El Partido Popular venía dando la
callada por respuesta a las críticas acerbas y pertinaces de
Juan Luis Aróstegui a Juan Vivas. De ahí que produjera
sorpresa el escrito que el Gabinete de Prensa de los
populares envió a los medios y que fue publicado el jueves
pasado, bajo el título de “Aróstegui, el apóstol de la
mentira”. Y donde tachaban, además, de calumniador e
insidioso, entre otras lindezas, a quien es ya conocido por
el sobrenombre del iluminado.
El motivo por el cual los populares han decidido pasar al
ataque es, sin duda, porque el émulo de Rasputín ha alertado
a los concesionarios del Mercado de Abastos sobre que pueden
ser engañados por Vivas. Es decir, que trata por todos los
medios de sembrar cizaña entre los comerciantes e
indisponerlos contra el presidente de la Ciudad. Y los
concesionarios están en su derecho de mostrarse desconfiados
y avizores.
Al escrito del Gabinete de Prensa del PP ha respondido el
iluminado con una nota de prensa, como Secretario de
Política Municipal del PSPC, por sentirse atacado de manera
furibunda. Y lo achaca a la “clara evidencia del nerviosismo
y desazón que embarga a quien se ha visto descubierto en una
turbia maniobra”. O sea, que da por hecho que el presidente
de la Ciudad está dispuesto a dejar en la estacada a los
concesionarios que confíen en él.
Tras leer la nota, saco mis conclusiones y debo decir que es
la segunda vez que estoy de acuerdo con el iluminado. Del
contenido de la primera, no me acuerdo; y ahora me puede la
pereza para indagar en la hemeroteca. Estoy de acuerdo en
que el iluminado haya decidido cundir desánimo e
intranquilidad entre los comerciantes del mercado. Y que
haya expuesto sus razones por las que cree estar seguro de
que el presidente de la Ciudad terminará dándoles palmaditas
en la espalda a los engañados y diciéndoles un “tenemos que
hablar”, y a volar...
Aróstegui presume de ser el hombre más inteligente de esta
ciudad. Aunque a veces, por muy bien amueblada que tenga la
cabeza, se le suele ir la olla y termina haciéndose con la
picha un lío (perdonen la vulgaridad). Que es lo que le ha
ocurrido en esta ocasión. Y sin querer, puesto que su
intención ha sido la de hacer daño, se ha portado como un
hombre de bien. Como una persona que aprieta pero no ahoga.
Que así lo definió, días atrás, Tomás Partida.
Me explico: con sus denuncias, el iluminado ha intentado
desmontar las mentiras que según él el Gobierno del PP les
ha contado a los concesionarios del mercado para que éstos
se vayan dócilmente de sus puestos. Con lo cual les ha
abierto los ojos para que exijan en su momento pruebas
suficientes a Juan Vivas para que el traslado no les
perjudique en ningún aspecto. Y a éste le ha dado la
oportunidad de saber que sin hechos evidentes no serán
atendidas sus indicaciones ni mucho menos sus deseos por
parte de los comerciantes del mercado y de su presidente.
En suma, esta vez, aunque por error, Aróstegui, alias el
iluminado, ha ayudado con sus denuncias a la causa del
presidente de la Ciudad. Que no es otra que empezar su
ansiada y costosa obra (el soterramiento). Pero como tiene
una fijación extraña con Vivas, seguirá buscando motivos
para ver de qué manera puede ir minando la voluntad de quien
considera persona débil y pusilánime. En rigor, el iluminado
es envidioso y tiene síntomas muy avanzados de Bovarismo.
Aún no es peligroso. Aunque cuidado con él.
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