En una sociedad donde se pone de manifiesto constantemente
la individualización en todas las facetas de nuestra vida
(afectiva, social, educativa,…) emerge un deporte, todavía
lactante, pero de gran repercusión, fundamentalmente en el
ámbito educativo: el kin-ball sport.
La Asociación de Maestros de Educación Física de Ceuta (AMEFIS)
ha organizado un curso teórico práctico de este novedoso
deporte con el objetivo de buscar una mayor motivación del
alumnado y de introducir esta práctica física en la ciudad a
través de la escuela. Tras más de un año intentándolo,
AMEFIS consiguió que viniera a Ceuta un entrenador de la
Asociación Española de Kin-Ball (AEKBS) para enseñar en un
taller de 25 personas los aspectos básicos del juego
(estrategia, reglamento, materiales,…) y así poder empezar a
desarrollar el deporte en la ciudad.
Una vez completados los créditos teóricos presenciales de
este curso, impartidos por Fernándo Sánchez (jugador y
entrenador de la Federación Española) los asistentes se
“sorprendieron” por lo “diferente y divertido” que es este
deporte de tal manera que, ahora, además de incluirlo en la
escuela, se plantean formar varios equipos en la ciudad
“para hacer campeonatos y participar también en las
competiciones a nivel nacional”, apunta Jesús Checa,
presidente de AMEFIS.
¿Qué es el kin-ball?
El kin-ball sport es un deporte muy joven, federado y en
continua expansión, que fue inventado por el licenciado en
Educación Física canadiense Mario Demers en el año 1986, con
el objetivo de promover la salud, la cooperación, el trabajo
en equipo y la deportividad.
Según la federación española de kin-ball ya hay “más de
cuatro millones de personas, en más de 10 países de América,
Asia, y Europa”, que practican este deporte, que ha sido
presentado como deporte de exhibición en los Juegos de
Québec en un par de ocasiones. Además, ya se han iniciado
las gestiones correspondientes para presentarlo como deporte
olímpico
¿Cómo nace el kin-ball sport?
Durante los años 80, el profesor de educación física Mario
Demers, preocupado por la educación que se impartía en los
colegios de su localidad, Québec (Canadá), y cansado de
enseñar siempre con los deportes tradicionales, se dedicó a
pensar en una nueva actividad que les motivara a participar
en la práctica deportiva.
Tras barajar varias posibilidades, este profesor fue
descubriendo que un sistema de juego de tres equipos era
mucho más efectivo que los tradicionales para facilitar la
implicación y la participación de todos los jugadores y en
1.986 creó el kin-ball sport.
¿Cómo llega a España?
Una vez desarrollado el kin-ball, Demers empezó a
promocionarlo por Canadá y posteriormente por otros países
hasta que en el año 2000 este profesor llegó a España
invitado por el INEF de Madrid. A partir de este contacto
del inventor del kin-ball con la capital del país, se creó
un pequeño grupo de entrenamientos, y la empresa
distribuidora de material para esta práctica deportiva
también empezó a organizar varias sesiones de ensayos.
En el año 2003, se celebró el campeonato de Europa en
Francia y en nuestro país se preparó a un equipo que
representara a España en esa competición. Varios profesores
y técnicos de educación física asistieron a este evento y
regresaron a España encantados con la experiencia y con una
gran motivación que les hizo crear la Asociación Española de
Kin Ball Sport (AEKBS) en noviembre de ese mismo año, con el
objetivo de promocionar el kin-ball a través de varias
acciones como la creación de escuelas y clubes escolares y
universitarios, organización de competiciones y eventos,
formación de profesionales, entre otras. “Entre 2003 y 2007
hemos conseguido que el Kin Ball se arraigue en varias
provincias” señala Fernando Sánchez Morales, que además de
jugador y entrenador es el director de promoción de este
deporte en nuestro país. En España ya hay creadas cinco
asociaciones territoriales y se están organizando eventos y
competiciones oficiales a lo largo del año, tanto por parte
de la AEKBS como por parte de las asociaciones
territoriales, que dan la clasificación para el campeonato
de España. En el 2007 se celebró en Asturias y lo ganó esta
misma región.
“La guinda a estos cuatro años de expansión la hemos puesto
en noviembre del año pasado con la organización del
campeonato del mundo en Bilbao”, apunta Sánchez. Canadá,
“con varios años de ventaja sobre los demás países”, se ha
llevado el oro y España, pese a tener “muy buen nivel a
nivel internacional”, sólo ha podido ser séptima a nivel
masculino y sexta en femenino. Actualmente, en nuestro país
ya hay registradas “más de 300” fichas de practicantes de
kin-ball sport.
¿Qué se necesita para jugar al kin-ball?
Para jugar un partido de kin-ball sport se necesita: tres
equipos de cuatro jugadores, un recinto cubierto de 20 x 20
metros (la mitad de una cancha de futbol sala), una pelota
gigante de 1,22 metros de diámetro y tan sólo un kilogramo
de peso y “muchas ganas de divertirse”, señala Fernando
Sánchez, “aunque también solemos recomendar el uso de
rodilleras”, continúa.
¿Cómo se juega?
