Era natural que el sol volviera
por sus fueros en la ciudad. Si un día cae una llovizna
inapreciable, lógicamente después de eso viene el viento que
barre las nubes del cielo ceutí y permite al astro sol lucir
palmito en vísperas de varias misceláneas locales. Va por lo
del carnaval y la precampaña.
Alguna vez tenía que ocurrir que el clero hiciera un cambio
rocambolesco del asunto de su intervención en política con
una manifestación que ha causado sorpresa a la Conferencia
Episcopal. El documento que elaboraron no tiene contenido
político, según el presidente de la misma, porque no existe
nada fuera de lo común.
Esta clase de manifestación viene de la gran experiencia que
tienen los expertos en liturgia religiosa, maestros en
obligar a los demás a utilizar el “confiteor” con el que
reconocen sus pecados y sus errores a través de la
entonación del “mea culpa” o más aún del “máximos mea
culpa”, cosa que no va por ellos necesariamente.
Si la Iglesia transmite unos criterios de orden moral, en
vísperas de una campaña electoral, que contiene
insinuaciones tan claras recomendando no votar al partido
que dialogue o negocie con etarras… y estudiándolas con
serenidad y objetividad.
Ya sabemos que las mismas ideas de la Conferencia Episcopal
fueron transcritas en una nota publicada a finales de 2006 y
que por tanto no es nada nuevo. También fueron, con otras
palabras, manifestadas en épocas remotas cuando el pueblo
entonaba un “tua culpa” de caerse de espaldas y con ello
daba alas a la represión del gobierno de turno para
“enchironar” a numerosos ciudadanos, cuando no los mandaban
al paredón.
Si los obispos tienen algo que decir, que lo digan en sus
iglesias. A ver si consiguen llenarlas algún día. Faltaba
más.
Insisto en la visita de Mariano Rajoy. Declara que se
encuentra como en su casa. ¡Claro!, el servilismo partidista
está a la orden del día en esta ciudad de mis pecados,
muestra de ello es que haya caminado desde la plaza de los
Reyes hasta el Tryp sin recibir un tomatazo, por no decir
huevazo, ni siquiera televisivo. Y no digamos del alarde
tipográfico y fotográfico de nuestra prensa. Así cualquiera
se siente en casa.
Lamento ser como soy en las opiniones que vierto contra el
PP, pero mientras este partido mantenga a gente que usa la
política de manera no política, en un camino de destrucción
y no de construcción, otra cosa no esperen de servidor. No
voy a entonar ninguna “mea culpa” por mis opiniones
vertidas, ni creo que vaya a entonarlas, porque las cosas
está ahí y así son. Tengan por seguro que las mismas
opiniones serían vertidas si la vida política fuera al
revés, eso es: peperos en el poder y socialistas en la
oposición en parecidos términos y semejantes actuaciones
destructivas.
¿Qué ganan los políticos portándose como comadres
murmuradoras de pueblo? ¿Qué ganan atacando a los demás?
Ganan en bajadas espectaculares de la estima, del honor y de
la caballerosidad. Ganan equiparándose a gente barriobajera
sin escrúpulos… ¿esto es lo que queremos de nuestros
políticos?
Estarían mucho más guapos, tanto los políticos peperos como
los obispos, hablando sólo de lo que en realidad les
incumbe, o sea: los obispos a decir misa y los políticos a
gobernar. Al parecer, con esas posturas están dando a
entender al ciudadano español que la gente no va a misa, en
el caso de los primeros, y que carecen de ideas, en el caso
de los segundos.
Ante la revalorización de otras tendencias religiosas no
entiendo por qué la Iglesia católica no lucha contra ello y
prefiere meterse en camisa de once varas. Deberían sopesar,
los profesionales de la religión católica, el auge que
experimentan, por una parte, otras sectas dentro del
cristianismo y por otra parte, del islamismo. Ahí debería
estar la verdadera preocupación de la Iglesia, no en
manifestaciones de lo que debe o no debe hacer el Gobierno
ni aconsejarnos a los ciudadanos por caminos ajenos a la fe.
No me imagino ver en un futuro no muy lejano a los políticos
diciendo misa.
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