Pregunta.- ¿Satisfechos con el concierto?
Respuesta.- Muy contentos, la verdad. Llevábamos mucho
tiempo sin tocar y notar todas esas sensaciones de nuevo
fue... Aunque siempre hay pequeños detalles que se pueden
mejorar. Vimos que la gente se lo pasó bien.
P.- ¿Esos “pequeños detalles” fueron los problemas de sonido
que retrasaron el inicio del concierto?
R.- Tuvimos problemas con los pedales, que se quedaron sin
pilas; y Fernando sólo pudo utilizar tres, lo que fue un
hándicap. Sonamos bien, pese a no ha haber hecho nada en
veinte años. Tuvimos que cambiar algunas cosas de nuestras
viejas canciones: ritmos y letras. Con veinte años veíamos
las cosas de una manera y ahora de otra. Fue casi empezar
las canciones desde cero.
P.- ¿Qué sensaciones tuviste al ver la sala llena antes de
saltar al escenario?
R.- No nos lo creíamos. Esperábamos tocar para treinta
amigos y pasarlo bien. Estamos sorprendidos con toda la
expectación que se ha creado. Incluso uno de los componentes
del grupo dijo el otro día que si esto nos hubiese pasado en
los ochenta, ahora mismo seríamos famosísimos y tendríamos
disco y de todo. Nos ha cogido un poco por sorpresa. Antes
del concierto estábamos... no asustados, pero sí muy
responsabilizados para que todo saliese lo mejor posible,
porque eran veinte años sin subir al escenario. En tres
meses hemos hecho todo lo que habíamos perdido en veinte
años y fue muy difícil.
P.- Cambiasteis algunas letras, ¿no es así?
R.- Hemos cambiado letras que ahora mismo no tienen sentido.
En el año ochenta teníamos algunas canciones con letras un
poco políticas. Por ejemplo, teníamos un tema que se titula
La función y que hablaba de la guerra civil de El Salvador.
Hemos cambiado también algunas otras letras que eran un poco
ñoñas, o mejor dicho, veinteañeras. Hemos cambiado también
un poco los ritmos para adaptarnos al panorama actual y a lo
que a nosotros nos gusta más ahora.
P.- Después del éxito del concierto, ¿os planteais algo más
como Rodando Mogambo?
R.- Tengo que reconocer que lo estuvimos hablando, pero
ahora mismo no tenemos pensado nada. Lo que sí vamos a hacer
es seguir ensayando y hacer canciones nuevas.
P.- Esto suena a regreso.
R.- No lo sé. Hemos quedado en que vamos a descansar dos
semanas y luego nos reuniremos para hablar. En principio,
queremos ensayar a ver qué sale, pero lo queremos hacer para
nosotros, para quitarnos de la rutina. Cuando Manolo –uno de
los dueños de la Sala– nos propuso volver, la verdad es que
sólo nos lo planteamos para divertirnos y recordar viejos
tiempos.
P.- ¿Se dan ahora las condiciones para que podáis ensayar
con frecuencia? (Se separaron en los 80 debido a la
imposibilidad de juntarse salvo en las vacaciones).
R.- Los cuatro vivimos ahora en Ceuta. Tres de nosotros
estamos casados y con niños, lo que dificulta un poco las
agendas, pero creo que podremos quedar un día por semana.
P.- Muchas bandas reaparecen en un concierto y después sacan
un disco. ¿Os lo planteais?
R.-No era nuestra idea. Sólo queríamos reunirnos para pasar
un buen rato entre amigos y la gente que vino a vernos.
Ahora, en principio, sí que tenemos intención en hacer
material nuevo.
P.- ¿Por qué te llaman Jordi si tu nombre es Luis?
R.- Porque estuve muchos años viviendo en Cataluña y cuando
volví me pusieron este mote, porque aquí son muy dados a
poner apodos.
P.- ¿Cuál fue el motivo de la disolución de Rodando Mogambo?
R.- La separación se debió a que logramos firmar para hacer
un disco con la casa Dro y fuimos allí a grabar, pero la
cosa no salió muy bien. Éramos muy jóvenes, fuimos sin
ensayar, en lugar de ir los cinco que éramos fuimos
tropecientosmil. Hubo mucho desmadre, la verdad; y la casa
no se fió de nosotros. A partir de ahí, como cada uno
estudiábamos en un lugar diferente y sólo nos podíamos ver
en vacaciones, decidimos dejarlo, porque no podíamos
compaginar el ritmo de los ensayos con nuestros estudios y
las demás cosas que cada uno hacíamos.
P.- ¿Os habéis arrepentido mucho de esa decisión?
R.- Nos arrepentimos de no haber preparado el disco. Es
decir, de no habernos reunidos durante dos meses en algún
sitio para preparar el disco, pero de la decisión de
separarnos no. Era una cosa que se venía venir, porque,
estando en lugares alejados, no podíamos compaginar los
estudios con la música. Para tener un grupo hay que estar
ensayando todos los días; o por lo menos tres o cuatro días
por semana. Nos dimos cuenta de que lo mejor era dejarlo.
