Es la que ocupa, en el momento que
estoy escribiendo (domingo 2 de marzo a la 1 del mediodía)
mi amigo Emilio Cózar.
Estuve allí el sábado, y no pude permanecer mucho rato,
porque uno que tiene su corazoncito no es capaz de soportar
el dolor de los que son sus amigos.
He utilizado, por dos veces, la palabra amigo y aquí la he
usado con todo su sentido, porque desde hace casi 30 años
que nos conocimos, en un campo de fútbol, en el viejo 54,
aunque hayamos tenido y tendremos en el futuro, todavía,
diferencias en muchos temas políticos, sociales o
religiosos, fuera de eso en las relaciones diarias hubo y
hay amistad simple y sincera.
Yo creía que el problema que le había afectado a Emilio
Cózar sería uno de tantos que afectan a cualquier persona de
su edad y que sería de poca monta, pero cuando entré en la
habitación 208 del hospital de Ceuta, comprobé que la
situación era un poco más fuerte de lo que yo pensaba.
El siempre ha dicho que tenía y tiene una confianza suprema
en que Dios, con él, como con los demás, haría lo que tiene
que hacer, que él siempre estaba preparado para recibir lo
que Dios el enviara, y así parece que lleva su delicada
situación, pero, además, viviendo, ahora, a su manera, el
fútbol que tantas horas y tantos meses le ha ocupado.
Y ya es curioso, con el interés que él tenía, en ver, de
nuevo, a la Selección en Ceuta, que no vaya a poder estar en
Alfonso Murube. Aun así, creo que es interesante este
partido que él logró, no lo olvidemos, para su ciudad.
Y es que los casi 30 años en la Federación le han dado
tablas, alegrías, disgustos y sinsabores que ha sabido
acoger, a su manera, y siempre sin un mal gesto.
Las gentes del fútbol de Ceuta, muchos, al menos, desean
fervientemente que Emilio Cózar se recupere, y cuanto antes
mejor, porque saben que, aun siendo una federación
pequeñita, hoy tiene un peso especial y es considerada como
“la niña” pequeñita, a la que no se puede negar un capricho
o una petición.
Me consta que en la Federación Española se está viviendo al
momento la salud del presidente de la Federación de Ceuta, y
me consta que el propio presidente, Villar, está
tremendamente afectado por no poder tener a su lado a la
persona que siempre colaboró con él, en positivo, y en
ningún momento volvió la espalda, si se presentaba un
problema complicado para el propio Villar o la Federación.
Yo creo y quiero creer que, esto que afecta a Emilio Cózar,
será pasajero. Yo quiero que el presidente de la Federación
de Fútbol de Ceuta vuelva a los campos, como lo ha venido
haciendo desde que era directivo del CD Odonnell, y yo
querría que en la próxima Semana Santa, ya muy cercana,
Emilio estuviera en condiciones de salir a la calle como lo
hacía hace tres semanas.
A él que cada día le gustaba rezar, lo que consideraba
oportuno, sé que lo que más le agradaría es que en estos
momentos, quienes nos interesamos por él, rezáramos una
oración por su restablecimiento. Y aunque no soy persona de
mucha iglesia, a pesar de mi origen abulense, si un amigo
necesita de mi oración la rezaré con mucho gusto y pediré
que su salud vuelva a ser como venía siendo últimamente. No
sé si ahí arriba a mí me escucharán con interés, pero al ser
para Emilio seguro que si se tiene en cuenta.
|