CEUTA.- Monologuista en circunstancias puntuales, humorista
convencido, “sin vergüenza y cara dura”, este artista de
marchena, “un pueblecito de sevilla”, visitó ceuta por
primera vez para abrir la programación humorística
organizada por La Sala. Tras confesar tenerle miedo a los
viajes en barco y “pánico” al agua, el joven cómico bromeó
diciendo haberlo pasado “muy bien” durante su travesía del
estrecho y añadiendo que incluso vió “tres o cuatro veces a
Leonardo DiCaprio” en ella.
Antonio Ocaña concedió una entrevista a ‘EL PUEBLO’, minutos
antes de enfrentarse al único momento que le pone nervioso,
la subida al escenario para hacer suyos y convertir en risas
los problemas cotidianos de la sociedad.
Pregunta.- Sus trabajos para ‘Paramount Comedy’ ¿fueron
los inicios de Antonio Ocaña como humorista?
R.- Sí, fueron los primeros que me dieron la posibilidad de
actuar en un local con público. Escribí un texto, lo envié,
les pareció bueno y quisieron ver cómo lo interpretaba yo. A
raíz de ahí, seguí trabajando para ellos, ahora a principios
de marzo grabaré el primer monólogo para emitirlo en el
canal, y al mismo tiempo fui conociendo a otros cómicos que
también me han dado trabajos como Tony Rodríguez.
P.- ¿Cómo le ha surgido la idea de dedicarse a la
comedia?
R.- Desde siempre me han adjudicado los papeles de
graciosillo. Entonces llegó un momento, hace cinco años, en
el que yo dije, bueno por qué no intento sacar partido de
ésto, lo encauzo, me preparo de alguna manera e intento
ganarme la vida de esta forma. De hecho había hecho obras de
teatro, donde yo prefería ser el cómico, a lo mejor por
quitarme responsabilidad ya que el cómico nunca va a ser el
protagonista de la obra.
P.- Sin embargo, ahora es el protagonista...
R.- Ahora soy el protagonista si sale bien, porque si sale
mal soy el gilipollas que se ha subido ahí arriba a
amargarnos la noche.
P.- ¿El humorista nace o se hace?
R.- Tiene que tener una chispita de algo dentro, a parte de
mucha caradura, muy poca vergüenza. Pero también se hace
porque tiene que prepararse en cuanto a conocimientos y
técnicas que hay que poner en práctica para provocar la risa
del público. Aunque parezca muy fácil, a mí me resulta muy
complicado conseguir que los espectadores se rían.
P.- ¿Cómo la busca con lo que cuenta o con la forma de
contarlo?
R.- Yo tengo un método que mucha gente lo critica, que es
meterme conmigo mismo. A las personas, cuando ven los
problemas que ellos mismos tienen reflejados en otras
personas, les resulta más fácil reirse y relajarse.
P.- ¿A qué dedica más tiempo de ensayo a documentación o
a dramatización?
R.- A la dramatización. Muchas veces se dicen palabras o
frases que no tienen ningún sentido ni gracia, pero que
dependiendo de la forma, de la cara o del gesto que hagas,
puede cambiar completamente o puedes hacer que el público,
cada uno de ellos, se haga la idea de lo que cree que yo
quiero decir, que cuando descubren realmente a lo que me
refiero, es cuando se provoca la risa.
P.- ¿Qué expectativas de futuro ahora?
R.- Desde que empecé, tanto a nivel profesional como
personal estoy atravesando el mejor momento de mi vida y
haciendo cosas, como actuar por toda España, que nunca me
hubiera imaginado. Así que prefiero no pensar y tocar
madera. Aunque, en un futuro, me gustaría tener una sección
continua en un programa de televisión.
P.- ¿Qué temas suele tratar en los monólogos?
R.- Los temas más recurrentes que se tratan cuando uno no
sabe de qué hablar, son sexo y drogas. Funcionan porque sin
dejar de ser actuales, aún son un poco tabúes. Pero esto es
lo fácil. Lo difícil es encontrar un tema que sea lo más
cotidiano posible, con el que la gente se identifique y se
ría. Además hay un cómico, Daniel Rovira, que dice que el
público es muy solidario. Tú subes al escenario, te caes, te
rompes la pierna y ellos por solidaridad se parten el culo
de risa.
P.- ¿Se le quedó alguna vez la mente en blanco?
R.- Muchísimas veces, sobre todo cuando improvisas y te
encuentras con alguien en el público que también lo hace al
mismo tiempo que tú. Llega un momento en que pierdes la
concentración y no tienes más remedio que compartir el
sueldo y mandarle callar.
P.- Cuéntenos un chiste a los lectores de ‘EL PUEBLO’.
R.- Eso es una putada. Es como si alguien te dice que es
médico y le dices que te opere, o arquitecto y le mandas que
te haga un puente.
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