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sociedad - VIERNES, 29 DE FEBRERO DE 2008


mercedes rico. reduan.

entrevista
 

Mercedes Rico: «Hay que mejorar
la formación de los imames»

La directora general de Asuntos Religiosos
advierte del “serio problema” que puede crear la llegada a España de líderes religiosos que conocen “mucho menos” la realidad nacional que sus propios fieles
 

CEUTA
Gonzalo Testa

local
@elpueblodeceuta.com

La directora general de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia, Mercedes Rico, considera que el ‘problema’ de los discursos radicales en las mezquitas, “exagerado”, ha contribuido a estereotipar a la comunidad musulmana española: “Los jóvenes que se radicalizan, tanto musulmanes como de cualquier otra comunidad son en general desarraigados que nada tienen que ver con lo religioso”, advierte en esta entrevista, en la que elogia el trabajo de regularización de imames y mezquitas que está realizando la UCIDCE en la ciudad y llama la atención sobre un asunto para el que reclama la colaboración “de todos” durante la próxima legislatura: mejorar la formación de los imames que llegan a España.

Pregunta.- ¿La Dirección General está ‘satisfecha’, en términos generales, con la gestión actual de los Asuntos Religiosos en nuestro país? ¿Qué aspectos cabe y se desean mejorar?

Respuesta: En términos generales sí. La Dirección General está relativamente satisfecha. Sin embargo, queda muchísimo por mejorar, en particular, en todo lo que se refiere a la equiparación de derechos entre las distintas confesiones que tienen Acuerdo de Cooperación con el Estado o que puedan tenerlo en el futuro

P: ¿Y con la gestión de dichos asuntos, de la multiculturalidad o la convivencia si podemos equiparar estos términos, en Ceuta y Melilla, donde la existencia de cuatro comunidades religiosas distintas es un hecho desde hace mucho tiempo?

R: A nosotros no nos gusta hablar de multiculturalidad que refleja una idea de separación entre culturas sino de interculturalidad o, como usted dice, convivencia. Ya lo dije públicamente cuando estuve allí: en este sentido, Ceuta es un ejemplo.

P: El Estado ha emprendido un proceso, “de no retorno” según se describió en los medios, para hacer de la libertad de credo “un principio social evidente” equiparando, por poner un ejemplo, la financiación vía IRPF de las comunidades religiosas “de notorio arraigo”. ¿Se mantiene dicha idea?

R: Por supuesto que sí se mantiene y por supuesto el camino del pluralismo real y efectivo es irreversible. En esta legislatura nos hubiera gustado mucho haber negociado los acuerdos económicos correspondientes para que tanto la Federación protestante como la Comisión Islámica de España pudiesen incorporarse a la facilidad de financiación por la vía del IRPF. Esto no ha sido posible estrictamente por falta de tiempo.

P: ¿No se trata de una propuesta que ‘condenaría’ a las confesiones minoritarias a una exigua financiación, sobre todo teniendo en cuenta la perspectiva ceutí, donde la mayoría de la población con menores recursos pertenece a una comunidad en concreto, la musulmana, o se seguirían aportando ayudas en función de necesidades acreditadas?

R: No. Esta es una facilidad que está pensada para el largo plazo. Evidentemente en estos momentos ninguna de las confesiones minoritarias obtendría por la vía del 0,7% recursos importantes; somos perfectamente conscientes de que la capacidad económica de cada uno de los fieles es pequeña. Ahora bien, aquí estimamos que la igualdad de derechos es tan importante como el rendimiento financiero (y, además, quién nos puede decir cuál será la situación de aquí a 20 ó 30 años). Además, de momento y por lo menos hasta que el rendimiento por esta vía no fuera equivalente, se mantendrían los fondos puestos a disposición de las comunidades por la Fundación Pluralismo y Convivencia para sus actividades sociales y culturales que son los únicos de los que yo puedo hablar. Sé que hay otras vías en algunas Comunidades Autónomas y aquí en la ciudad de Ceuta.

P: En términos más genéricos, ¿cómo gestiona en su trabajo cotidiano la Dirección General la libertad religiosa que impone la cuestión con la evidente preponderancia y especial vinculación histórica de la Iglesia Católica con nuestro país? ¿Hasta qué punto influye la tradición, las costumbres… en su gestión?

