La directora general de Asuntos Religiosos del Ministerio de
Justicia, Mercedes Rico, considera que el ‘problema’ de los
discursos radicales en las mezquitas, “exagerado”, ha
contribuido a estereotipar a la comunidad musulmana
española: “Los jóvenes que se radicalizan, tanto musulmanes
como de cualquier otra comunidad son en general
desarraigados que nada tienen que ver con lo religioso”,
advierte en esta entrevista, en la que elogia el trabajo de
regularización de imames y mezquitas que está realizando la
UCIDCE en la ciudad y llama la atención sobre un asunto para
el que reclama la colaboración “de todos” durante la próxima
legislatura: mejorar la formación de los imames que llegan a
España.
Pregunta.- ¿La Dirección General está ‘satisfecha’, en
términos generales, con la gestión actual de los Asuntos
Religiosos en nuestro país? ¿Qué aspectos cabe y se desean
mejorar?
Respuesta: En términos generales sí. La Dirección General
está relativamente satisfecha. Sin embargo, queda muchísimo
por mejorar, en particular, en todo lo que se refiere a la
equiparación de derechos entre las distintas confesiones que
tienen Acuerdo de Cooperación con el Estado o que puedan
tenerlo en el futuro
P: ¿Y con la gestión de dichos asuntos, de la
multiculturalidad o la convivencia si podemos equiparar
estos términos, en Ceuta y Melilla, donde la existencia de
cuatro comunidades religiosas distintas es un hecho desde
hace mucho tiempo?
R: A nosotros no nos gusta hablar de multiculturalidad que
refleja una idea de separación entre culturas sino de
interculturalidad o, como usted dice, convivencia. Ya lo
dije públicamente cuando estuve allí: en este sentido, Ceuta
es un ejemplo.
P: El Estado ha emprendido un proceso, “de no retorno”
según se describió en los medios, para hacer de la libertad
de credo “un principio social evidente” equiparando, por
poner un ejemplo, la financiación vía IRPF de las
comunidades religiosas “de notorio arraigo”. ¿Se mantiene
dicha idea?
R: Por supuesto que sí se mantiene y por supuesto el camino
del pluralismo real y efectivo es irreversible. En esta
legislatura nos hubiera gustado mucho haber negociado los
acuerdos económicos correspondientes para que tanto la
Federación protestante como la Comisión Islámica de España
pudiesen incorporarse a la facilidad de financiación por la
vía del IRPF. Esto no ha sido posible estrictamente por
falta de tiempo.
P: ¿No se trata de una propuesta que ‘condenaría’ a las
confesiones minoritarias a una exigua financiación, sobre
todo teniendo en cuenta la perspectiva ceutí, donde la
mayoría de la población con menores recursos pertenece a una
comunidad en concreto, la musulmana, o se seguirían
aportando ayudas en función de necesidades acreditadas?
R: No. Esta es una facilidad que está pensada para el largo
plazo. Evidentemente en estos momentos ninguna de las
confesiones minoritarias obtendría por la vía del 0,7%
recursos importantes; somos perfectamente conscientes de que
la capacidad económica de cada uno de los fieles es pequeña.
Ahora bien, aquí estimamos que la igualdad de derechos es
tan importante como el rendimiento financiero (y, además,
quién nos puede decir cuál será la situación de aquí a 20 ó
30 años). Además, de momento y por lo menos hasta que el
rendimiento por esta vía no fuera equivalente, se
mantendrían los fondos puestos a disposición de las
comunidades por la Fundación Pluralismo y Convivencia para
sus actividades sociales y culturales que son los únicos de
los que yo puedo hablar. Sé que hay otras vías en algunas
Comunidades Autónomas y aquí en la ciudad de Ceuta.
P: En términos más genéricos, ¿cómo gestiona en su
trabajo cotidiano la Dirección General la libertad religiosa
que impone la cuestión con la evidente preponderancia y
especial vinculación histórica de la Iglesia Católica con
nuestro país? ¿Hasta qué punto influye la tradición, las
costumbres… en su gestión?
