No crean Vds. que cualquiera puede
presumir de ser fuerte cuando se llega a determinada edad.
Es en ese momento justo cuando debe plantearse sincera y
honradamente ceder ante la dura realidad y permitir a los
jóvenes abrirse paso en la cotidiana lucha de la vida.
Tanto vale esta afirmación para los deportistas como para
los políticos, menos para los que escriben con luces, y ahí
incido para preguntar ¿por qué no permitimos que los
políticos jóvenes consigan lo que se proponen?
Los viejos carcamales políticos que llevan rodando bastantes
legislaturas deben abrir paso a los jóvenes valores que
pespuntan en su novel papel y darles la oportunidad que se
merecen. No salgan por peteneras afirmando que carecen de
experiencia para llevar tan duro “autobús”. Si no les
abrimos paso… ¿cómo quieren que se curtan en experiencias
políticas?
No podemos consentir que los viejos políticos hagan, en cada
legislatura, más rotaciones que los ferrys del Estrecho
simplemente por seguir sintiendo en sus nalgas el calor de
las poltronas, cuando a la hora de la verdad no acuden al
Congreso y al Senado con propuestas verdaderas que sirvan
realmente a los intereses de la ciudad y sólo se esperan de
ellos que aprieten a desgana el botón del voto afirmativo o
negativo, en esta legislatura, el de los peperos ha sido el
segundo: siempre NO a toda iniciativa de la Cámara… ¿así
construyen el país?
Tienen suerte algunos de esos viejos políticos que éste
humilde articulista de opinión no tenga madera, ni quiere
tenerla, ni el dinero, de Jaime Peñafiel para andar
indagando en sus correrías por la capital del Reino y
poblaciones limítrofes, que son casi todas, y soltar
parrafadas enteras en los medios de comunicación latentes
(por lo de corazón). Los escándalos estarían a la orden del
día, seguro, por tratarse de correrías que nada tiene que
ver con la política y sí mucho con la “Escopeta Nacional” en
bajo relieve.
Brindemos la oportunidad, con nuestros votos, a esos jóvenes
valientes que se introducen en el ruedo político sin miedo y
sin capa con la que atemperar las enormes astas de los
veteranos, apegados a la política del peloteo por su enorme
amor al poco trabajo y al mucho cobrado.
Es exigible que los políticos salgan de la política activa
al llegar a determinada edad, con derecho a la
correspondiente recompensa por sus servicios prestados y
cobrados, y dejen paso a nueva savia en la sangre más
revuelta y caduca del país.
Por nuestra Ciudad se presentan candidatos jóvenes de
innegables valores y con unos deseos de superación
incombustibles, con las carteras repletas de proyectos
políticos que si los llegan a conocer los viejos carcamales
se les caerían los dientes, si no se les cayeron en tiempos
pasados, de envidia, o de rabia porque se ven superados.
Hagamos uso de nuestro sentido común, de nuestro talante y,
si quieren, hasta de nuestro famoso cachondeo y demos el
voto a nuestros políticos más jóvenes que se presentan como
candidatos a cuatro años de suplicio político. Siempre habrá
ese tiempo de rectificar si nos equivocamos y la próxima
siguiente legislatura los botamos, con b, si funcionaron
mal, cosa que no creo.
¿Por qué no darle esa oportunidad que piden?, sabéis que
está en vuestras manos, mejor dicho en vuestros votos, que
esos jóvenes políticos que se presentan candidatos al
Congreso y al Senado puedan tener la oportunidad de su vida
de demostrarnos su valía. Ya está bien de votar eternamente
al “abuelo” o al “casi abuelo” de siempre y hagamos uso de
la auténtica democracia abriendo paso a las rotaciones de
nuestros políticos. No seamos tan inmovilistas cuando todos
reconocemos que siempre hemos mostrado nuestras divergencias
con nuestra propia generación inmediatamente anterior, en
todos los tiempos y en todas las políticas. El que diga que
no, o miente desvergonzadamente o es un pusilánime.
Esta legislatura, el Congreso y el Senado más bien parecía
uno de esos teatros de papel en que cada manejador de
marionetas movía al mismo tiempo todos los cuerpos que le
pertenecían al unísono… Volveré a insistir en el tema cuando
estén cercanas las elecciones.
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