De entrada, a cada uno lo suyo.
Reproduzco uno de los titulares en portada del solvente
semanario “Le Journal” en su última edición (nº 338),
cuestionando abiertamente la información “no convincente”
facilitada por el ministro del Interior en relación a la
desmantelada célula terrorista “Belliraj”; en descargo de la
autoridades marroquíes diría que Chakib Ben Moussa no es
Dris Brasi así como que desde su llegada al trono de los
Alauís, en 1999, Mohamed VI ha emprendido una notable
reforma en el campo del respeto a los derechos humanos y las
libertades. ¿Podría encontrarse ahora este proceso en
peligro…? Fuentes de diferente signo con las que he podido
dialogar concuerdan en que habría indicios de la puesta en
marcha de un sutil golpe de estado encubierto, “desde
dentro”, cuyo fin no sería otro que cerrar el paso a la
alternativa islamista recordando las declaraciones (hace
unos siete años) del general Hamido Laânagri a la
publicación francesa ‘Le Nouvel Obser”: “Si los islamistas
llegan al poder, nosotros (los militares) vamos a salir a la
calle”. Algunos, pretenden ver la mano escondida del
poderoso El Himma. De hecho, los comunicados de la MAP y las
imágenes de los dos canales de televisión marroquí dan la
impresión de haber pronunciado ya su veredicto, mostrando a
los políticos acusados como si fueran culpables, mientras
desde el ministerio de Interior se da finalmente como
errónea la inicial conexión con la milicia filoterrorista
libanesa “Hezboláh”, de filiación shií. Se veía venir.
Volviendo al tema que nos ocupa y en línea con los análisis
de esta columna días pasados, el reputado politólogo Mohamed
Darif advertía en el citado medio que los dos políticos
detenidos de ‘Al Badil Al Hadari’, así como el miembro de la
‘asociación por el partido de la Umma’, estaban “más
próximos a la izquierda democrática que a los islamistas”.
Al menos y sobre el papel esto es lo que hay. Caso diferente
sería parece ser el de Abdelkader Belliraj, belga-marroquí
de origen rifeño.
Desde su advenimiento al Trono, el joven soberano Mohamed VI
ha debido hacer frente a una ofensiva del terrorismo
salafista yihadista que había echado raíces en el país,
desmantelando en menos de nueve años sobre 20 células
terroristas, la primera de “Al-Qaïda” el 11 de marzo de
2002; en el mismo año se detiene a Youssef Fikri, “emir” de
“Takfir wal Hjira” y a seis células de la misma; en los
primeros meses de 2003 es arrestado en Tánger junto a otros
activistas el francés Pierre Robert (alias Abou Abderrahmán),
ligado a la “Salafia Yihadia” y tras el sangriento y
múltiple atentado de Casablanca en mayo de 2003, son
detenidas inicialmente ¡más de 6000 personas!. Durante 2006
cae el grupo “Sirate Al Mostakin” y en agosto 52 militantes
de “Ansar El Mahdi”, entre ellos un buen puñado de
uniformados; en fin, tras el suicidio de Abdelfattah Raydi
volándose en un “cyber” de Casablanca el 11 de marzo de
2007, son arrestados otros miembros de su célula.
Como les decía el miércoles, ayer jueves en Rabat fueron
presentados ante la Justicia los acusados. A la hora de
remitir estas líneas a la redacción aun es pronto para
evaluar el balance. De ello nos ocuparemos, con suma
atención, en la columna de mañana.
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