R: La tradición y las costumbres, e incluso la
preponderancia de la Iglesia Católica en nuestro país, pues
claro que influyen pero la realidad del trabajo cotidiano en
esta Dirección General es que la Iglesia Católica no nos
ocupa la mayor parte de nuestro tiempo porque con ella todo
está muy rodado. Lo que más trabajo nos lleva es convencer a
las distintas Administraciones del Estado de la necesidad de
hacer real el pluralismo religioso.
P: ¿Cómo contempla la Dirección los recientes ‘roces’
entre el Gobierno de Zapatero y la jerarquía eclesiástica?
¿Repercuten de alguna forma en el organismo?
R: ¡Pero si llevamos cuatro años de roces! Ya estamos muy
acostumbrados. Lo cierto es que, como se ha repetido estos
días, la relación no es mala pero la Iglesia tiene muchos
altavoces y muy fuertes para dar su opinión y están en su
derecho de usarlos; siempre que no se pasen demasiado de la
raya, es decir, que no olviden los principios de separación
y laicidad del Estado. En este país los partidos
“cristianos” siempre han fracasado como opciones políticas
en democracia, salvo un poco en Cataluña.
P: Más a nivel local, la comunidad hindú ceutí, con gran
arraigo, reivindica que también se la considere de ‘notorio
arraigo’ en Ceuta. ¿Corresponde esta decisión a la
Dirección? ¿Se ha estudiado el asunto?
La comunidad hindú, que yo sepa, no ha solicitado la
consideración de “notorio arraigo” a nivel nacional como sí
lo han hecho, por ejemplo, los budistas. Esto en realidad no
es más que un pronunciamiento de la Comisión Asesora de
Libertad Religiosa que, en sí mismo, no tiene ninguna
consecuencia jurídica. Quizá sea más importante la realidad
local. Efectivamente, la comunidad hindú en Ceuta tiene un
enorme y antiguo arraigo.
Las ‘mezquitas garaje’
P: A nivel nacional la proliferación de ‘mezquitas
garaje’ o de mezquitas donde se pronuncian discursos de
dudosa o imposible acomodación en nuestro sistema
constitucional ha causado cierta alarma. ¿Cómo está
trabajando la Dirección con este asunto? ¿Están de alguna
forma coordinados con las Fuerzas de Seguridad y demás
departamentos implicados?
R: El papel de la Dirección General de Asuntos Religiosos no
es vigilar los discursos ni los sermones de las mezquitas ni
de ningún tipo de templos. Nosotros estimamos que hay dos
tipos de “vigilancia” que deben ejercerse: el primero (y muy
principal) el de la propia comunidad, que debe rechazar a
quien se presenta como líder espiritual y lanza mensajes
políticos o de otra índole; la primera tarea, por tanto, y
la primera responsabilidad es la de las propias comunidades.
Evidentemente, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
tendrán que hacer su labor cuando tengan indicios de que en
determinados lugares se preparan actos delictivos, pero
confundir eso con reuniones religiosas nos ha parecido
siempre un error, aunque se hayan dado “aprovechamientos”
puntuales.
P: La comunidad musulmana española ha adolecido de no
tener una voz y una cara representativas de todo el
colectivo. ¿Ustedes también lo sufren como problema en su
trabajo o la Comisión Islámica funciona de forma
satisfactoria como interlocutor?
R: Ninguna comunidad musulmana en Europa, que yo sepa, tiene
una voz y una cara únicas. Si el Islam se caracteriza por
algo es por su diversidad. Es muy difícil que un colectivo
tan polifacético (en cuanto a orígenes nacionales, a
orientaciones religiosas, a escuelas), sea representado por
una única cara. Nosotros tenemos a la Comisión Islámica de
España que funciona, efectivamente, como interlocutor
oficial del Estado para los temas de desarrollo del Acuerdo
de Cooperación y otros que puedan interesar a la comunidad
islámica en general, y nos gustaría que fuera lo más
representativa posible sobre todo para que también fuera lo
más eficaz posible. Pero se trata de un órgano puramente
administrativo.
P: Diferentes entidades musulmanas reivindican ahora un
cambio del modelo de Comunidad Islámica de España. ¿Está
planteada esta cuestión? ¿Se hará algo así si tal decisión
les corresponde también a ustedes?
