Querían lucirse y así lo
pretendían los adalides de un Aróstegui ya poco dado a
grandes batallas de cuerpo a cuerpo. Comisiones Obreras se
quedó sóla con sus principios y maneras en defensa de una
idea [mascada por el de siempre] contraria a la absoluta
mayoría del Plenario del Consejo Económico y Social.
Quisieron predicar, pero lo hicieron en un desierto de
oyentes cansados de tanta politización y aprovechamiento de
un órgano, el CES, que no está para esas batallas
pretendidas por un Aróstegui que ya le hubiera gustado [lo
lleva intentando 12 años] volver a ‘pelear’ desde un escaño
de la Asamblea.
En esta ocasión el arma era Comisiones Obreras. Un sindicato
ejemplar que tampoco debe estar para batallar y politizar
cuestiones no afectas a trabajadores o empleadores. CCOO
debe estar más por encima de estos mundanales ruidos y más
centrado en ejercer presión desde su ámbito natural que es
el sindical, porque es ahí donde mejor sabe zafarse el
histórico y minero sindicato de clase, impulsado en los 60,
entre otros, por los movimientos obreros cristianos.
El Plenario del CES abierto al público, con luz y
taquígrafos descubrió tres cosas fundamentales: La
insistencia implacable erre que erre de los representantes
de CCOO, la respuesta adecuada [un descubrimiento] y en sus
justos términos de José Diestro, el gerente de Procesa; y la
saludable intervención de la representante de los
consumidores [vocal del CES], Inés López quien puso las
cosas en su sitio. ¿El mercado es para los consumidores?.
Pues la representante de estos votó a favor del traslado del
mercado a la Manzana, como también hicieron Ciudad, CECE,
Cámara, Procesa y donde se sumaron con el apunte de comprar
el inmueble, UGT y el propio presidente del CES. Este debe
ser ya el punto y final de una historia larga y tortuosa que
acabará en instalaciones de usos culturales lo que durante
años había sido un solar triste y sin futuro en mitad del
casco histórico de la ciudad, del que pocos quisieron saber
entonces.
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