Que los candidatos de los diferentes partidos políticos, muy
señaladamente los del PP y el PSOE, se acusen diariamente
hasta de haber matado a Manolete no es ninguna novedad.
Pero, ¿se imaginan a José Antonio Carracao, Francisco
Antonio González Pérez, Julián Domínguez y Juan Luis
Aróstegui departiendo amigablemente alrededor de un café?
Complicado. Más aún: ¿son capaces de imaginárselos diciendo
que lo más importante no son los colores de cada formación,
sino hacer un frente común para resolver tal o cual
problema? Sí, eso sí. No hay más que ver qué hacen cada vez
que se produce un atentado terrorista o se conoce otra
víctima de la Violencia de Género. Lo que pasa es que su
consenso es tan efímero que, su cíclica repetición, saca de
quicio al ciudadano. Ayer, en el Hotel Ulises, una quincena
de miembros de la asociación de mujeres empresarias tuvo la
oportunidad de preguntarle directamente a las candidatas de
PP (Luz Elena Sanín), PSOE (Milagros García), UPyD (Yamila
Mohamed) y PSPC (Concha Bernet) por qué existe una
diferencia tan abismal entre la teoría y la práctica en
política.
Fue inmediatamente después de que, por turnos, cada una de
ellas diseccionasen brevemente sus programas electorales en
materia económica y social, sobre todo en lo tocante a sus
propuestas para facilitar la conciliación de la vida laboral
y familiar de las mujeres, tarea en la que según apareció
ayer publicado en la prensa nacional seis de cada diez
féminas se dejan jirones de su carrera profesional.
García recordó los logros de su partido en La Moncloa
durante los últimos cuatro años con proyectos como el de la
Ley de Igualdad; Sanín defendió los postulados de su
partido, que entiende que cualquier dismininación, aún las
positivas, son negativas; Mohamed volvió a reivindicar a las
oyentes olvidarse de colores y tendencias políticas y
confiar en quien puede resolver sus problemas cotidianos y
Bernet insistió en que, si Ceuta no es Comunidad Autónoma
algún día, seguirá acumulando un lastre insalvable con el
resto de las regiones españolas.
La asociación de mujeres empresarias (Ceuta tiene unas 1.000
autonómas, según datos aportados por García) reivindicó a
los políticos que hagan lo posible porque “se las tenga en
cuenta” y estén representadas al menos en el Consejo
Económico y Social. Como era de esperar, todas dijeron que
sí, que de acuerdo. El tiempo dirá si en el grado de
cumplimiento de sus promesas hay diferencias con los
hombres.
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