Nos conviene que haya tensión
 

Juan Carlos Trujillo Muñoz
juancarlostrujillo@elpueblodeceuta.com
 

Con esta frase, José Luís Rodríguez Zapatero respondió al prestigioso comunicador Gabilondo finalizando una maquillada entrevista en el canal de televisión Cuatro donde demostró, una vez más, la independencia del aguerrido jefe de informativos. Una conversación entre dos amigos donde las preguntas formuladas por Iñaki daban la oportunidad al candidato socialista de arremeter contra el líder de la oposición.

El adalid del talante una vez finalizada la entrevista, fuera de micrófono, mostró sus verdaderas intenciones, su más íntima personalidad evidenciando sus inquietudes íntimamente relacionadas con su mano derecha, Pepiño Blanco. La sociedad Zapatero-Blanco muestra la simbiosis entre dos amigos que desempeñan diferentes papeles en busca de un mismo objetivo, talante en sus dos vertientes, el bueno y el malo aunque, en esta ocasión Zp ha sido desenmascarado.

Jamás en nuestra corta historia democrática un Presidente del Gobierno había encubierto bajo la apariencia de la bondad sus maniobras maquiavélicas denotando una frialdad inusitada que demuestran el verdadero significado del término talante que no es otro que el enfrentamiento contra todo aquel que no comparte ideología.

Hechos como las declaraciones del portavoz de la Plataforma de Artistas en apoyo de José Luís Rodríguez Zapatero, agresiones verbales contra María San Gil, la injurias y despropósitos vertidos por diferentes miembros del Gobierno socialista contra Mariano Rajoy prueban quienes son los verdaderos radicales extremistas de la política española capaces de malgastar del erario público 300.000€ en la reforma de una vivienda cuya anterior inclina, la ex ministra de la vivienda, Trujillo había rehabilitado negando autoritariamente cualquier negociación con el personal a su cargo.

En definitiva, los españoles progresistas deberían reflexionar en relación a los últimos acontecimientos acontecidos alrededor de los miembros del Gobierno socialista y replantearse el sentido de su voto. Sin duda alguna, el próximo 9 de marzo la sociedad española debe responder mayoritariamente contra esta forma de hacer política.