En el ecuador de la campaña
electoral y tras varias jornadas dedicados al también
necesario pero menos edificante ejercicio de tirarse los
reproches a la cabeza de lo hecho y no hecho ya no sólo
durante la última legislatura, sino incluso en la anterior,
y la precendente, y la otra, los dos principales partidos
nacionales, los únicos con posibilidades reales de llegar al
Gobierno de la nación y, por lo tanto, sin desmerecer la
aportación de cualquiera de los otros, los que más oídos
escuchan, parecen haber comenzado a plantear propuestas
concretas sobre lo que harían en beneficio de Ceuta si sus
respectivos candidatos llegasen a La Moncloa. Este cambio de
actitud debería servir para contribuir a que los ciudadanos,
tengan o no decidido ya el sentido de su voto, aprovechen la
información electoral para reafirmarse en sus intenciones o
cambiar de opción. En cualquiera de los casos, que de una
vez por todas Populares y socialistas hayan pasado a lo
tangible es de agradecer porque contribuye notablemente a
incrementar el interés de una campaña que, como siempre,
corre el riesgo de no ser así de hacerse insoportablemente
larga. De entre todo lo escuchado hasta ahora destacan las
iniciativas expuestas por el Partido Popular, más
concretamente por su especialista en asuntos económicos,
Nicolás Fernández Cucurull, para la revitalización de Ceuta.
Aunque se le pueda descubrir algún flanco por pulir, son un
buen punto de partida para un objetivo que en todos los
casos debe ser prioritario. A falta de que ambos partidos
profundicen un poco más en sus etéreos proyectos sobre cómo
erradicar la inasumible tasa de fracaso escolar actual, la
propuesta del socialista José Antonio Carracao para
establecer un Centro Integral de Formación Profesional en
Ceuta o de crear ayudas específicas para actualizar el
pequeño y mediano comercio ceutí también son reseñables.
Mientras los reproches insustanciales sobre el pasado no
vuelvan a copar todo el protagonismo de la escena electoral,
todas las propuestas serán bienvenidas.
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