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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Ceuta, entre el Tabligh y el Salafismo Yihadista (y II)
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

No soy lo suficientemente imbécil para no ser autocrítico y darme cuenta de que pudiera, indirectamente, estar haciéndole el juego a Marruecos. Ya. Naturalmente no es así, si bien reconozco sin circunloquios que el efecto colateral de algunas de mis líneas pudiera beneficiar a nuestro vecino país del sur. Pero yo no me invento los hechos, si bien éstos -como todo- son matizables y partamos de un principio: “el enemigo de mi enemigo no es, forzosamente, mi amigo”. Eso creyeron los norteamericanos con su antiguo agente en Afganistán, Osama Ben Laden; el resto de la historia ya la saben. También, en Oriente Medio, pensó lo mismo Israel, apoyando inicialmente a “Hamás” intentando debilitar en su momento a Yaser Arafat y ahí están los resultados. ¿Y en España?. Pues con la idea de frenar la influencia de Marruecos se viene sosteniendo oficialmente el ala dura del islamismo, a priori no violento, representada en la Comunidad Islámica de España (FEERI y UCIDE) por los Hermanos Musulmanes y el Tabligh, que se están haciendo con el control de gran parte de las comunidades “reislamizándolas” desde la base. Ya nos estallará en la cara. En Ceuta y Levante el asunto es más grave, pues se ha permitido el asentamiento de una corriente hostil a Rabat y al mismo Mohamed VI, el movimiento extremista “Justicia y Espiritualidad” del jeque Yasin (esa es la traducción exacta en lugar de “Justicia y Caridad”, no me sean obsoletos). Estamos a mi juicio jugando con fuego.

Veamos, porque nos enfrentamos a tres escenarios diferentes, aunque actuantes a veces como vasos comunicantes: una cosa es el “terrorismo islamista”, otra la “islamización” y finalmente estaría la “marroquinización”, que presentaría dos perfiles como veremos más adelante. Pero antes de continuar una observación digamos que profiláctica: a cada problema su solución. ¿Acaso tomaríamos la misma medicación para un dolor de cabeza y un ardor de estómago?. Bien, hay una “marroquinización” preocupante y otra útil y necesaria: en la primera, el proyecto anexionista sobre Ceuta y Melilla que ha vivido en los últimos meses unos repuntes perfectamente orquestados; entre la segunda la versión religiosa del Islam marroquí, el “sunnismo malikismo” amparado por el Makhzén y cuyo titular, el rey Mohamed VI en su papel de “Amir Al Moumenim”, es el referente. Pues bien, en principio ésta es la tradición seguida mayoritariamente por los musulmanes afincados en España (Ceuta incluida, obviamente) y esta versión moderada de la religión islámica ¡es la que a todos nos interesa!. Profesional y lealmente considero que deberíamos alcanzar y amarrar con el Reino de Marruecos un pacto de Estado en esta dirección, limitando y controlando conjuntamente interpretaciones radicales y fundamentalistas, abiertamente islamizadoras de su entorno, cuyo “modus operandi” a nivel ideológico y práctico está resultando ser ¡un coladero de terroristas! y un peligro real para ambos países.

El martes, poco antes de almorzar, tuve la feliz ocasión de intercambiar unas breves palabras y un cálido apretón de manos con el presidente Juan Vivas, por el que a título personal siento un cálido y sincero afecto. Por cierto: de lo que está cayendo, el que desde luego no tiene ninguna culpa es el mensajero.
 

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