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OPINIÓN - SÁBADO, 23 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

El momento de Alí
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es el título de la columna publicada el 2 de diciembre pasado y que, debido al apoyo que la UDCE ha decidido prestarle al PSOE en las elecciones generales, creo conveniente reproducirla en su totalidad. Escribí entonces: Las elecciones generales tienen condicionado, en estos momentos, al Gobierno presidido por Juan Vivas. De ahí que sea normal el que éste invoque cada día a todos los santos para que sea Mariano Rajoy quien empiece a vivir en la Moncloa dentro de unos meses.

De no ser así, es decir, si José Luis Rodríguez Zapatero no tiene que mudarse y buscar refugio en su León natal, el presidente Vivas es consciente de que le esperan años de enfrentamientos con los socialistas. Por más que él tenga acreditada fama de humildad en sus declaraciones y de bonhomía en su comportamiento. Aunque Aróstegui vaya diciendo que la humildad del presidente es tan falsa como burguesa su bonhomía.

Vivas piensa ya que una derrota del PP podría generar disturbios en la calle Génova. Lo cual redundaría en contra del buen funcionamiento de todas las sedes populares. Pues una derrota electoral de Rajoy es sinónima de fracaso y los fracasos acaban en reyertas y luchas fratricidas. Y ese cainismo tan habitual en la derecha serviría para despertar las iras de quienes en cada ciudad sienten sus derechos, como militantes, dañados y pisoteados por la bota del fustigador de turno.

Así, Vivas no quiere que, si se produce el desastre, lo coja desprevenido y lo deje como la flor del vilano: expuesto a que jueguen con él todos los vientos. Porque no sería descabellado adelantar que pudiera sentirse tan solo como desamparado. Dejemos volar la imaginación... Que, aunque sea tenida por la loca de la casa, en este caso juega con la ventaja de prever las posibilidades que se barajan sobre qué partido será el ganador. Por más que se insista en el llamado empate técnico entre socialistas y populares. De manera que vamos a dar la victoria a Zapatero. Si bien para formar Gobierno deba pactar con los nacionalistas.

¿Han pensado ustedes en qué ocurriría si el nuevo Gobierno encabezado por ZP decide que Jenaro García Arreciado sea quien deba continuar ejerciendo como delegado del Gobierno en esta ciudad? Un delegado subido de tono, eufórico por la victoria y enterado ya de cuanto se cuece en la ciudad y, por supuesto, de quién es quién. Entonces, Francisco Antonio González, al margen de que la política sea tan cambiante y consiga juntar a veces en el tálamo a personas que se odian, tendría que poner fin a su verborrea. Por ser contraproducente.

A ese frente, el que puede abrirse en la Delegación del Gobierno, se le uniría el existente durante los últimos años: el de Mohamed Alí. Si acaso el PP no consigue ofrecerle cuanto antes medios con los que el dirigente de la UDCE pueda convencer a su clientela de que ya ha tocado poder. Con el permiso de Mohamed Musa, que tampoco pondría pegas si ve que a cambio hay razones de buen tino y provecho. Por todo ello a Alí le ha llegado la hora de sentarse a la mesa del PP como invitado especial. Pues se le va a necesitar más que nunca. Hasta aquí lo que dijimos en diciembre.

Resultado: el PP ha intentando ganarse la confianza de Alí. Sin éxito. En cambio, el PSOE lo ha logrado contra pronostico. ¿Qué papel habrá desempeñado el delegado del Gobierno? Ah...
 

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