Sus dos apellidos, de Ory y Arriaga, evocan a la mar si
navegas por el árbol genealógico de su familia. En su
currículo dice: “Me gusta presumir de mi apellido, son tres
siglos dedicado a la marina”. Su padre fue ajema de
almirante, tiene 58 años y 12 hermanos, algo que le ha
obligado a buscarse la vida desde muy pronto. A los 21 años
entró en la Armada española y pronto pasará a la reserva,
“calculo que será el 12 de septiembre de 2009, cuando cumpla
33 años de ejercicio”. Será entonces cuando regrese a Cádiz,
donde vivió su infancia, y lo hará junto a su mujer, “a la
que le doy las gracias por haber aguantado junto a mí todos
estos años”. Guarda con celo un autógrafo de Elvis de una
noche por los Estados Unidos.
Pregunta.- Lleva ya un año y medio en Ceuta...
Respuesta.- La verdad es que no me he prodigado mucho por
los medios. Me conocerán algunos, salgo bastante a la calle,
pero aquí se conoce a quien sale en los periódicos.
P.- Y antes de llegar aquí, ¿qué hizo?
R.- Yo estaba en Valencia, pasé allí unos años muy buenos,
porque coincidieron con la reestructuración del puerto de
Valencia, para acoger la Copa del América. Pero allí sólo
podía estar cuatro años. Me hubiera tenido que ir a Madrid y
escogí Ceuta por su cercanía con Cádiz, de donde soy
oriundo.
P.- Da la sensación de que la actividad de la Comandancia
de Marina es muy poca.
R.- Ahora va a venir el Blas de Leza, si nos acompaña el
tiempo, cuatro submarinos en diciembre, el ‘Príncipe de
Asturias’... Estaba esto un poquito parado, pero nos estamos
moviendo. Estamos captando gente a base de enseñarle videos,
propaganda, pero no leen cosas. La imagen vale más que mil
palabras. Tienen que entrar barcos aquí. Navíos como el
‘‘Príncipe de Asturias’ o la fragata ‘Blas de Leza’ te
entran por los ojos.
P.- ¿Qué recuerdos mantiene de cuando fue usted capitán
de navío?
R.- Valencia, mi última etapa, fue genial: por la
transformación del Puerto y porque acogimos todo el ensayo
de la Copa Luis Vuitton, que duró cerca de tres años.
P.- ¿Qué diferencias hay de su estancia en Valencia a lo
que, de momento, lleva vivido aquí?
R.- La de Valencia era mucho más grande, pero la de Ceuta es
mucho más profesional, porque allí no había patrulleros.
Tiene un puerto que es autónomo y no caben todos los barcos.
Cuando quería entrar alguno de la Armada ponían problemas,
porque estos navíos no pagan. Si entraba uno tenían que
prescindir de que entrara un carguero que sí paga.
P.- ¿Y cuántos patrulleros hay en Ceuta?
R.- Ahora hay un patrullero fijo en Ceuta. Antes, hasta hace
seis meses, había uno fijo y dos variables. Con todo el
follón de Perejil llegó a haber hasta tres patrulleros aquí,
pero ya se ha normalizado la cosa y se mantiene uno fijo en
Ceuta. Pero en los alrededores del Estrecho hay unos 15 en
total. Es necesario que le enseñemos los dientes al enemigo
constantemente.
P.- ¿El principal inconveniente de Ceuta es el tiempo?
R.- Aquí el Levante es muy importante, sobre todo para los
barcos que tienen mucha vela, mucho casco, porque los barcos
tienen potencia, pero luego tienen que atracar. (Una llamada
detiene la entrevista. El capitán de Ory comunica que la
fragata ‘Blas de Leza’ probablemente no pueda entrar por
culpa del Levante. “Sería el segundo barco que en una semana
le vamos a chafar a Ceuta”, dice a su interlocutor. Y retoma
el asunto de Valencia). Valencia era una ciudad que no tenía
estos problemas. Era una ciudad maravillosa, con muchísimos
actos protocolarios. Allí, nada más llegar me hicieron una
entrevista y la alcaldesa Rita Barberá me invitaba a todo.
P.- ¿En qué otras ciudades es protagonista la Marina?
R.- Valencia, mucho; Barcelona, también. A los catalanes les
gustan mucho los barcos de guerra. También Almería o
Santander. Y, San Fernando, como los barcos siempre están
allí, la gente no les da tanta importancia.
P.- ¿Cuántas personas componen la Comandancia de Ceuta?
R.- Yo tengo aquí un comandante, un segundo, cuatro
suboficiales, uno de ellos en captación y uno más que nos va
a llegar ahora.
P.- ¿Qué experiencias ha encontrado en Ceuta desde que
llegó?
R.- Me llevo muy bien con el alcalde, con el que hablo
bastante y me encanta el hecho de tener Marruecos aquí al
lado. Esta es una ciudad agradable, donde se gana dinero,
estás rodeado de mar, tiene todo cercano y es muy bonita.
P.- ¿Qué habla usted con el alcalde?
R.- Nuestras conversaciones son totalmente llanas. Él es una
persona cercana, que llega a todo el mundo. Yo le digo,
‘presidente’ y él me dice, ‘no me llames así, dime Juan,
hombre’.Es un alcalde muy, muy bueno. Y así está cambiando
Ceuta. Nada más hay que ver el edificio que se está haciendo
en la Manzana del Revellín. Es una virguería. A Ceuta le
hace falta este edificio, aquí hay mucha cultura para lo
chico que es. Me sorprende lo viva que es esta ciudad.
P.- ¿Cuál es el estado de salud de la Comandancia ceutí?
R.- La gente está contenta y cobra más. Otras comandancias
están en función del carácter del jefe. Si el jefe es un
merluzo, así son sus marineros.
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