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                     Uno de eso que se creen que me une 
					a él una gran amistad, nada más lejos de la realidad, 
					conocido y basta, me ha preguntado en un alarde de 
					facultades físicas, a quién le voy a dar mí voto en estas 
					elecciones generales. El hombre aún sigue si enterarse que 
					los votos son personales intransferible y, por ende, 
					secreto. Y es que, queramos o no, hay quien no se entera de 
					nada. 
					 
					La repuesta era sencilla, pero me parecía una descortesía 
					dársela de esa forma. Así que opté por sacarme de la manga 
					un poco de humor, y le contesté que mí voto, sin lugar a 
					duda alguna, se lo iba a dar “ar Betí manque pierda”. 
					 
					Creí que había entendido la contestación, y mí sorpresa no 
					tuvo limites cuando me contestó: “me estás tomando el pelo”. 
					Mira si no me lo quieres decir, no me lo digas, pero no te 
					permito que me tomes a cachondeo. 
					 
					Pensé que me seguía la broma y que había comprendido lo que 
					le había querido decir con la contestación dada. Estaba en 
					un error, no sólo no entendía nada, sino que se puso serio y 
					montó en cólera, como si le hubiese insultado. 
					 
					Tuve que contar hasta diez, para no enviarlo a ese sitio 
					donde vamos todos a sentarnos encima de “roca”. Como tampoco 
					esa contestación me pareció bien, porque uno no es muy cuto 
					que digamos, pero desde pequeño recibí una buena educación, 
					decidí cortar por lo sano a un personaje, al que empleando 
					una frase de mí abuela “no había conocido ni en las bullas 
					de pascua”. 
					 
					Mira, no te conozco de nada, sólo de haberte visto alguna 
					vez que otra, donde por educación he contestado a tu saludo. 
					Eso es una cosa y otra, muy diferente, que te hayas creído, 
					ni por un sólo instante que nos une una amistad. Mis amigos, 
					tengo la buena costumbre de elegirlos yo y que, yo sepa, 
					jamás te he mostrado amistad alguna. 
					 
					Así que vamos a dejarlo claro, de una vez por toda, tú no 
					eres amigo mío y voy a votar a quien me dé la real gana. Mí 
					voto, personal e intransferible, no tengo que decírtelo ni a 
					ti ni a nadie. ¿Estás de acuerdo o te lo tengo que explicar 
					con una mayor claridad, para que no te quede duda alguna?. 
					 
					Se marchó sin decirme adiós y me dejó pesando que como decía 
					el Guerra, no Alfonso, sino el otro” hay gente pá to”. No 
					entiendo el interés de este personaje de querer saber, a 
					quién le iba a dar mi voto en estas elecciones generales. 
					 
					Daba la sensación de que era uno de los candidatos, de algún 
					partido, y que iba buscando el voto para su persona, De no 
					ser así, me cuesta un enorme trabajo entender para qué 
					quería saber a quién o quiénes iba a votar en las próximas 
					elecciones generales. 
					 
					Lo único que tengo seguro, en estos momentos, es a quién o 
					quiénes no voy a darles mí voto. No le voy a dar mí voto, a 
					quién ha perdido los papeles y se dedica a insultar en plan 
					barriobajero a todo bicho viviente. Darles mí voto sería ir 
					contra mis principios. Jamás daría mí voto a un ególatra con 
					menos porvenir en política que un mono con vértigo, que ha 
					perdido los papeles llevando por bandera el insulto y que no 
					representa a nada ni a nadie en este pueblo, por mucho que 
					siga creyéndose Séneca. 
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