El pasado viernes 22 y en su nº
329 el semanario “La Vérité” dedica su página cuatro a “El
Pueblo de Ceuta”, reproduciendo elegantemente el “Sniper”
que este medio publicó el lunes 18 de febrero
(“Marruecos-España: las mentiras de La Vérité”, repásenlo
para entender la polémica”) más una correcta contestación
del colega al que había criticado, El Houssini Majdoubi, en
un amable tono que hago mío además de agradecer a la
publicación marroquí (cosa poco usual, pero que da el nivel
de su profesionalidad) la posibilidad que da a sus lectores
de poder consultar otras opiniones. Puedo asumir algunas
cosas, enterándome por la pluma de mi respetable colega (al
que confío en poder saludar un día personalmente) que
algunas de sus frases (semejanzas entre la Inquisición y el
programa del PP) habían sido tomadas del partido de “Los
Verdes”. El señor Majdoubi también recoge a continuación las
palabras de nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Miguel
Ángel Moratinos, calificando a la Iglesia Católica de
“integrismo y extremismo”, preguntándose el colega en buena
lógica “¿Qué opinión podría esperarse entonces de los
inmigrantes musulmanes?”. En este contexto, a Majdoubi no le
falta razón.
Pero el periodista del vecino país se equivoca de cabo a
rabo con el titular escogido en su réplica, “Estos españoles
que no aceptan las críticas”, pues es tan erróneo en mi caso
como cierto que los marroquíes (igual que el resto de los
musulmanes) gozan en España con cualquiera de su estatus
(nacionalidad adquirida, visado de larga duración o permiso
de residencia) de las mismas libertades (de expresión y
religión entre las primeras) que el conjunto de los
españoles, algo mi estimado amigo que los occidentales no
podemos decir de los países árabes y musulmanes, aun cuando
en algunos como el Reino de Marruecos (donde vivo, trabajo y
tengo mi familia) gocemos de unas condiciones digamos que
privilegiadas dentro de ese ámbito. Tranquilícense ustedes,
en ninguna parte de España (ni en los “enclaves”, sic, ni en
la Península) se anda a la “caza” de los marroquíes (como se
desprende de la portada de su nº 328), ni tampoco (¡iría en
contra de la Constitución española!, amigo Majdoubi) es
posible ninguna “conversión forzosa” de la población
musulmana. España, Occidente en su conjunto, no son países
islámicos en los que en ninguna caso (ni en Marruecos,
amigo) es posible la conversión al revés; incluso como bien
sabes -a estas alturas creo que podemos permitirnos el
tuteo- abandonar la religión islámica por otra (cualquiera)
se castiga en muchos Estados con la muerte o severas penas
de prisión. El debate sobre el “hiyab” en las escuelas (no
en la calle, donde la libertad impera) es harina de otro
costal.
Es también perfectamente constatable el lógico seguimiento
desde Rabat, no exento de preocupación “de Estado”, al
proceso electoral abierto en España así como el apoyo
mediático que la prensa marroquí está dando al partido de
Zapatero, el PSOE. Unos y otros sabrán el por qué. ¡Ah, se
me olvidaba!: comentarles que en Nador, a solo quince kms.
de la ciudad hermana de Melilla, las fuerzas de seguridad
marroquíes han vuelto a localizar otro alijo de armamento y
munición. Enhorabuena. ¡Ya van dos en menos de un mes!.
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