Aunque el día no invita,
precisamente, a correr con la moto por las calles de la
ciudad, decido cogerla porque tengo pendiente sacar unas
fotos de cierto lugar por la zona de industrias del muelle
de Poniente. Me adentro por la calle Veintisiete para luego
acceder a la Carretera de Servicio, donde se encuentra el
concesionario oficial de mi moto.
Sabemos que disponemos de un plan de empleo que es utilizado
para los más variados y pintorescos fines, muchos de los
cuales representan un cúmulo de inutilidades y despropósitos
que para nada benefician a la Ciudad. Viene esto a cuento
porque vengo observando un numeroso grupo de trabajadores
“afanándose” en no se qué corrimiento de tierras en la
ampliación del puerto, allá por poniente… mientras el
derrumbe de un pequeño montículo corta por lo sano la salida
de la Carretera de Servicio.
Pregunto: ¿Cuándo dedicarán empleados a subsanar ese
derrumbe? Por cierto que lleva bastantes días en esa
situación y no acaba ahí la cosa sino que amenaza con más
calamidades el día en que la lluvia haga acto de presencia.
Ni se apuntalan las edificaciones existentes en lo alto de
la loma, como a seis metros de la rasante.
Cables eléctricos, la verdad es que no lo he comprobado
tocándolos ¡cualquiera sabe!, colgantes sobre la carretera;
mástiles que soportan el peso de los mencionados cables
inclinados de manera harto peligrosa; farolas arrancadas de
cuajo y sepultadas por tierras desprendidas y a saber si
tiene los cables sueltos y dispuestos a soltar descargas
mortales; débiles muros de contención, formado por blandos
ladrillos, aguantando la presión de tierras que se ven venir
abajo… en fin, que tenemos una zona peligrosa ante nuestras
narices y sólo existen señales de desviación circulatoria.
En fin, como creo que estamos en una ciudad cuyas
autoridades se miran el ombligo de manera eterna, no veo
cómo van a resolver este asunto. Y hablando de asuntos de
contratos laborales o no, me hace muchísima gracia la
xenófoba propuesta de Mariano Rajoy sobre los inmigrantes.
Una propuesta superflua y oportunista y por lo tanto
inaceptable. Rajoy tiene mucho que aprender del ingenio de
Ruíz-Gallardón.
Cuaresma más o menos, Rajoy se saca de la manga un bodrio
que solo acrecentará la xenofobia y la persecución de
inmigrantes si se llega a plantar como ley o decreto. Hacer
firmar un contrato a un imán para que cumple “su religión”,
la de Rajoy, si quiere estar en España… mientras asegura que
nunca volverá a haber más regularizaciones masivas, entra de
lleno en la ensalada de lo que hizo cuando gobernaba: dejó
una herencia de más de medio millón de inmigrantes sin
regularizar o bien el proceso que realizaron resultó
insostenible.
Cambiando de tercio y entrando de lleno en la política
local, no entiendo el miedo que tienen los políticos del PP
hacía todo lo que huela socialista. Sabiendo como saben que
en el bastión conservador nos pobres socialistas no tienen
nada que hacer; no se entiende el empecinamiento por marcar
al Delegado del Gobierno cada vez que abre su boca.
Supongo que el jefe natural de las fuerzas de Seguridad es
el Gobierno ¿no? y aquí en Ceuta tiene que serlo el Delegado
del Gobierno ¿si?, entonces no entiendo el berrinche que han
cogido los peperos con la presentación de datos policiales.
Me huele a podrido que cuando son los peperos los que
gobiernan, todas las actividades de la policía o de las
fuerzas de seguridad son méritos de Aznar, Acebes, Rajoy,
Zaplana, etc. -méritos tan malos como lo del 11-M- y a los
socialistas no pueden ni deben atribuirse la responsabilidad
de los datos… si hasta los propios policías (a través de sus
sindicatos) dicen que no pertenecen a ningún Gobierno ¿cómo
es que obedecen órdenes gubernativas cuando se trata de
reprimir manifestaciones o huelgas? A juzgar por las
declaraciones de los que dicen representar a los policías, a
través de los sindicatos, parece que son independientes en
cuanto a órdenes de seguridad y que no reconocen a sus jefes
miembros del Gobierno legal. ¿Estamos con un gobierno
policial en la sombra?
Lo que no olvido, y supongo Vds. queridos e hipotéticos
lectores, es el grito de Manuel Fraga: ¡la calle es mía!...
¿no te jode?
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