Se enciende la luz roja en los
cerebros privilegiados de Andalucía y deciden, que no hay
mejor manera para acabar con el paro, que todos aquellos
andaluces que pretendan acceder a un empleo en Cataluña
aprendan catalán. No sería mejor, pregunto sin mala
intención, crear puesto de trabajo en Andalucía y enseñar a
los niños andaluces en las escuelas ha hablar y escribir,
perfectamente, en español que es nuestra lengua.
Nadie, y hablo por propia experiencia, quiere abandonar la
tierra donde nació, donde están sus raíces, sus amigos y, lo
que es más importante, su propia forma de vida porque al
emigración, hacia otros lugares desconocidos aunque sea para
buscarse una vida mejor, significa destierro, huida hacia
delante con una maleta de cartón piedras llena de esperanzas
e ilusiones, en la mayoría de las ocasiones vanas, camino de
la tierra prometida, zapatos más que usados, lágrimas en los
ojos y un nudo en la garganta mientras se canta “adiós mi
tierra querida / la tierra donde nací / bonita, alegre y
graciosa / como una rosa de abril / voy a morirme de pena /
viviendo tan lejos de ti/”.
Todo aquel que no ha tenido que pasar por semejante trance,
no sabe el enorme dolor que produce el tener que irse a otra
tierra abandonado la suya y, encima, tener que aprender una
lengua que no es la suya, si quiere conseguir un opuesto de
trabajo, precisamente en un pedazo de tierra española donde
no se quiere hablar el español, Manda… el asunto
Ni que decir tiene, que esta genialidad de los cerebros
privilegiados encargados de solucionar el paro en Andalucía,
ha sido acogida con grandes aplausos por los partidos
catalanes que ven, en ello, como su lengua, esa lengua que
se habla en medio mundo y parte del otro, va a ser apoyada
en las escuelas andaluzas.
Hubo una época en la que el éxodo a la rica Cataluña, desde
Andalucía, Murcia, Extremadura y Galicia estaba a la orden
del día. Las regiones más pobres de España, veían impotentes
estas masas migratorias hacia tierras catalanas, buscando
una vida mejor para los suyos. Así cuando se llegaba a
Cataluña, con la maleta de cartón piedra y un mundo de
esperanzas e ilusiones, no era difícil encontrar a
cualquiera de los emigrantes de esas regiones, ocupando
puestos que no querían ocupar los catalanes. Por cierto,
ahora no hay tanto trabajo como antes y, por supuesto, no se
atan los perros con longanizas.
La candidata del PSC a las elecciones generales por
Barcelona y ministra de la Vivienda, Carmen Chacón, ha
denunciado que mientras el presidente andaluz y candidato a
la reelección por el PSOE, Manuel Chaves, apuesta por
“reforzar” el catalán, el líder del PP – A y candidato a la
presidencia de la Junta, Javier Arenas, dice que a los
“catalanes ni agua”.
Que digo yo en el caso que se pueda decir algo, sin que el
personal e me moleste, que ante la avalancha que pude
producirse de andaluces hacia Cataluña, se podrían ir
haciendo las viviendas de veinte metros cuadrados par acoger
a todos estos emigrantes. No es por nada, solamente para ir
adelantando camino y evitar que cuando lleguen no tengan
donde meterse.
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