Este día (por el domingo) ha sido
uno de los que más satisfacción me ha producido. Bien de
mañana he salido con mi familia a recorrer una parte de la
costa ceutí, en un afán por seguir recordándome que fui,
¿soy?, deportista, aunque ahora sólo sea un paseo.
Por cierto que el paseo tenía un hándicap, y éste era el de
la falta de aceras o pistas en determinada parte lineal del
recorrido. Desde la plaza de la Maestranza hasta la
bifurcación de las carreteras del Cementerio y del Monte
Hacho, es una pequeña odisea para nosotros, pero aún más
para mi hijo pequeño que venía en bicicleta. Pequeña odisea
que incluye torear a los vehículos que circulan por la zona.
Toreo de vehículos debido a la total falta de aceras y a los
cientos de coches aparcados encima de las mismas en los
tramos que sí tienen acera, o pista de tierra para peatones.
Un domingo de sol para disfrutar con la familia y para
meditar en las cosas que ocurren en éste país llamado
España.
Soy español y como tal aún no conozco todas las ventajas de
serlo. No me gustan los toros, nunca he tocado la guitarra y
las palmas me suenan como palmeras azotadas por el viento.
No tengo eyaculación precoz ni necesito la ayuda artificial
del Viagra para eso de la diversión carnal, nada pecaminosa
siempre que no se fuerce a nadie. Me gusta muchísimo pasear,
mejor acompañado que solo, y admirar el paisaje desde
distintos puntos; me agrada comer buena comida en buenos
restaurantes y luego disfrutar de una placentera fiesta
antes de meterme en la mollera las noticias deportivas.
Suelo pensar, un poco, en lo que fuimos y lo que somos; de
la escuela donde me enseñaron tengo buenos y malos
recuerdos. De los buenos no hay que escribir pero de los
malos sí. ¿Qué hicimos por el país entonces? Si trataron de
meternos entre ceja y ceja que España era el mejor país del
mundo, guardián de los espiritual y centinela de no se qué
cosa de Occidente. Bien supimos pronto que nos estaban
lavando el cerebro con súper lejía: nos escondieron lo de
Annual –donde corrimos como liebres- y dos dieron a los del
otro bando como súper criminales de cuidado. Natural,
política de los ganadores.
Eran tiempos de los que un presidente norteamericano,
asesinado por mas señas, sacó una frase que hace
tiquismiquis: “No te preguntes qué puede hace tu país por
ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”
Si no es bastante lo que hacemos los ciudadanos por nuestro
país, aunque no queramos, ya me dirán Vds. qué más podemos
hacer: mantenemos a los demás con nuestros impuestos;
sacamos a los bancos, y a los ricos, de dificultades con
nuestros ahorros y nuestro dinero; enriquecemos a los
comerciantes pese al abuso en los precios; aguantamos
estoicamente los problemas laborales para que la empresa no
se vaya abajo; hacemos que los vagos vivan mejor y los
pobres peor; dejamos que las cosas ajenas se disparen de
madre y nos tragamos las nuestras…, en fin que tenemos un
país reconstruido para todos los gustos y tendencias pero
que sigue teniendo la sangre caliente, tan caliente que
permite a los políticos salirse por las ramas en materia de
descalificaciones e insultos.
Permitimos que entren ciudadanos de otros países y otros
mundos para, por una parte, que nos hagan los trabajos que
no queremos hacer y, por otra parte, utilizarlos como punta
de lanza para que los políticos hagan denostar a sus
contrincantes utilizándolos como una pieza de juego.
Es un país donde se escucha, de boca de quienes quieren
gobernarnos, todo eso de “España en caída libre”, “Gobierno
traidor”, “Nos robaron las elecciones”… Será que el juego
político incluye entender la democracia como la falta de
respeto hacía las propias instituciones del país que
conforman los pilares fundamentales del mismo.
En fin, que no hay nada nuevo bajo este sol de domingo.
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