Los partidos que concurren al
Congreso de los Diputados y al Senado por la circunscripción
de Ceuta a las elecciones generales que se celebrarán el
próximo 9 de marzo participaron ayer, una vez más, en la
tradicional pegada de carteles que da inicio a toda carrera
electoral. La mayoría de ellos en la Plaza de la
Constitución, el PP en la Plaza de los Reyes y UPyD en La
Marina, los candidatos se entregaron a la ilusionante tarea
de arrrancar los quince días agotadores que les esperan por
delante. Pese a las intranquilizadoras noticias que llegan,
en forma de nuevas informaciones sobre el terrorismo
islamista, desde el país vecino, las dos próximas semanas
deben servir, más que para el insulto y el cruce de
acusaciones infinito, para que los partidos, especialmente
aquellos dos que tienen posibilidades reales de llegar al
Gobierno de España, para que los ceutíes calibren tranquila
y reflexivamente sobre cuál de los programas electorales les
parece más conveniente para el mejor futuro de la ciudad
autónoma desde la óptica de quienes tienen una parte de
responsabilidad en quién será el próximo presidente del
país. Pero por encima de todo la campaña debe ser el periodo
en el que los partidos actúen con la capacidad de convencer
a los ciudadanos de que realmente merece la pena acudir a
las urnas. Los políticos deben ser conscientes de que muchas
veces es su comportamiento el que aleja a los ciudadanos,
decepcionados, de las papeletas que les permiten de acuerdo
con nuestro ordenamiento constitucional decidir por qué
rumbo caminará nuestra nación durante los próximos cuatro
años. Poner coto al creciente desinterés de los ciudadanos
por la cosa pública, reflejada como en ninguna otra ocasión
en la pobrísima participación que se registró en el
referéndum sobre el Estatuto catalán, debe darles una
lección clara: no es casualidad que el periodo de
enfrentamiento sin tregua, demencial, sin medida, que
precedió a esa cita con las urnas diese como resultado tan
poco atractivo por opinar sobre el asunto que se planteó a
la ciudadanía. Una campaña moderada y basada en la
argumentación generará más participaicón y, por tanto, mayor
legitimidad para el gobierno salga elegido el 9-M.
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