Ya estoy echando de menos la
ciudad de los dos mares y las siete colinas, sobre todo a mi
mujer e hijo. Ya tengo ganas de estar con ellos y de paso
enterarme de cosas de mi ciudad, cosas que luego me sirven
para crear opiniones, encontradas o no, y como aquí, en
Mataró, no tengo suficientes noticias de actualidad debo
conformarme con las noticias que periódicamente me remiten
las agencias.
Mientras voy siendo depurado a través de comprimidos y
grageas de todos los gustos, me dedico a depurar el PC que
anda infestados de virus hasta el “mouse”.
Barcelona ya no es lo que era, ahora tengo que ir con
extremo cuidado cuando conduzca mi coche por las autovías:
en un área circular, de 15 kms de radio, está prohibido
circular a más de 80 km/h y ello implica que cada día sean
cazados más de 700 conductores que sobrepasan esa velocidad.
Hasta ahora, mi amigo Josep Pérez Moya, director de Tráfico,
lleva firmadas más de 21.000 multas; las arcas de la
Diputación Provincial estarán repletas de euros.
De momento están estudiando si retiran el coche a los
conductores reiterativos en sanciones, buena pauta para
nuestra Ciudad, a cuyo responsable de circulación sugeriría
que retiren todos los ciclomotores que comentan infracciones
y superen un tope preestabecido, así como a aquellos
conductores que son la repera.
Esta mañana me he dado un paseo por la playa, el magnífico
tiempo que impera por estas latitudes así lo permite, y veo
que las manchas de fuel que limpiaron en Girona han invadido
la playa mataronense. Todo un negro espectáculo grasiento.
Entrando ya en el tema que más me gusta, he seguido con
detenimiento el debate entre Solbes y Pizarro. De todo lo
debatido me quedo con lo que retrata perfectamente al
ejecutivo ahora convertido en político pepero: su tendencia
a las privatizaciones de los entes institucionales del
Estado. Paso de que Solbes haya ganado el debate, paso que
los peperos pretendan excusar todo lo inexcusable, paso de
que España vaya bien o no. Mis propios ojos no me pueden
engañar y me confirman que el país va bien.
Comprendo que en Ceuta quieran que gane el PP, pero no
esperen demasiado de este partido, todas sus promesas
quedarán en aguas de borrajas en cuanto asuman el bastón de
mando del Gobierno del país: irán a lo suyo y se olvidarán
del pueblo… al tiempo.
Mientras en los Balcanes hay un serio follón con inclusión
de las amenazas de Rusia con intervenir, en el país sigue la
farándula política de las próximas elecciones y por querer
saber más, me acerco a los centros de los partidos políticos
de aquí, de Barcelona, y me asusta la tendencia de los
republicanos.
España, tarde o temprano tendrá que reconocer a Kosovo y
ello es una baza peligrosa para el país, ya que algunos
partidos están velando armas para salir a la palestra con el
deseo de independentismo pegado a la frente.
Los republicanos de ERC ya andan en mítines hablando de la
independencia de una manera muy optimista. Mala cosa que
salgan ahora aprovechando la encrucijada en que se encuentra
el país. Más correctos son los de CiU.
Ya vemos por dónde nos ha salido Mohamed Alí con su apoyo
incondicional al PSOE, atrás quedó olvidado el pacto con IU
y el pobre Llamazares se queda con un palmo de narices.
Es listo el joven abogado de la UDCE, sabe ver con claridad
por donde van los tiros, digo los votos y ello habla en su
favor, ya que sería de tontos unirse a perdedores, más aún
cuando es en tierras siempre disputadas.
Por quién menos apuesto, en todo el país, es por UPyD ya que
no me agrada, lo confieso, Rosa Díez. ¿Qué se puede esperar
de una política que cambia con facilidad de chaqueta,
después de aprovecharse para ocupar cargos importantes?
Los hombres del PSPC harían bien en integrarse en la
disciplina del PSOE y con ello engrosar las posibilidades de
éste partido de cara a las elecciones del 9-M. No tiene
sentido que pretendan acudir a unas elecciones generales con
la pinta que tienen… si en Ceuta no ganaron ni un diputado
¿cómo van a ganar para el Congreso o Senado? ¡Qué ilusos!
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