P.- ¿Qué opinas de la moda de las bandas que vuelven muchos
años después como The Police o Héroes del Silencio?
R.- Cada grupo tiene su momento. La verdad es que también
hay que ver la situación de cada banda. No obstante, hay que
darle oportunidades a las nuevas hornadas, que no tienen
muchas. Muchas veces las segundas partes no son buenas.
P.- ¿De dónde viene el nombre Rodando Mogambo?
R.- Estuvimos buscando muchos nombres. Por aquella época
queríamos un nombre que, si nosotros llegábamos a algo, todo
el mundo supiese que éramos africanos, porque quieran o no
estamos en el norte de África. Un día, Fernando ojeaba una
revista de cine y vio una foto de Ava Gardner y Grace Kelly,
dos actrices que en aquella época nos encantaban. Debajo
tenía el pie de foto de Rodando Mogambo, la película. Nos
pareció bastante directo y muy pegadizo. La gente que lo
escuchaba se quedaba rápidamente con el nombre.
P.- ¿Cómo fueron los años ochenta?
R.- Muy divertidos –risas–. Teníamos veinte años y lo
pasamos genial. Cuando ensayábamos intentábamos siempre
tocar en directo y coger tablas. Mucho tocar y mucha
diversión, porque no teníamos preocupaciones de ningún tipo:
estábamos de vacaciones y llevábamos la típica vida de un
chaval de veinte años, pero con un instrumento en las manos.
Fue una época muy buena, porque aquí había programas de
radio que se dedicaban a la música, como el de José Manuel
Domínguez, Pijamarama, en Radio Perla. Daban muchas
oportunidades a los grupos, te ponían por la radio las
maquetas. Había un ambiente musical mucho más intenso que el
que hay ahora. Existían en Ceuta bastantes grupos y nos
llevábamos bien entre nosotros. Tomábamos copas entre
nosotros e intentábamos hacer muchos conciertos. Ahora veo
que todo esto ha muerto, aunque también hacía falta un local
como la Sala Café Club. Lo que sí es cierto es que en
aquella época teníamos que ir mendigando un espacio donde
tocar.
P.- ¿Teníais alguna conexión con la Movida madrileña?
R.- Había programas en Radio 3 que nos ponían las maquetas
que mandábamos, como Esto no es Hawai. Fernando vivía en
Madrid y manteníamos un pequeño contacto, porque sí que nos
ponían las maquetas y uno de estos programas nos puso un
nombre a los grupos de Ceuta. Se nos conocía como La
ofensiva norteafricana: Ángel y los Vecinos del Quinto, Los
Informales, Página Tres, nosotros, Párking... Grupos de todo
tipo: desde heavy a mods.
P.- Cuando os enterásteis de que sonábais en Madrid, ¿qué
pensasteis?
R.- No sólo era de Madrid. Yo estaba en mi casa y me
llamaban de Ciudad Real o de Jerez para entrevistarme. Eran
situaciones que nos desbordaban, porque no sabíamos cómo esa
persona se había enterado de mi número.
P.- ¿Cuáles eran vuestras influencias?
R.- Eran muchísimas. Los Clash, los Jam, Elvis Costello,
Squeeze, los Romantics, 20/20, After the Fire. En España,
nos gustaba mucho Nacha Pop, Radio Futura. Teníamos muchas
influencias del pop, un pop fuerte. Había muchos grupos
americanos. Escuchábamos mucha música que nos traía
Fernando. Nos gustó mucho también el primer disco de Paul
Collins.
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El telón del espacio-tiempo se rasgó por una hora y media y
volvieron los ochenta
Brigadoon es una pequeña aldea
escocesa, sometida a un encantamiento. Durante un siglo, la
ciudad permanece dormida y, una vez cada cien años, tan sólo
por un día, recobra la vida. De esta forma se preserva de la
corrupción y maldad exterior, manteniendo su encanto
original. Dos americanos llegan a Brigadoon por casualidad
justo en el día en que la ciudad –que no figura en los
mapas– despierta, quedando maravillados con la magia y el
misterio que la envuelve. Y todos cantan y todos bailan con
una sonrisa de oreja a oreja, porque es un musical con Gene
Kelly de los años 50. Brigadoon fue la Sala Café Club este
viernes por la noche, un anacronismo por obra y gracia de
Rodando Mogambo, como en el clásico de Vincente Minelli. Por
una hora y media en veinte años, se rasgó el telón del
espacio-tiempo y volvieron los años ochenta. ¿Cómo se crean
los grupos de culto? De una forma similar. No hay discos de
Rodando Mogambo, es muy difícil tener una de las maquetas e
incluso una foto; tampoco están colgados en youtube. O
estabas ahí esa noche o no formas parte de esta historia. El
power pop añejo de este grupo de la denominada Ofensiva
norteafricana en los años 80 sonó de maravilla tras un
inicio con problemas. La Sala, llena, estaba anunciado que
se podría bailar y cantar en Brigadoon por espacio de hora y
media.
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