Con la llegada de la democracia
aparecieron, como por arte de magia innumerables políticos
que no tenían ni… idea de lo que era o significaba ser
político. Había llegado la hora de todos los mediocres.
Gentes sin preparación alguna que, por esas cosas que tiene
la vida y que no se comprenden, llegaron a escalar puestos y
subirse al carro del poder en los diferentes pueblos de4
España.
Desde entonces he tenido el pleno convencimiento de que, si
el mundo se divide en eras, había llegado la era de
mediocridad y, por supuesto, esa era donde nacieron como
nacen los pollos de granja todos esos mediocres aún, para
una mayor desgracia de la mayoría de los pueblos españoles,
sigue de máxima actualidad.
A un mayor analfabetismo del pueblo, mayor facilidad para
poder gobernarlos. Y un alto porcentaje del pueblo español,
desgraciadamente, es analfabeto en toda la extensión de la
palabra. Ni que decir tiene que ese analfabetismo se
intensificó con la llegada de la democracia, dando paso a
que todos los mediocres llegasen a ocupar un puesto de mando
en los diferentes pueblos españoles.
Para comprobarlo, no hay que hacer ningún milagro, ni viajar
a ningún pueblo español, basta con echar una ojeada a lo que
ha sucedido, con la llegada de la democracia en nuestro
pueblo, y dar un pequeño repaso sobre la preparación de
algunos personajes que nos gobernaron, que nos gobiernan y
nos gobernarán porque, desgraciadamente, la era de los
mediocres aún no ha puesto punto final.
Cuál es el más importante problema al que se enfrentan todos
estos mediocres desde sus puestos de gobierno.
Sencillamente, la lucha que mantienen, cada día, para que
nadie con capacidad intelectual, preparación suficiente y
conocimientos políticos superior a su escasa preparación y
desconocimiento político, pueda conseguir algún puesto de
mando que les lleven, a todos ellos, al lugar que por sus
méritos les corresponde.
Procuran, por todos los medios a su alcance, rodearse de
personas que sean más mediocres que ellos porque, de esa
forma, jamás se les podrán revelar exigiéndoles un puesto de
mayor responsabilidad. Les mantienen dándoles unas migajas
de poder, no mucho no sea que se lo vayan a creer, mientras
le pasan la mano por las espaldas, diciéndoles al oído, lo
magníficos que son en el desempeño de las funciones
encomendadas. Es el servilismo de la mediocridad en su grado
sumo a unos personajillos de tres al cuarto.
El día que todos estos mediocres, politiquillos de medio
pelo, vayan desapareciendo y su era de la mediocridad haya
pasado con esa de desaparición, tengo la más completa
seguridad que los pueblos irán avanzando en cultura y
conocimientos, impidiendo que toda esta fauna siga
gobernando sus pueblos.
No será sencillo acabar con ellos que lucharán, con uñas y
dientes por defender lo que nunca les perteneció,
consiguiéndolo gracias al analfabetismo de unos pueblos,
donde la mayoría de sus habitantes no habían conocido qué
era y qué representaba vivir en democracia y, mucho menos
qué era la política y los políticos.
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