Sin duda y entre otras amenazas la
lacra del terrorismo se perfila hoy día como un serio
obstáculo a la libertad y convivencia en el seno de la
sociedad, si bien la lucha contra el mismo conforma también
un escenario preocupante pues, en líneas generales, los
estados y en particular aquellos regímenes de carácter
autoritario tienden a cercenar libertades básicas, aduciendo
necesidades operativas -reales o supuestas- en la lucha
antiterrorista. ¿Podría encontrarse el Reino de Marruecos en
este supuesto?. Lejos de mí cuestionar los recientes éxitos
de las autoridades del vecino país en este campo, pero sería
necio obviar demasiadas zonas de sombra en algunas de las
medidas adoptadas, empezando por la precipitada
ilegalización de un partido islamista, “Al Badil Al Hadari”
(Alternativa Civilizacional) en base a la presunta
implicación de sus dos principales líderes en la célula
terrorista ”Belliraj”, feliz y recientemente desmantelada
Tuve ocasión, tiempo ha, de cambiar impresiones con uno de
los detenidos (el tangerino Amin Ragala, un hombre por lo
demás procedente de la izquierda) y no intuí en sus palabras
ningún atisbo o veleidad contemporizadora con el complejo
fenómeno del terrorismo islamista. Por otra parte el
ministro de Interior, Chakib Benmoussa, ha mezclado a mi
juicio demasiadas cosas en sus comunicados oficiales: el
terrorismo de ideología chiíta no tiene nada que ver con el
salafismo yihadista de “Al-Qaïda, más aun, ¡se están matando
entre ellos en Irak!; en cuanto a que “Al Badil Al Hadari”
se estuviera financiando con blanqueo de dinero, tiene
gracia la cosa y, quien conozca Marruecos, sabrá leer entre
líneas; en fin, ¿no pudiera ser que el régimen, el “Makhzen”,
estuviera enviando un mensaje nada sutil al islamismo
político marroquí…? De algún modo, ciertos líderes del PJD
(Partido de la Justicia y el Desarrollo) ya están poniéndose
la venda antes de la herida: ¿acaso algunos de sus
dirigentes temen que les lean ahora la cartilla por su
pasada oscurantista y radical en el seno de la “Chabiba
Islamiya” (Juventud Islámica) de Mouti?. Por lo demás,
coincido en un primer análisis de los hechos con la línea
editorial de Jamal Berraoui en el último número del
semanario ‘Challenge’: “El nuevo asunto del terrorismo es
peligroso porque sus autores tienen raíces en la historia
del movimiento islamista”. Esa es la primera cuestión de
doble lectura y el hilo de un ovillo que, acaso con impulso
soberano, pudiera empezar a desenredarse cara al horizonte
de las próximas elecciones municipales. Una intuición.
También fue llamativa el martes 19 de febrero la
ratificación de la condena (siete meses de prisión en firme)
por la Corte Suprema contra Mustafá Hormatallah, acreditado
periodista de “El Watan Al An”, como autor de un elocuente
dossier publicado el 14 de julio de 2007 bajo el título “Los
informes secretos detrás del estado de alerta en Marruecos”,
elaborado en base a documentación oficial obtenida
presuntamente de forma fraudulenta.
Finalmente y en lo que parece otra vuelta de tuerca, la
Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha puesto el
grito en el cielo por los “detenidos políticos” (sic)
juzgados también el 19 de febrero, esta vez en Fez, por su
implicación en los sucesos del 23 de septiembre de 2007 en
Sefrú. Demasiadas coincidencias, ¿no?
|