Publicábamos en la edición del
domingo que la ‘olla’ a presión africana volverá a saltar
por el Estrecho de Gibraltar. Es la previsión que realizaba
la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Lo afirmaba
uno de sus fundadores, Rafael Lara que durante la pasada
semana visitó la ciudad autónoma. Fundamentalmente porque
estas previsiones coinciden con la masa de inmigrantes que
se van acumulando en el norte de Marruecos y con el
movimiento de las redes de inmigrantes cuyos flujos
comienzan a desviarse, de nuevo, hacia el cono norte de
Africa. Precisamente un reciente informe de Unicef indica,
alerta, informa y denuncia que una bolsa de unos 2.000
menores marroquíes, nada menos, deambulan por Tánger con el
objetivo de ‘colarse’ hacia Europa aprovechando el
movimiento de buques existente en la zona. Es una
circunstancia similar la que se vive en la ciudad autónoma
en los aledaños del embarque hacia Algeciras y, sobre todo
en la zona de Poniente donde los irregulares se amontonan en
las escolleras en espera de su oportunidad. Si bien el
fenómeno de la inmigración hay que considerarlo como un
problema global, es cierto que este problema cuenta con
especificidades concretas de cada lugar. Las redes
clandestinas que controlan la inmigración mueven personas
por todo el mundo. Europa y Estados Unidos son los destinos
preferidos. Asia, Africa y America Latina son los puntos de
salida de los inmigrantes. A Ceuta la inmigración le llega
desde Africa y desde Asia, Los capos de la inmigración
siguen apostando por la debilidad marroquí y por la ‘cierta’
facilidad del acceso a Ceuta. Las entradas son constantes
[en pequeña cantidad pero constantes]. De tal modo que el
CETI fluctúa en su capacidad, en función de las salidas que
se produzcan hacia centros peninsulares o camino de la
repatriación, pero con el paso de los días, el Centro de
Estancia Temporal vuelve a recuperar su nivel de acogida.
Los expertos ya apuntan a un regreso de la inmigración. La
previsión es la fuente del éxito en la gestión del problema.
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