Fue hace un par de días, cuando la
desgracia se cebó con uno de esos desheredados, que buscaba
un lugar al sol, en una parte un poco mejor que donde
estaba.
Sin embargo, en el mismo centro de Ceuta, a escasos cuarenta
metros de la catedral, en la zona de más tráfico de la
ciudad, un inmigrante, no sé si con papeles o sin ellos,
caía sobre el asfalto, frente al CN Caballa.
Viendo hechos como este, uno piensa que los pobres, o
algunos, al menos, parece que no tienen derecho a morir
tranquilos, porque ya es una desgracia de las grandes que,
como otros muchos lo intentan, este hindú se cayera del
“escondite” que se había preparado, junto a la rueda de
repuesto de un autobús y que el propio autobús terminara con
su vida.
Ahora vendrán papeleos, averiguaciones, hipótesis o lo que
se quiera, de si había subido a ese autocar en el puerto, en
la frontera, en Marruecos o en la parte que haya sido. Eso,
ya, es lo de menos. Lo que realmente importa es que el
hambre y el deseo de encontrar un “paraíso en la tierra” se
ha cobrado una vida humana. Un hombre joven, parece que
tenía 28 años, dejó de existir donde menos podía esperarlo.
A lo largo de mi vida he visto hechos duros, circunstancias
adversas, pero contemplar la situación en la que quedó ese
hombre, es lo más terrible que he presenciado jamás.
Y además de la muerte de este hombre, hay que ver, también,
la situación en la que quedó el conductor del autobús, un
hombre que cumpliendo con su trabajo, venía a recoger a unos
viajeros para llevarlos al puerto y, sin saber como, se da
cuenta de que su autocar ha terminado con la vida de una
persona.
Y ahora, otra vez, salta a la escena el problema de estos
inmigrantes, que están siempre al acecho de donde poderse
colar, para dar el salto a la península. Llegados a este
punto ¿Puede tener alguna responsabilidad el conductor del
camión o del autobús en el que se refugian estos “viajeros”
en busca de mejor suerte?. Desde mi punto de vista, pero es
el mío, un conductor bastante tiene con llevar con seguridad
su vehículo, y si bien es cierto que siempre se mira, por si
alguien, aquí o en otra parte, se ha metido entre la carga o
en los bajos del camión o autobús, no menos cierto es que no
siempre hay medios suficientes para ver todos los rincones y
en los que se pueden guardar uno o varios de los que hacen
todo lo que sea para intentar salir a otra parte.
No sé hasta donde se va a llegar con este problema, muy
distinto al de pasar, a cambio de dinero, aunque
arriesgándose, a personas de forma clandestina.
Los puertos, las zonas aduaneras y otros muchos lugares en
los que son frecuentes las paradas o aparcamientos de estos
grandes vehículos tendrán que acondicionarse, si es que no
lo están, para evitar, definitivamente, cualquier
posibilidad de intento clandestino de entrada a gentes que
no pasan con la documentación en regla.
Ahora más que nunca, pienso que, esos lugares, que los hay
en todas las ciudades, de aparcamientos de camiones o de
autobuses necesitan una vigilancia exhaustiva para así
frenar todo tipo de camuflaje y que otros, luego, no tengan
unas responsabilidades que ellos no se han buscado. Y ya es
lamentable que tengamos que hablar de hipotéticas
responsabilidades, cuando se ha perdido una vida humana.
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