Una vez más, y son ya varias y diversas, se ha producido una
visita oficial de Mariano Rajoy a Ceuta, que aún siendo en
plena precampaña electoral, no deja de tener su
trascendencia, que quien puede ser el próximo Presidente del
Gobierno, comparta unas horas con los ceutíes las
inquietudes de estos y exponga algunas de sus propuestas
para una ciudad necesitada de atención.
Son inevitables en actos como el organizado por el P.P. para
la visita de Rajoy, los excesos de protagonismo de
determinadas personas que se creen líderes de una sociedad
que realmente los ignora y que sólo pretende oír el discurso
de quien tiene algo que decir y decidir.
Pasando olímpicamente de quien se considera “bicho viviente”
y de quien al final del acto coge el micro para expolear a
la masa en la despedida del líder para hacer notar que él
también existe, lo cierto es que las palabras de Rajoy,
además de prácticas son alentadoras. Y es que Rajoy, fiel a
su propio estilo, está huyendo de los discursos vanos y
ociosos y está desgranando de modo cartesiano una batería de
propuestas tanto para el conjunto del país como para
territorio que visita.
En Ceuta ha mostrado su apoyo decidido al campus
universitario, a la mejora de la financiación de la ciudad y
a potenciar determinados servicios del Estado que son
francamente deficitarios, entre otras cuestiones de no menor
rango. Ha pasado, sin embargo, de puntillas acerca de la
cuestión autonómica, si bien es de sobra conocida la
posición conservadora de Rajoy en materia de desarrollo
autonómico, no sólo en lo que respecta a Ceuta, sino en
relación con el resto de territorios.
Y es que la posición de Rajoy podrá ser discutible, pero
parece lógica y sensata y se resume en muy pocas líneas,
porque es bien cierto que si el Estado sigue renunciando a
sus competencias a favor de las Comunidades Autónomas, su
papel será cada vez más residual y el propio concepto de
España estará en juego, lo cual es lo que pretenden los
nacionalistas vascos y catalanes con su permanente tensión
de la cuerda competencial sin desear que el sistema se
cierre definitivamente, cosa que es justamente lo que
pretende Rajoy.
Mariano Rajoy, que estuvo en Ceuta sin la compañía de ningún
otro destacado líder del P.P., es buen conocedor de la
ciudad. Fue, siendo Ministro de administraciones públicas,
quien cerró el acuerdo de traspasos de competencias más
denso con nuestra administración autonómica, con el entonces
Presidente Jesús Fortes, siendo de destacar un comentario
que hizo en la comparecencia posterior a la firma de los
acuerdos, que tuvo como sede el Salón del Trono del palacio
de la Asamblea, en relación con uno de los representantes de
la ciudad en la comisión mixta correspondiente, que estaba
formada por cinco miembros del gobierno local y dos
representantes de la oposición por la parte de Ceuta y otros
tantos por parte del gobierno de la nación por la parte del
Estado. Pues bien, en esa comparecencia posterior a la firma
ante los medios de comunicación, el entonces Ministro Rajoy
comentó los aspectos más llamativos de los acuerdos de
traspasos de funciones y se detuvo en analizar la posición
de uno de los miembros de la comisión mixta de la
representación de Ceuta, del que dijo que era una persona
singular porque en la reunión se había opuesto a todo,
“incluso al turno de ruegos y preguntas”, para terminar
diciéndole a los medios de comunicación aquello de: “bueno,
ustedes después de esto que les he comentado, seguro que le
identificarán perfectamente”. Se refería al inenarrable Juan
Luís Aróstegui, al que el Presidente Fortes en un ataque de
desmedida democracia y para que nadie se sintiese no
representado, le dejó participar en una reunión que por
lógica debe ser exclusivamente entre gobiernos y no entre
parlamentos.
Fue Rajoy igualmente, un decisivo impulsor junto con Rodrigo
Rato, de un apoyo financiero para la ciudad nunca visto
hasta entonces en la historia de la democracia
constitucional por parte de ningún Gobierno de España, con
la inclusión en dos presupuestos generales del Estado de las
partidas correspondientes a la merma de recaudación en los
entonces denominados arbitrios y la consiguiente sustitución
de aquel arcaico y cuestionado impuesto, por uno más moderno
y garantizador, por las cautelas en el establecidas, de la
necesaria financiación de la ciudad para hacer frente a sus
obligaciones y competencias. De aquellas actuaciones pueden
dar buena cuenta todavía personas como Fortes, Olivencia,
Carreira o el propio Vivas, que desde el equipo de Fortes
trabajó junto con los representantes de diversos
departamentos ministeriales para alcanzar estos objetivos.
Persona tímida, sencilla, pero tremendamente inteligente y
formada, Rajoy se ha presentado ante los ceutíes igual que
ante el resto de españoles, con cosas prácticas que contar,
con ideas maduradas desde la percepción de las
preocupaciones reales de los ciudadanos, frente a un líder
del P.S.O.E., ZP, que encuentra en la filosofía conceptual,
en la sonrisa y en la pose su único sentido para su acción
política. ZP habla de miradas, gestos, talantes, libertad,
igualdad, conciencia y democracia. Rajoy nos habla de
nuestras hipotecas, de nuestro salario, de nuestra vivienda
y de nuestras cosas más cotidianas, que son las que de
verdad nos están empezando a preocupar a todos.
|