Se presentaba el enfrentamiento
dialéctico entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano
Rajoy Brey como si de un “duelo de titanes” se tratara
(emulando la famosa película de John Sturges con Burt
Lancaster y Kirk Douglas como protagonistas), quedando todo
ello en un simple combate, aunque de fondo, en el que los
contendientes fueron verdaderos exponentes del arte de la
esgrima, las fintas y la esquiva (argumentar, dialogar y
discutir sobre cuestiones que eran, según se esperaba, base
del enfrentamiento: la situación económica, política y
social de la España que nos acoge).
Presenciamos, eso sí, un combate en el que el aspirante
parecía ser el que detentaba el título por la seguridad con
que acometía al campeón, en este caso el presidente del
gobierno, el que, en algunos momentos, aprovechando su
esgrima, se zafaba de su oponente y, en otros, se salía por
la tangente, pero no acometiendo de manera directa al
adversario. En esta situación, ya se sabe, siempre tuvo
ventaja quien aspira a la corona de los pesos pesados de la
política española.
Dentro de los seis asaltos de que constaba este primer
enfrentamiento (Siglo XXI, Economía y Empleo, Política
Social, Política Exterior y Seguridad, Política
Institucional, Retos de Futuro y Conclusiones), nos pareció
ver que el aspirante conectaba mejor con los espectadores y
así puso en un brete a Rodríguez Zapatero en cuestiones como
la Seguridad Ciudadana, negociaciones con ETA, Inmigración,
Sanidad y Enseñanza, Política Autonómica (los estatutos
autonómicos fueron motivo de especial enconamiento con
ganchos de izquierda por parte de Zapatero y directos de
derecha, como no podía ser de otra forma, por parte de Rajoy
que atizó algunos golpes que desencajaron el mentón de su
oponente y que pudieron ser definitivos: la próxima
convocatoria del referéndum vasco y el Estatuto Autonómico
Catalán).
Nos llamó la atención, también, el exceso, de referencias al
pasado de ZP: que si la foto de las Azores, que si la guerra
ilegal del Irak, que si el reconocimiento de ETA, por parte
del anterior presidente del gobierno José María Aznar, como
ejército de liberación nacional,…volviendo el aspirante a
atacar los flancos de su adversario con golpes decisivos que
no tuvieron respuesta, como la renovación del Tribunal
Constitucional, del Consejo del Poder Judicial, el “arreglo”
de las estadísticas de paro, los desfavorables informes del
Banco de España e Instituciones Financieras sobre la
economía española, el incremento del precio de productos
básicos…
En resumen un combate en el que Rajoy “El niño de la calle
Génova”, sabiéndose ganador, quiso terminar sin asperezas,
con una exhibición de sentido emotivo (algo que ningún
pugilista avezado en estas lídes utiliza sino que procura
acabar adversario hasta por la vía rápida: el K.O. o fuera
de combate). ¡Ah! y otro detalle: los dos contendientes
portaban los colores de sus equipos cambiados: así Rajoy se
presentó con corbata roja y, en cambio, Zapatero, “El zagal
de la Moncloa” lo hizo con corbata azul. Del “bono bus” y
del “precio del café” no merece la pena hablar. Ya se han
encargado muchos columnistas de divulgar, en uno u otro
sentido, generalmente sirviendo de escarnio, según sea a
quien va dirigido y el medio de difusión empleado.
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