Desde el Reino de Marruecos se
está muy atento, como es lógico y normal, a la evolución
política en España con dos polos de atención: las elecciones
en ciernes y los estatus de Ceuta y Melilla. Así y en cuanto
a estos últimos, Rabat examina con lupa la próxima y
previsible integración de Ceuta en la Unión Aduanera europea
lo que, a su juicio, sería lesivo a corto plazo para los
intereses anexionistas del Reino de Marruecos. Por otro
lado, nuestros vecinos del sur ven con resignación mal
disimulada la entrada del portaaeronaves “Príncipe de
Asturias” en aguas ceutíes mientras que, en la Península,
las asociaciones de trabajadores marroquíes también se han
posicionado en partidista clave electoral.
En este contexto electoral cobran especial relevancia las
recientes y exclusivas declaraciones del Primer Ministro,
Abbas El Fassi, a la agencia EFE en las que el avezado
político en un ejercicio de autoconvencimiento considera que
si Marruecos ha podido recuperar el sur y el norte
colonizado, “vamos (sic) a conseguir Ceuta y Melilla con la
negociación y la amistad” señalando, no obstante, que “los
españoles no respetan a los marroquíes cuando no aceptan
negociar sobre Ceuta y Melilla”. ¡Curioso ejercicio
dialéctico!. Pero “sidi” El Fassi, ¿qué tal si invertimos
los términos…? O sea y en román paladino, ¿no estarán los
marroquíes dejando de respetar a sus vecinos españoles con
la coña reiteradamente aburrida sobre la reivindicación de
ambas plazas españolas en el norte de África?. Concédame al
menos que, “mutatis mutandis”, mi razonamiento es impecable
partiendo de presupuestos de partida. ¡”Bien sur”,
monsieur!.
Por todo ello a mí me entra un mar de dudas cuando, desde
Marruecos, se habla sin entrar en detalles sobre los
representantes de la comunidad musulmana en Ceuta. Porque
sobre el papel habría dos: para Rabat, el histórico
promarroquí Mohamed Ahmed Alí (actual presidente de FEERI)
y, para los españoles, el diputado en la Asamblea Mohamed
Alí Lemague, cabeza además de UDCE, formación política de
acrisolado carácter étnico-religioso. Y digo esto porque
según la edición del pasado sábado del semanario “Le Journal”
(nº 339, página 8 para ser exactos), “En cuanto a Mohamed
Alí, representante de la comunidad musulmana de la villa
(Ceuta), están por verse los resultados de rumores
persistentes sobre su implicación en el tráfico de droga”. Y
atención, porque yo nunca invento “jais”, solo levanto acta.
La cuestión es, ¿a cual de ellos se refiere exactamente la
revista marroquí?: ¿al de siempre, el pro marroquí Mohamed
Ahmed Alí… o al político, el español Mohamed Alí Lemague?.
No sé que pensarán ustedes, amables lectores, pero en
cualquier caso “Si non e vero e ben trovato”, ¿no les
parece?. Otro día empiezo a contarles los capítulos de una
interminable saga sobre falsas lealtades, juegos a doble
banda, blanqueo de capitales y envío de fondos para
supuestas asociaciones caritativas de Oriente Medio
relacionadas con el terrorismo islamista. Por cierto, un
apunte histórico: Ibn Rochd (nuestro cordobés Averroes)… no
era “Tabligh”, lo escribo por si acaso, matizando
mamarrachadas. ¿”Capicci” verdad?. Quedo a disposición.
Hasta mañana que es otro día. Y a ser buenos, ¡oigan!.
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