El kin-ball es un deporte que se practica en un campo de 20
x 20 metros, en tres tiempos, de quince minutos cada uno,
cuya peculiaridad principal es que juegan tres equipos (de
cuatro personas) a la vez. El balón lo pone en juego uno de
los equipos mediante un saque especial. Siempre va a haber
un equipo que tenga la posesión del balón, que, a su vez, va
a ser el responsable de atacar y que tiene que conseguir que
la pelota toque el suelo antes de que lo recepcione el
equipo al que va dirigido ese ataque. Antes de lanzar la
bola, el atacante nombra a uno de los otros dos equipos (“omnikin”
y el color del equipo) que deberá recepcionar el balón
evitando que éste toque el suelo y, una vez conseguido,
organizar rápidamente su saque.
El reglamento del juego garantiza que se valore la capacidad
estratégica de los equipos así como el cumplimiento y la
promoción de los valores que su Mario Demers pretendía
inculcar a los alumnos de las escuelas: cooperación,
participación mixta, juego limpio.
Valores que promueve el kin-ball
El hecho de que lo haya inventado un profesor con el
objetivo inicial de usarlo como una herramienta educativa en
su trabajo se ve reflejado en la cantidad de valores que
promueve este deporte.
Por un lado, premia el juego limpio (‘fair play’). “El
respeto y la tolerancia son nuestros ideales” recalca
Fernando. El reglamento del kin-ball castiga duramente las
actitudes antideportivas y no permite el contacto físico con
los rivales.
Además, es un deporte muy cooperativo, todos los jugadores
participan en cada punto ya que todos tienen que tocar el
balón antes de lanzar, y ninguno puede lanzar el balón dos
veces seguidas. Con esta norma, se permite que alguien sea
individualmente bueno pero ello no excluye la participación
por un igual del resto de compañeros.
Este juego también facilita situaciones de éxito para todos
lo que garantiza el disfrute del grupo de participantes. Por
ejemplo, en cada una de las jugadas intervienen todos los
componentes de cada conjunto y el sistema de puntuación
asegura que todos los equipos puntúen, ya que si uno comete
falta los otros dos suman puntos. Por otro lado, si dos
equipos tienen una diferencia de dos puntos no se pueden
atacar entre sí (en este caso sólo se podría atacar al
primero) y el primero no puede atacar al que vaya tercero.
Con esta paridad en el marcador se consigue que todos los
equipos estén implicados en el partido hasta el último
minuto.
Fernando Sánchez también destaca su accesibilidad, lo que
favorece su implantación y práctica en los colegios. Es “muy
sencillo” aprender a jugar, incluso desde los 8 años. Aunque
como las normas son “un poco complejas para los más
pequeños, “es recomendable” comenzar con un juego sencillo e
ir metiendo reglas poco a poco”. Tiene ese “carácter
coeducativo”, todos están “obligados a participar
colectivamente en ataque y en defensa, el deporte ya viene
adaptado a los centros y el balón, aunque sea grande,
rápidamente aprenden a manejarlo”.
Por otro lado, el kin-ball promociona la igualdad de género,
participan juntos hombres y mujeres. Con esta medida, en la
escuela se consigue “romper los tabúes que tienen los más
pequeños de que los niños juegan por un lado y las niñas por
otro”, explica Sánchez. Y es que para jugar al kin-ball a
nivel nacional es requisito indispensable que los equipos
participantes sean mixtos. Sólo en competiciones
internacionales, a nivel de selección, se separan las
categorías masculina y femenina.
Es un deporte que favorece la no violencia. El contacto
físico y la agresión verbal no están permitidos, de igual
forma no existe riesgo de lesión.
Pero el kin-ball también requiere un esfuerzo físico. “Es un
deporte “muy intenso” que exige un trabajo aeróbico
“excelente”. “Cada vez que un equipo va a lanzar la pelota,
los compañeros se agachan para colocársela al lanzador.
Entonces constantemente te estás agachando y levantando,
esprintando para coger un balón, corriendo para lanzar, es
muy explosivo, aclara el director de promoción de kin-ball
en España. Con este deporte se desarrollan capacidades
físicas como velocidad de reacción, visión espacial, fuerza,
coordinación, equilibrio.
Por todo ello, el kin-ball sport, además de ser un deporte
completo, es una herramienta educativa muy útil, divertida y
recomendable para personas de cualquier edad, generalmente a
partir de quinto de Primaria.
Dificultades de implantación
Al ser un deporte minoritario, el material de uso es caro,
por ejemplo la pelota cuesta alrededor de 150 euros, sin el
compresor necesario para llenarla de aire. Sólo existe una
casa distribuidora de balones de kin-ball que es canadiense,
por lo que además en España el precio de los productos se
encarece aún más por la importación.
Por otro lado, la Asociación de Maestros de Educación Física
se encuentra con otro problema añadido para promocionarlo en
la ciudad: la necesidad de un recinto cerrado para su
práctica. Las características del balón requieren que se
juegue en un pabellón interior para que éste no se estropee
y “en Ceuta están casi siempre ocupados por los deportes
tradicionales”, lamenta el presidente de la asociación Jesús
Checa. En cualquier caso, los integrantes de AMEFIS,
promotores de este deporte en la ciudad, están dispuestos a
practicar este deporte al menos una vez a la semana “a la
hora que sea y el día que nos den”, por lo que esperan tener
acceso semanal a alguna de las pistas cubiertas de la
ciudad.
Todos las personas interesadas en conocer o practicar este
deporte pueden ponerse en contacto con AMEFIS (asociación de
maestros de educación física) a través de su página web:
www.amefis.es.
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