Los escolares del colegio público Príncipe Felipe pasaron el
viernes al sol -parafraseando el título de la película de
Fernando León de Aranoa-. Profesores y alumnos dejaron ayer
el trasiego de los libros y las lecciones que se imparten en
el aula para pasar una mañana tan divertida como formativa.
La dirección del centro programó la realización de un
simulacro de incendio con la participación de una dotación
del cuerpo de bomberos de la ciudad.
Las clases empezaron a las 9.00 horas, como todos los días.
La diferencia fue que ayer los estudiantes no tuvieron
prácticamente tiempo para abrir sus mochilas y sacar los
libros de texto. Cuando pasaban veinte minutos de la hora de
entrada sonó la alarma de incendios del colegio.
Cada grupo de alumnos estaba en el aula acompañado de un
maestro. Los docentes fueron anunciando a sus pupilos
instantes después del ruido de la sirena: “Ya sabeís lo que
teneís que hacer”. Acto seguido los pequeños comenzaron ha
formar y salieron en fila de manos de su tutor o tutora
hasta el patio.
La totalidad de los escolares fue desalojado de las
instalaciones en un minuto y cincuenta y cuatro segundos,
según consta en la marca tomada por la directora del centro,
África Barreiro. El tiempo utilizado ayer para sacar a los
estudiantes fue mejor que el de otras ocasiones, según
apuntó, por ello esta no dudó en dar “un diez” a sus
pupilos.
El simulacro de incendio llevado a cabo ayer en el colegio
Príncipe Felipe se produce gracias a la colaboración
prestada por el cuerpo de Bomberos de la ciudad, según
explicó Luis García, el sargento de guardia y mando de los
intervinientes. La presencia ayer de los efectivos del
cuerpo de bomberos se da como continuación a las charlas que
se impartieron a los alumnos el pasado lunes, según precisó
la directora del centro.
Dos dotaciones de bomberos -10 efectivos- partieron con
destino a Príncipe Felipe tras recibir la llamada de alarma.
El foco del fuego se localizó en uno de los cuartos de la
limpieza de la primera planta del edificio, junto a los
baños. Tras la fulgurante llegada al colegio los efectivos
se desplegaron. Un equipo se quedó fuera de retén mientras
el otro se adentró en los pasillos.
Manguera en mano y ataviados con el equipamiento habitual se
desarrolló toda la operación. Pocos minutos después, no más
de cinco, se dio por finalizada la alarma. Los bomberos
salieron del edificio y empezaron a recoger el equipo.
Práctica de manejo de extintores
El fuego real llegó al patio del colegio una vez acabado el
simulacro de incendio. Los bomberos provocaron, en un barril
de hierro situado lejos de los pequeños, un fuego controlado
para desarrollar una charla sobre el uso de los extintores.
Fue uno de los momentos clave de la actividad por su
espectacularidad. El fuego provocado no duraba ni medio
minuto una vez se apuntaba con la manguera del extintor y se
apretaba el mecanismo. La participación de los profesores
del centro fue activa.
Una experiencia que no olvidarán y que quizá pueda salvarles
la vida.
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