Han empezado las entrevistas y los
debates y, como no puede ser de otra forma, a unos les ha
parecido una buena actuación de su candidato mientras, por
supuesto, los del bando contrario han visto en la
intervención del su ponente una muy mala imagen. Las cosas
son así y nada ni nadie la va a cambiar. Los mejores siempre
serán los nuestros y los peores los contrarios. Y no hay más
cera que la que arde.
El jueves, en programas nocturnos, nos ofrecieron en
distintas cadenas, una entrevista al presidente del
Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero y un debate entre el
ministro de Economía, Solbes, y el representante del Partido
Popular, Pizarro. El nivel de audiencia, en ambos casos, no
fue el esperado, sobre todo en el debate entre Solbes y
Pizarro. Quizás, en este debate, la audiencia fue más baja
porque, a la misma hora, se estaba ofreciendo el programa
ese de perdidos en Honduras, y el personal estaba más
interesado en saber quién se marchaba del concurso que en
escuchar hablar de número y de cómo va el país en cuestión
económica. Todo un detalle del personal que indica, con
claridad meridiana lo poco que le importa la política y lo
que digan los políticos. Así nos crece el pelo. Según las
encuestas, que leyeron al final de la entrevista al
presidente del Gobierno, no había estado muy convincente en
sus manifestaciones, sólo había convencido a un cuarenta por
ciento de la audiencia.
Las elecciones generales se presentan duras y difíciles para
los dos grandes partidos. Quizás se aclaren muchas cosas en
el debate que van a tener Zapatero y Rajoy. Aunque desde mí
personal punto de vista, igual cometo un error, no se
sacarán grandes conclusiones, porque el pensamiento de
muchos españoles está decidido y no va a influirles en nada
ese debate. En los únicos que pueden influir son en los
indecisos que, según dicen los entendidos, son los que
pueden darle la victoria a uno u a otros, con sus votos.
La buena marcha de un país y el mejor nivel de vida de sus
ciudadanos depende, sin discusión alguna, de la buena marcha
de su economía. La buena marcha de su economía crea algo tan
importante como puestos de trabajo, lo que da una mayor
riqueza a un país. Y, en la actualidad, la economía española
no pasa por sus mejores momentos. Los artículos, incluidos
los de primera necesidad han superado con sus subidas, en
mucho a los salarios. Con lo cual el nivel económico de los
currantes se ha reducido en un importante porcentaje que en
nada beneficia al desarrollo económico del país y que lleva,
al mismo a un aumento del paro.
Esa, la economía, va a ser el caballo de batalla, me da la
sensación no extraña, del debate que vana mantener los
líderes de los dos más importantes partidos de España. Ante
la igualdad que, al parecer, mantienen en intención de
votos. Los más entendidos, en la materia, aseguran que
existe un empate técnico. Si ellos lo dicen sus razones
tendrán para hacer esa aseveración.
Las encuestas, en las que no creo, soy muy incrédulo en esos
asuntos, dicen lo mismos que los entendidos aunque algunas
encuestas se han pasado varios pueblos, barriadas y calles.
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