De nuevo tenemos que emplear
nuestro espacio para lamentar el fallecimiento de un buen
amigo, de una gran persona y, en este caso, de un padre
ejemplar y de un verdadero profesional de la Medicina que
nos ha dejado para siempre: D. Jose Luis Ascaso Señor (q.e.p.d.),
Coronel Medico de Sanidad Militar.
La muerte de José Luís, en este caso lamentablemente
esperada, y llevada por su familia con ejemplar resignación
como correspondía a las arraigadas creencias cristianas que
él le supo infundir, deja una estela de grandes amigos tanto
en el estamento militar como en la vida civil en Ceuta,
donde ejerció la especialidad de Ginecología durante mas de
cuarenta años granjeándose el aprecio y el reconocimiento a
su buen hacer profesional así como su exquisito trato
personal de cuantas personas tuvieron la necesidad de que
les atendiera profesionalmente y , por otro lado, entregado
a Ceuta, a la que desde el lugar que le correspondió asumir,
defendió siempre con el mayor celo, conocimientos y
esfuerzos.
En la vida civil, el Dr. Ascaso, guiado de su afán por
servir a los demás y como no podía ser menos, fue fundador
en Ceuta, y posteriormente presidente, del Rotary Club,
asociación internacional (según hemos podido saber) de
líderes y profesionales que proporcionan servicio
humanitario, promueven la práctica de elevadas normas de
ética en toda ocupación y contribuyen al desarrollo de la
buena voluntad y la paz en el mundo. En otro orden de cosas,
sentía verdadera pasión por el mar lo que le llevó a
colaborar en el Club Náutico C.A.S., al que pertenecía,
creemos, desde su llegada a Ceuta y en el que desarrolló el
cargo de Vicepresidente durante varios años.
Se ha ido para siempre una gran persona de cuya amistad nos
sentíamos verdaderamente orgullos, por lo que pedimos a Dios
que nada de su ejemplar vida se pierda y que sus buenas
obras nos sirvan de ejemplo.
En estos momentos, por último, solo nos queda expresar a su
esposa Mari Sol y a sus hijos Alicia, Rosalia, Susana y
especialmente a Tomás, a quien nos une sincera amistad,
demás familiares y allegados por si les sirve de consuelo
saber que su muerte nos ha llenado de profundo sentimiento y
que todos en nuestra familia participamos de su dolor al
tiempo que rogamos a Dios (en quién él depositaba sus
esperanzas correspondiendo a las arraigadas creencias
cristianas de que era portador) lo tenga a su lado, en lugar
preferente, donde descansan los elegidos que, por su
caballerosidad, hombría de bien y ejemplo de vida, lo tiene
más que merecido.
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