R: La tradición y las costumbres, e incluso la preponderancia de la Iglesia Católica en nuestro país, pues claro que influyen pero la realidad del trabajo cotidiano en esta Dirección General es que la Iglesia Católica no nos ocupa la mayor parte de nuestro tiempo porque con ella todo está muy rodado. Lo que más trabajo nos lleva es convencer a las distintas Administraciones del Estado de la necesidad de hacer real el pluralismo religioso.

P: ¿Cómo contempla la Dirección los recientes ‘roces’ entre el Gobierno de Zapatero y la jerarquía eclesiástica? ¿Repercuten de alguna forma en el organismo?

R: ¡Pero si llevamos cuatro años de roces! Ya estamos muy acostumbrados. Lo cierto es que, como se ha repetido estos días, la relación no es mala pero la Iglesia tiene muchos altavoces y muy fuertes para dar su opinión y están en su derecho de usarlos; siempre que no se pasen demasiado de la raya, es decir, que no olviden los principios de separación y laicidad del Estado. En este país los partidos “cristianos” siempre han fracasado como opciones políticas en democracia, salvo un poco en Cataluña.

P: Más a nivel local, la comunidad hindú ceutí, con gran arraigo, reivindica que también se la considere de ‘notorio arraigo’ en Ceuta. ¿Corresponde esta decisión a la Dirección? ¿Se ha estudiado el asunto?

La comunidad hindú, que yo sepa, no ha solicitado la consideración de “notorio arraigo” a nivel nacional como sí lo han hecho, por ejemplo, los budistas. Esto en realidad no es más que un pronunciamiento de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa que, en sí mismo, no tiene ninguna consecuencia jurídica. Quizá sea más importante la realidad local. Efectivamente, la comunidad hindú en Ceuta tiene un enorme y antiguo arraigo.

Las ‘mezquitas garaje’

P: A nivel nacional la proliferación de ‘mezquitas garaje’ o de mezquitas donde se pronuncian discursos de dudosa o imposible acomodación en nuestro sistema constitucional ha causado cierta alarma. ¿Cómo está trabajando la Dirección con este asunto? ¿Están de alguna forma coordinados con las Fuerzas de Seguridad y demás departamentos implicados?

R: El papel de la Dirección General de Asuntos Religiosos no es vigilar los discursos ni los sermones de las mezquitas ni de ningún tipo de templos. Nosotros estimamos que hay dos tipos de “vigilancia” que deben ejercerse: el primero (y muy principal) el de la propia comunidad, que debe rechazar a quien se presenta como líder espiritual y lanza mensajes políticos o de otra índole; la primera tarea, por tanto, y la primera responsabilidad es la de las propias comunidades. Evidentemente, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tendrán que hacer su labor cuando tengan indicios de que en determinados lugares se preparan actos delictivos, pero confundir eso con reuniones religiosas nos ha parecido siempre un error, aunque se hayan dado “aprovechamientos” puntuales.

P: La comunidad musulmana española ha adolecido de no tener una voz y una cara representativas de todo el colectivo. ¿Ustedes también lo sufren como problema en su trabajo o la Comisión Islámica funciona de forma satisfactoria como interlocutor?

R: Ninguna comunidad musulmana en Europa, que yo sepa, tiene una voz y una cara únicas. Si el Islam se caracteriza por algo es por su diversidad. Es muy difícil que un colectivo tan polifacético (en cuanto a orígenes nacionales, a orientaciones religiosas, a escuelas), sea representado por una única cara. Nosotros tenemos a la Comisión Islámica de España que funciona, efectivamente, como interlocutor oficial del Estado para los temas de desarrollo del Acuerdo de Cooperación y otros que puedan interesar a la comunidad islámica en general, y nos gustaría que fuera lo más representativa posible sobre todo para que también fuera lo más eficaz posible. Pero se trata de un órgano puramente administrativo.

P: Diferentes entidades musulmanas reivindican ahora un cambio del modelo de Comunidad Islámica de España. ¿Está planteada esta cuestión? ¿Se hará algo así si tal decisión les corresponde también a ustedes?