R: Tal decisión no nos corresponde a nosotros en absoluto
sino a la comunidad islámica. La estructura y el
funcionamiento de la Comisión Islámica están en sus
Estatutos que sólo a ellos les corresponde cambiar o
reformar. Nosotros podemos hablar y quizás dar nuestra
opinión, pero hasta ahí llega. Para nosotros cualquier
solución en el sentido de una mayor integración en el
sistema, de un mejor reflejo de la realidad en las
estructuras organizativas, siempre será bienvenida. En todo
caso, he de decirle dos cosas: la primera, que esta
Dirección General, no obstante tener una interlocución
oficial, digamos reglada, con la Comisión Islámica, nunca
rechaza hablar con nadie; y segunda, que el aumento del
número de comunidades islámicas que han salido de la
“oscuridad” (que en ningún caso era ilegalidad porque la
inscripción en el Registro no es obligatoria y la mayoría
estaban inscritas en algún otro Registro de Asociaciones y
han optado por inscribirse en el Registro en el Registro de
Entidades Religiosas e integrarse de una u otra forma en la
Comisión Islámica de España) en los últimos años, ha sido
muy alto. Eso nos parece muy positivo.
P: En Ceuta la federación mayoritaria, la UCIDCE, está
haciendo un gran esfuerzo por la plena “legalización” de
todas las mezquitas y asociaciones islámicas y por la
regularización con todos sus derechos de los imames que
ejercen aquí. ¿Le parece que es el camino adecuado? ¿Cuáles
deben ser las prioridades de este tipo de entidades en la
gestión y coordinación de las comunidades musulmanas en una
región? ¿Esa debe ser la prioridad? ¿Cuáles son los retos al
respecto?
R: A mí me parece muy positivo el esfuerzo que está haciendo
en Ceuta la Federación mayoritaria; ya le digo que el
término “legalización” no es exacto pero aún así es muy
estimable. Yo creo que, tras la aplicación del Decreto sobre
Seguridad Social de Imames, es imprescindible que se haga
todo lo posible porque los que ejerzan de tal en la Ciudad
estén en las mejores condiciones laborales y con todos sus
derechos.
“Nuestro papel no es ‘denunciar’”
P: ¿En lugar de limitarse a ser un organismo
‘legitimador’ a través de su Registro de Entidades
Religiosas, se plantean también un papel más activo,
denunciando a las que operan sin ningún tipo de inscripción?
R: Sin ningún tipo de inscripción, no sé si hay en muchas,
en Ceuta o en otros sitios. En todo caso, nuestro papel no
es “denunciar” sino destacar que quienes se mantienen al
margen del sistema, por voluntad propia, primero pierden
ciertos derechos , como acceder a los fondos de la Fundación
Pluralismo y Convivencia o a participar en el nombramiento
de profesores en las escuelas, etc., y los demás derivados
del Acuerdo de 1992, entre los que está la inviolabilidad de
los lugares de culto, por ejemplo.
P: ¿Considera que se ha exagerado el problema de los
discursos radicales en las mezquitas a nivel nacional?
¿Hasta qué punto lo son?
R: Pues sinceramente, creo que sí. Los jóvenes que se
radicalizan –en el ámbito musulmán como en cualquier otro-
son, en general, muchachos desarraigados o bien gentes que
están ya curtidos en órbitas radicales muy politizadas que
nada tienen que ver con lo religioso, aunque cierto tipo de
terrorismo utilice el pretexto religioso hasta sus últimas
consecuencias para de alguna forma “dignificar” sus
fechorías. Yo creo que el problema es otro: que puede haber
responsables religiosos, tanto en Ceuta como en el resto de
España, que estén lanzando desde las mezquitas mensajes no
necesariamente radicales pero sí negativos, poco tendentes a
la integración. Con frecuencia los responsables religiosos o
imames conocen mucho menos la realidad española que los
propios fieles que viven y trabajan aquí, a veces desde hace
muchos años. Eso sí me parece que puede ser un problema
serio y en eso las comunidades, las federaciones, los
responsables locales y el Estado, todos deberíamos trabajar
para mejorar la formación de los responsables religiosos. Es
un tema muy importante que habrá que abordar en la próxima
legislatura.
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