Su abnegada labor para con la
colectividad judeomarroquí durante la II Guerra Mundial es
motivo suficiente para que su nombre, retomando una vieja
iniciativa de la asociación “Identidad y Diálogo” (de la que
uno de los fundadores fue precisamente André Azulay, actual
Consejero Real de Mohamed VI) allá por los años 80, sea
nominado para el honroso y codiciado título de “Justo entre
las Naciones”, que Israel dedica con emotivo agradecimiento
para las personas que en aquello aciagos años arriesgaron su
vida y hacienda salvando a los judíos de la barbarie y el
genocidio nazi, la “Shoá”, término hebreo que prefiero al de
“Holocausto” por ser este último susceptible de traducirse,
en ciertos casos, como “sacrificio religioso”. Merecido
título pues para un noble rey, Mohamed V, cuyo nombramiento
de prosperar no dejará de presentar su enjundia diplomática
al figurar, con todos los honores, como “Justo entre las
Naciones” en el memorial de “Yad Vashem”, en Jerusalén.
Al mundo árabo-musulmán, groseramente manipulado con
demagógicas letanías y al que presentan engañosamente, como
rutilantes héroes de leyenda, a perfectos villanos, deben
dejarle la oportunidad (se lo escribía el otro día al
director de la conocida página islámica “WebIslam”, Yusuf
Fernández) de conocer la otra cara de la realidad, dejar
hablar en nombre del proclamado “Diálogo de Culturas” a las
otras víctimas, el pueblo judío y un asediado Estado de
Israel, como todos con sus virtudes y sus miserias y que tan
solo clama -al igual que todos los pueblos, el palestino
incluído siempre lo he dicho- legítimamente por su derecho a
la existencia, dentro de fronteras seguras e
internacionalmente reconocidas.
Si en su momento aquel siniestro personaje, el Gran Muftí de
Jerusalén, radiaba desde Berlín pidiendo el alineamiento de
la “Umma” o comunidad musulmana con las tropas del Tercer
Reich y pasaba revista, brazo en alto, a las cuatro
divisiones musulmanas integradas en las “SS”, hoy día el
presidente de la República Islámica de Irán, el islamonazi
Ahmadinejad, amenaza con “borrar del mapa” a Israel, el
líder de Hezbolláh, Hassan Nasrallah, afirma impertérrito
ante sus milicias filoterroristas (cuyo saludo,
curiosamente, es brazo en alto…) que “los judíos han
inventado el Holocausto” y en la web oficial de la
organización terrorista palestina Hamás se alude al intento
de exterminio nazi como una “historia inventada, sin
fundamentos reales”, también hay otras perspectivas que
deben conocerse: desde el cuantioso derroche de sangre de
los “goumiers” argelinos y marroquíes que lucharon junto a
los aliados contra la “Werhmacht”, en primera línea del
frente, a los aislados pero generosos esfuerzos de
personalidades por evitar la deportación o las matanzas: así
en Mahdia (Túnez) un notable local, Abdelwahab Khaled,
escondió a familias enteras en el campo, en las mezquitas de
Vichy muchos imames se pronunciaron contra el pillaje y el
exterminio y, en la capital de la Luz, el propio rector de
la Gran Mezquita de París, Kaddour Benghabrit, salvó
personalmente a más de cien judíos. ¿Qué es esa patraña de
que la “Shoá” no existió…?. Dice el Talmud judío: “Si salvas
una vida, es como si estuvieras salvando el mundo”, hermosa
frase por cierto también reflejada en el Corán y en
numerosos “hadices”.
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