledor en
contra de construir el mercado actual. Sería imposible, por
falta de espacio, que yo pudiera transcribir aquí,
literalmente, todas las pegas que el funcionario expuso para
evitar semejante instalación en esa zona.
Si bien todo lo dicho por el arquitecto está recogido en la
Memoria de Secretaría, hecha por el secretario de la
Corporación, Alfredo Meca Romero, en el año de 1933.
Procuren leerla, y verán las razones que existen para
derruir ese mercado y, sobre todo, para hacer posible que el
centro de la ciudad se convierta en un espacio abierto,
ajardinado, con adecuados establecimientos y sitio
monumental de encuentros. Al margen de que el tráfico de
vehículos pueda verse favorecido en mayor o menor medida.
En Suma: que la plaza de la Constitución se convierta en el
ágora de una ciudad cuyos ciudadanos gustan de convivir en
la calle. El presidente de la Ciudad no debería dar ni un
paso atrás en su proyecto. Pero necesita ayuda.
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