R: Tal decisión no nos corresponde a nosotros en absoluto sino a la comunidad islámica. La estructura y el funcionamiento de la Comisión Islámica están en sus Estatutos que sólo a ellos les corresponde cambiar o reformar. Nosotros podemos hablar y quizás dar nuestra opinión, pero hasta ahí llega. Para nosotros cualquier solución en el sentido de una mayor integración en el sistema, de un mejor reflejo de la realidad en las estructuras organizativas, siempre será bienvenida. En todo caso, he de decirle dos cosas: la primera, que esta Dirección General, no obstante tener una interlocución oficial, digamos reglada, con la Comisión Islámica, nunca rechaza hablar con nadie; y segunda, que el aumento del número de comunidades islámicas que han salido de la “oscuridad” (que en ningún caso era ilegalidad porque la inscripción en el Registro no es obligatoria y la mayoría estaban inscritas en algún otro Registro de Asociaciones y han optado por inscribirse en el Registro en el Registro de Entidades Religiosas e integrarse de una u otra forma en la Comisión Islámica de España) en los últimos años, ha sido muy alto. Eso nos parece muy positivo.

P: En Ceuta la federación mayoritaria, la UCIDCE, está haciendo un gran esfuerzo por la plena “legalización” de todas las mezquitas y asociaciones islámicas y por la regularización con todos sus derechos de los imames que ejercen aquí. ¿Le parece que es el camino adecuado? ¿Cuáles deben ser las prioridades de este tipo de entidades en la gestión y coordinación de las comunidades musulmanas en una región? ¿Esa debe ser la prioridad? ¿Cuáles son los retos al respecto?

R: A mí me parece muy positivo el esfuerzo que está haciendo en Ceuta la Federación mayoritaria; ya le digo que el término “legalización” no es exacto pero aún así es muy estimable. Yo creo que, tras la aplicación del Decreto sobre Seguridad Social de Imames, es imprescindible que se haga todo lo posible porque los que ejerzan de tal en la Ciudad estén en las mejores condiciones laborales y con todos sus derechos.

“Nuestro papel no es ‘denunciar’”

P: ¿En lugar de limitarse a ser un organismo ‘legitimador’ a través de su Registro de Entidades Religiosas, se plantean también un papel más activo, denunciando a las que operan sin ningún tipo de inscripción?

R: Sin ningún tipo de inscripción, no sé si hay en muchas, en Ceuta o en otros sitios. En todo caso, nuestro papel no es “denunciar” sino destacar que quienes se mantienen al margen del sistema, por voluntad propia, primero pierden ciertos derechos , como acceder a los fondos de la Fundación Pluralismo y Convivencia o a participar en el nombramiento de profesores en las escuelas, etc., y los demás derivados del Acuerdo de 1992, entre los que está la inviolabilidad de los lugares de culto, por ejemplo.

P: ¿Considera que se ha exagerado el problema de los discursos radicales en las mezquitas a nivel nacional? ¿Hasta qué punto lo son?

R: Pues sinceramente, creo que sí. Los jóvenes que se radicalizan –en el ámbito musulmán como en cualquier otro- son, en general, muchachos desarraigados o bien gentes que están ya curtidos en órbitas radicales muy politizadas que nada tienen que ver con lo religioso, aunque cierto tipo de terrorismo utilice el pretexto religioso hasta sus últimas consecuencias para de alguna forma “dignificar” sus fechorías. Yo creo que el problema es otro: que puede haber responsables religiosos, tanto en Ceuta como en el resto de España, que estén lanzando desde las mezquitas mensajes no necesariamente radicales pero sí negativos, poco tendentes a la integración. Con frecuencia los responsables religiosos o imames conocen mucho menos la realidad española que los propios fieles que viven y trabajan aquí, a veces desde hace muchos años. Eso sí me parece que puede ser un problema serio y en eso las comunidades, las federaciones, los responsables locales y el Estado, todos deberíamos trabajar para mejorar la formación de los responsables religiosos. Es un tema muy importante que habrá que abordar en la próxima legislatura.
 


Veterana diplomática en la ONU y La Habana

Nacida en 1945 en Madrid, la directora general de Asuntos Religiosos, Mercedes Rico Carabias, es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid e ingresó en 1973 en la Carrera Diplomática. Antes de llegar a su cargo actual estuvo destinada en las representaciones diplomáticas españolas en Naciones Unidas y La Habana. Ha sido Subdirectora General del Gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores, Directora General de Política Exterior para Iberoamérica, Embajadora de España en Costa Rica, Directora de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores, Directora General de Política Exterior para Europea, Embajadora de España en Italia y Asesora en el Gabinete del Subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores. En 1998 fue nombrada Representante Permanente Adjunta para Asuntos de Desarme en la Misión Permanente de España ante Naciones Unidas con sede en Ginebra y su último puesto fue el de inspectora de Servicios del Ministerio de Asuntos Exteriores.
 

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