En términos boxísticos suele ser expresión muy utilizada.
Pero, ambos, Emilio y yo sabemos aplicarse un significado
que ahora, pasados ya algunos años, nos trae viejos
recuerdos. De vez en cuando nos vemos. Muy a la ligera
intercambiamos algún que otro parecer. No nos gusta perder
el tiempo en “chácharas”. Y hasta el siguiente encontronazo.
Fueron otras modas que, aparecieron en el periodismo
deportivo. La que alzó y puso en la cumbre, durante un
prolongado periodo, a todopoderoso José María García. Si, el
famoso “Butanito”. El mismo con el que dormían familias
enteras. El que, casi a diario, zurraba la bardana a los
presidentes federativos del fútbol nacional, los Porta, Roca
y compañía. Aquellos “chupópteros”, “abraza farolas”
“poltroneros” y demás….Luego han aparecido, otros muchos.
Meros, simples imitadores de segunda fila y escasa
imaginación.
A García, aún estando en su más alto apogeo, logramos
traerlo a nuestra ciudad. Nos visitó. Resultando muy
agradable su estancia entre nosotros. Brindo una excepcional
conferencia, en el entonces patio del cuartel del Revellín.
Aquel día, D. Emilio, se quitó de en medio. El sabrá donde
se metió.
El caso es que fue saludado, en su ausencia, por quién abrió
la intervención del conferenciante. No podía ser de otra
forma, nada de comulgar con quién, un día sí y otro también,
se metía a fondo con sus amigos del foro. Hay que ser fiel a
la amistad que desde siempre le han brindado los mandamases
del balompié español. ¿No D. Emilio?.
El caso es que desde el primer día nos ha caído un escalón
por encima de la simpatía personal. Tipo educado, de alto
concepto religioso, sin una palabra más alta que otra. Con
el empleo del sarcasmo por delante y sabiendo transmitir en
todo momento la idea adecuada. Cierto es- ahí está la
hemeroteca – que, por mucha “caña” que ha recibido, nunca ha
dejado de lado lo que solemos denominar por compostura.
Con la experiencia que acumula, atina a cerrar cada periodo
de mandato con una nueva reelección de cuatro años.
Posiblemente sea el más longevo de los presidentes de
federaciones deportivas de nuestro país. La realidad es que
en este nuestro pueblo, en lo suyo, sigue siendo el número
uno. Mientras no exista otro recambio de su altura, lo
seguirá ostentando hasta que a él le venga en ganas. Y no le
abandonen las fuerzas.
Paradojas de la vida. Precisamente así lo afirma quién,
raramente dejaba escapar una semana, sin recordarle su apego
al sillón presidencial, con titulares al estilo de “Sr.
Presidente: carretera y manta”, “La Federación de Fútbol de
Ceuta requiere a nuevos aires”, etc., etc. A cada portada, a
cada envite respuesta de cortesía. Salida por la calle Real,
titular fresco de la mañana, a cuerpo treinta y seis y D.
Emilio que se nos cruzaba de frente. Los buenos días, solían
venir acompañados de una invitación a café. Diez, quince
minutos y cada uno por su lado, sin haber existido el más
mínimo comentario de lo aparecido en el Diario.
De ahí lo de “fajador”. O, encajador. Da igual. Al final,
terminaba por tirar la toalla. Reconocerle: “hasta que tu
quieras”.
Por estos días, nuestro respetado Emilio, lo viene pasando
mal. Las emociones, le han alterado su cotidiana vida.
Estamos en año olímpico. Año de elecciones. Emilio, ¡
adelante!. A por otros cuatro.
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