La cosa está que arde en el asunto
de las próximas elecciones generales. Los ataques de unos a
otros son constantes, lo mismo que las ofertas. Unas ofertas
en las que nos van a dar de todo, no nos va a faltar de
nada. La sabia de mí abuela, de vivir, seguro que diría que
vamos a estar mejor que en brazos. Las encuestas, esas cosas
en las que no creo, dan un empate técnico entre los dos
grandes partidos. Después, por pura lógica, igual no sale
ese empate técnico y gobierna quienes menos posibilidades
tenían de gobernar. Que en esta vida, nunca se sabe, todo
puede pasar.
Aquí, en nuestro país, hay a quienes no les caen bien los
americanos de América pero, a pesar de ello, hacemos la
campaña en plan americano. Lo que, sin duda alguna, es todo
un detalle de lo mal que nos caen los malos, malísimos de
los americanos que quieren gobernar el mundo y, además,
están contra la forma de gobernar del Chávez, el Evo y el
Fidel cuando estos son los gobernantes más demócratas que
existen en el mundo mundial. La libertad que se vive en sus
países, son un ejemplo para el mundo entero. ¡Estos
americano de América, además de ser una jartá de malos, son
la releches en bicicleta!. Y van los que no los quieren y
copian la forma de hacer la campaña electoral.
Servidor, puesto a copiar, va a copiar lo que hacen los
ingleses en las elecciones. Colocan el programa de los dos
partidos, allí no hay más que dos partidos, en la puerta de
la nevera y van tachando las promesas cumplidas en esos
programas hasta llegar al final de la legislatura.
Una vez llegada la final, comprueban si han cumplido todas
las promesas hechas en el programa del ganador, y de no ser
así no le vuelven a votar, en las próximas elecciones votan
al contrario.
Claro que se me presenta un gran problema al final de cada
legislatura puesto que, al comprobar todo las promesas
incumplidas, me llevaría a no votar a ninguno de los
partidos y sería, en esos momentos, cuando llegaría a la
conclusión de no votar a nadie lo que, por supuesto, no
estaría bien visto por los demócratas de toda la vida. Así
que no tendría más remedio que votar al que menos fallos
hubiese cometido en la realización de su programa.
Como este fermoso país, aún llamado España, hay tantos
partidos que se presentan a las elecciones generales, pues
cabria la posibilidad de darle el voto a algunos de ellos, a
sabiendas que tenía menos posibilidad que Aróstegui de
conseguir un escaño. Rechazo esta posibilidad porque sería
tirar un voto a la basura, y la cosa no está como para tirar
nada que, después, todo se sabe.
Esperaré la jornada de reflexión, que no sé para qué sirve
eso, si ya está todo más que decidido, y daré mi voto a
quien me parezca. Eso sí, no se lo voy dar a quien no tenga
posibilidad alguna de gobernar. Qué a quién daré mí voto.
Eso no se lo voy a decir, el voto es personal,
intransferible y secreto.
Ahora, eso sí, voy a hacer lo que les comentaba de los
ingleses, valorar lo que han cumplido, de su programa, en la
legislatura.
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