En repetidas ocasiones, en esta
misma columna he dicho que el mundo de las ideas, a secas,
quedó enterrado con los años finales del XIX y los comienzos
del XX.
A partir de ahí, en vez de la idea, simple y llana, comenzó
a empujar la política el marketing, especialmente desde unas
perspectivas americanas, mientras que quienes se quedaron en
las “ideas” a su manera, se quedaron paralizados, cada vez
más empobrecidos y metidos en ese aislamiento del que
salieron nuevos “súper ricos”, que huyeron de sus tierras y
dejaron en ellas a los vecinos más empobrecidos.
Carracao, que legítimamente aspira a ser diputado de las
Cortes Españolas a partir del nueve de marzo, creo que se ha
quedado en los años 30 del siglo pasado, si acaso, cuando
dice que el “PP se desplaza a la derecha de la derecha que
se ha venido viendo sobre todo durante los últimos meses”.
Y todo esto viene a cuento del distinto enfoque que se da al
futuro de los inmigrantes, según sea visto desde el PSOE o
el PP.
Carracao habla de que la “política de inmigración del PSOE
es bastante clara” y yo le digo que desde la perspectiva del
PP nadie la ha enfocado como “turbia”, sino como ineficaz y
en nada favorable para quienes, desde hace años vienen
cumpliendo con sus deberes y obligaciones dentro de su país.
Estoy totalmente de acuerdo con el aspirante a presidente
del Gobierno Español, Mariano Rajoy, cuando “habla de
cumplimiento de las costumbres”, y es que no está hablando
de cumplimiento para los de fuera y no cumplimiento para los
de aquí, por lo que si los de aquí las venimos cumpliendo,
no sé qué ley quiere el señor Carracao para que los que
vengan de fuera no las cumplan. Repito, los de aquí las
venimos cumpliendo.
Si hablamos de igualdad, empecemos por ese respeto y ese
cumplimiento por igual. A partir de aquí podemos empezar a
hablar.
Quienes, incluso antes de que el señor Carracao empezara en
la política, hemos vivido fuera de nuestro país, yo pasé 5
años en la República Federal Alemana ( en la otra Alemania
no estuve nunca, porque para entrar en ella no había
demasiadas facilidades en los años 60, incluso con pasaporte
en regla), pues bien, en la Alemania que yo viví había unas
leyes perfectamente organizadas, unas leyes que los alemanes
cumplían y que los que éramos de fuera no podíamos burlar, y
las hubiéramos burlado si hubiéramos entrado sin
documentación y hubiéramos estado allí “a la que salta”, que
es lo que ocurre aquí con no uno o dos, sino con muchos
cientos de personas, a las que no se puede dejar a su simple
albedrío.
Y claro, achacar todo lo que no va en nuestro programa a
tintes xenófobos es tan demagógico como poco serio y menos
creíble, en una campaña electoral.
Es más, una campaña limpia es ir con tu propio programa y
con lo que vas a hacer tú, no con desacreditar lo de los
demás, porque puestos a desacreditar, si hubiera un control
correcto sobre la inmigración, a lo mejor el joven hindú que
murió el pasado martes en Ceuta, de una manera trágica, no
hubiera muerto, porque no se hubiera metido clandestinamente
en un recoveco de ese autocar que iba a hacer su ruta, sin
más.¿No le parece que eso hubiera sido como estamos
comentando?
No ha empezado la campaña y las descalificaciones por uno y
otro bando son feroces. Sean sensatos señores políticos, o
de lo contrario les va a votar su santa abuela.
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