Entre lo afectivo y lo odioso
existe una larga distancia, como entre las filias y las
fobias. Y esto lo hemos podido comprobar días pasados cuando
Maria San Gil Noaín, nacida en 1965, licenciada en Filología
Bíblica Trilingüe (hebrea, latina y griega), Presidenta del
Partido Popular en el País Vasco, fue agredida de palabra y
obra a la entrada de la Universidad Gallega de Santiago de
Compostela donde iba a pronunciar una conferencia en su
Facultad de Ciencias Económicas, por violentos jóvenes
independentistas, quienes seguramente se llaman a sí mismos
demócratas. Y no es la primera vez que esto ocurre, pues
también Ángel Acebes fue vilipendiado en Barcelona por
independentistas catalanes con motivo de su asistencia a un
acto organizado por el mismo Partido.
De Maria San Gil no puede hablarse más que de su arrojo,
coraje, valor y entrega a los demás. Ha sido víctima de dos
hechos que para cualquiera hubiera supuesto su retirada de
la política: uno, cuando en su presencia fue asesinado el
Concejal Vasco del Partido Popular Gregorio Ordóñez,
circunstancia que, por otro lado, supuso su entrada en la
política activa afiliándose al Partido Popular. Y otro, en
abril de 2007, cuando se le diagnosticó un cáncer de mama,
lo que la apartó temporalmente de sus cargos en el Partido,
volviendo en agosto del mismo año a la actividad política
“con más fuerzas una vez recuperada de su grave afección”
como ella misma ha declarado.
Se define Maria San Gil como “hija política de Mayor Oreja”
y está convencida de que es necesaria una vía de gobierno
alternativa al nacionalismo vasco al que considera
excluyente y crispante, estando totalmente en contra del
diálogo con la banda terrorista ETA.
Pero ciñéndonos a la fobia o aversión obsesiva con que
ciertos sujetos la “distinguen” y conociendo de su vida y
obra en pro de un País Vasco en orden y concordia, no
tenemos más remedio que expresar nuestra filia por tan
ejemplar mujer y adherirnos a las muestras de afecto y
solidaridad que le fueron ofrecidas en el décimo aniversario
de la plataforma cívica Foro de Ermua celebrado
recientemente en Madrid donde también quedó patente hacia
ella el cariño y solidaridad por el ataque vandálico que
sufrió en Santiago de Compostela.
En una palabra que, frente a tamaña tropelía como la
reseñada llevada a cabo contra María San Gil por personas
que creemos de cierto nivel social e intelectual y ante
algunas declaraciones formuladas como las de las Juventudes
Socialistas culpándola de “ser la responsable de que la
atacaran unos independentistas violentos por crispar”,
quizás todos ellos aquejados del mal de la intolerancia, no
queda mas remedio que expresar nuestro afecto y
reconocimiento por la entrega a los demás, impetuosa
decisión, esfuerzo de ánimo y valor de esta singular
política a la que, a su paso, habrá que quitarse la gorra y
saludarla con el respeto y admiración que se merece.
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