Muchas cosas tienen que callar los obispos en este país en
relación con las actividades terroristas de ETA. No han sido
pocos los curas que han refugiado terroristas, negado el
auxilio espiritual a las víctimas de ETA y proclamado
mensajes ambiguos en relación con el rechazo al terrorismo
que la sociedad demandaba de ellos de modo contundente. Es
difícil olvidar la actitud durante años del obispo Setién,
de la diócesis donostiarra, vergüenza con mayúsculas para
cualquier sincero cristiano, reconocido no obstante como
pastor y príncipe de la iglesia católica. Y si no que le
pregunten a Carlos Iturgaiz y otros compañeros “mártires”
del P.P. vasco, que en más de una ocasión llegaron a
comentar que la iglesia vasca les estaba arrebatando la fe
por su claro alineamiento con las tesis más radicales.
Hoy, a través de la conferencia episcopal, la iglesia
española parece abandonar definitivamente su comprensión
hacia los “pobres y descarriados” terroristas y rechazar
incluso cualquier intento de acercamiento hacia ellos,
aunque sea para dialogar acerca del camino para su
disolución como organización criminal. Bienvenido, aunque
tarde, este discurso de la jerarquía oficial católica, que
se pone del lado de las víctimas y de la ley frente a
quienes toleran, como ellos hacían antes, la barbarie y la
sinrazón terrorista. Igual de bienvenido, aunque también
tarde, el fragor del gobierno de ZP frente a la banda ETA y
sus correligionarios, encarcelando a todos e ilegalizando a
las formaciones alineadas en el conglomerado del terror.
No están, a mi juicio, ni la jerarquía católica ni el
P.S.O.E. muy legitimados moralmente para dar lecciones a
nadie, pero en cualquier caso tienen todo el derecho del
mundo a cambiar de opinión, de actitud y, sobre todo, a
poder expresarse con absoluta libertad.
Lo que no parece propio de un dirigente político de alto
nivel, es utilizar la amenaza de dejar de ayudar en la
financiación a una determinada organización, en este caso
Pepe Blanco a la Iglesia Católica, porque esta última
discrepa abiertamente con el Gobierno respecto de algunas
cuestiones, porque una respuesta de este jaez, además de
definir claramente a su autor, coloca al P.S.O.E. al borde
de prácticas mafiosas, nazis y demás calificativos de peor
tinte.
Si la Iglesia Católica discrepa de determinadas políticas
del Gobierno de ZP, lo hace con la palabra y si sus
opiniones influyen u orientan el voto en beneficio del P.P.,
lo hace sin violencia, sin coacción y sin volar trenes. Y no
estaría mal, hablando de financiación de organizaciones, que
Blanco se preocupase más de que todo el dinero que llega y
ha llegado a los batasunos durante el Gobierno de ZP, fuese
exclusivamente el proveniente de las cuotas de sus propios
afiliados y no de los impuestos de todos los españoles, como
parece que pretende que ocurra con la iglesia católica.
Cuando se va tan lejos, como ha ido Pepe Blanco o en su
momento el tal Setién, ambos abonados a prácticas
repugnantes, lo que ellos representan queda demasiado
deteriorado como para generar confianza. Las organizaciones
por ambos representadas han aplicado políticas erráticas en
su relación con el mundo del terror y ahora, tras pretender
rectificar, se enzarzan en una pugna de la que no puede
salir nada bueno.
Lo bueno sería que nadie se arrogase más moralidad que
nadie, ni en esta ni en otras materias. Y esto también vale
para Rajoy.
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