La sociedad ceutí del futuro se
encuentra en estos momentos en las aulas de nuestros
múltiples centros escolares formándose tanto en valores como
culturalmente. Teniendo en cuenta que la tasa de alumnos es
en Ceuta ciertamente elevada y porcentualmente es, incluso,
superior a la media nacional. Bien se haría en establecer
medidas serias y preventivas de cara a la sociedad que
tendremos en sólo quince o veinte años. El fracaso escolar
en Ceuta cuenta con niveles siderales respecto de la media
nacional. Sencillamente porque las cosas no se están
haciendo bien. Mohamed Alí, que tiene unas épocas
políticamente más lúcidas que otras [en estos momentos
atraviesa un bache] solicita a la Ciudad Autónoma y, en
concreto a Mabel Deu que aporte respuestas al fracaso
escolar. [Aquí queridos lectores hay hacer especial mención
a que las competencias en Educación -desgraciadamente para
la Ciudad Autónoma- las tiene el Gobierno de la Nación]. Se
habrá debido de equivocar el bueno de Ali. Una cosa es que
la Consejería de Educación quiera hacer su estudio
particular del porqué en la ciudad hay tanto fracaso
escolar, y otra bien distinta es que el gobierno autónomo
disponga de competencias para establecer o diseñar un
curriculo apropiado a las especiales cirunstancias de Ceuta
en la que una buena parte de la población escolar cuenta con
tantísimas dificultades de expresarse en la lengua de su
país, o sea, el castellano; contemplado precisamente en la
Constitución. Que Alí se muestre ahora interesado en ser más
duro en su oposición, es cuestión propia de estrategia de
partido en el ejercicio de su libertad a la hora de marcar
el ‘tempo’ que desee respecto de las relaciones con el
gobierno. Pero lo menos que se puede solicitar es que no
mezcle, a su interés, competencias por el mero hecho de
confundir. La rigurosidad en un político como él, que es
potencialmente un buen valor, no le debería hacer caer en el
recurso fácil de la crítica incoherente, porque debería ser
un ejemplo por lo contrario. Lo peor de todo es que él sabe
cómo hacerlo, pero a veces se deja llevar.
|