Con un pequeño barco de madera, comenzó a visitar,
acompañando a su padre, ambas bahías. La Norte y la Sur. En
su momento estudió, no podía ser otra, la carrera de
náutica, en la Tacita de Plata. Catorce años navegando, a lo
largo y ancho de océanos y mares de este planeta, le
aportaría la experiencia necesaria. Tras algunas décadas en
las que mandó buques con bandera extranjera, y su ingreso en
Transportes Militares como oficial de cubierta en el “Martín
Posadillo”, “Capitán Mayoral”, “Santa Teresa”, dependientes
de la Compañía de Mar de Ceuta, el epílogo a su vida laboral
acaba de llamar a su puerta.
A partir de ahora, la nueva singladura serán sus hijos de
corta edad. Uno de ellos, el mayor, Carlos, acaba de iniciar
su preparación para ingresar en la Academia General de
Oficiales de Marín. Será un buen marino. Seguro.
En todo lo que concierne al deporte de la vela, a su
trayectoria en nuestra ciudad, su vinculación- personal y de
la disciplina deportiva que nos ocupa- al Club Náutico CAS,
nos habla en la siguiente entrevista. Unas opiniones que
para nosotros nos parecen muy valiosas, aunque por supuesto
a más de uno le sabrán a rancio. A fuertes vientos de fuerza
siete, ocho.
LOS PRIMEROS VELEROS
Y para principiar, nada mejor que hacerlo con la versión que
nos proporciona del origen de la vela caballa “Fue a finales
de los años cincuenta, con el entonces presidente del CAS
Fosati y vocal de vela el fallecido José Anrán. Mi padre,
militar de profesión, también hacía de comodoro del club. Se
crea la sección de vela con cuatro “vauriens”, barcos
franceses de madera contrachapada y, al poco tiempo ponemos
en marcha las primeras travesías de vela ligera que se hacen
en Ceuta; Ceuta-Algeciras, Algeciras-Ceuta. Existía el
precedente de los hermanos Ribera, propietarios de una
sastrería en los bajos del mercado que, se echaban a la mar
en una embarcación con vela latina, llamada “La Gavia”. Se
inicia también a la primera vuelta a Ceuta en “vauriens”. Se
adquieren cinco embarcaciones más, de fibra, las “420”, con
un foque, una mayor y una orza abatible de quita y pon, para
que se pudieran empopar con rapidez. Nos federamos y
empezamos a acudir y competir a todos los puntos de España”.
Casi coincidiendo en el tiempo, y tras la cesión gratuita de
algunas embarcaciones a un vecino puerto marroquí, se
suceden las competiciones internas entre ambas entidades, a
las que a poco tiempo se sumaban clubes peninsulares de La
Línea, Algeciras, Cádiz, San Fernando, El Puerto,… “A
principio de los sesenta –añade nuestro interlocutor- ya
contábamos con alrededor de una veintena de embarcaciones.
Los socios, con hijos, que optaban por navegar, aportaban un
treinta por ciento del valor de la embarcación y el resto lo
ponía la Federación Española de Vela, con la condición de
tener que revenderla al club y recuperar su dinero. Ya se
comenzó a meter la pata pues, cuando esos niños se cansaban
de la actividad, sus padres los vendieron, negociaron y
ninguno de esos barcos volvieron al club”.
MOTONAUTICA
Coincidiendo en el tiempo, otros apartados como son
piragüismo y motonáutica, merecen la atención del Club N.
CAS. Esta última bajo las directrices de Alfonso Río, “un
hombre que le ha dado mucho a esta entidad -subraya Ortiz- ,
poniendo su coche, su herramienta, reparando embarcaciones,
etc., etc., sin percibir un solo duro. Eso lo hemos visto
todos. Salía a competir a la Costa del Sol (Estepona,
Málaga,…), a Inglaterra. En nuestro puerto se montaron unas
competiciones en las que todo el pueblo de Ceuta estuvo
presente”.
En efecto, máximo esplendor en el que los aciertos, por eso
de dejar hacer, habría que apuntárselo a Francisco de la
Lastra, a la sazón presidente de la Junta del Puerto.
Surge el piragüismo ¿no es así?
Con Rafael Bringas. Programa la primera Vuelta a Ceuta en
Piragua, la Travesía del Estrecho, en representación del
Club sube todos los años a Asturias, al descenso del Sella y
trabaja a diario con un importante grupo de deportistas que
más tarde nos daría fama a nivel mundial. Hasta que saltó la
polémica y se marcharon al C. N. Caballa.
A una década de aciertos, otra de errores….
- Llegó la hora de un presidente apellidado Gutiérrez y, con
su aparición gente que gustaba de negocios particulares.
Luego, llegó otro, del que prefiero no acordarme y el
solito, con sus desafortunadas decisiones, se carga
prácticamente la totalidad de las secciones que tanto
trabajo habían costado sacar adelante. Quién puso las cosas
en su sitio fue Antonio Cruces, ¡bueno!, en sus comienzos ya
que si en un principio la vela experimentó una notable
recuperación, más tarde la cosa no funcionó.
¿Motivos?
-El monitor no contaba. Los vocales de vela asistían a las
reuniones a modo de invitados de piedra. No se tomaban en
cuenta sus conocimientos. Presidencia dictatorial. Un buen
día le entregué las llaves y durante ocho o nueve años los
barcos se estuvieron pudriendo al sol. Otros, me refiero a
los barcos, se vendieron o se regalaron, cualquiera sabe, a
Marruecos. Barcos del club, patrimonio del club,… y no están
en el club. Se fueron al Rincón de M’dic, allí podemos
verlos todavía; “Barlovento”, “Levante”, “Libusitos”, son
sus nombres.
LA SAGA DE LOS ORTIZ
Cuenta Carlos Ortiz con dos hermanos que comparten su pasión
por la mar, Jaime y David “el primero, Jaime, estuvo cinco
años como monitor en el CAS.
Consiguió sponsors, consiguió embarcaciones nuevas a cambio
de propaganda en las velas, (Joyería Mari Carmen, Johnnie
Welker), al final se marchó aburrido. En cuanto a David,
tras vender sus negocios, ahora se encuentra junto a su
mujer en el Pacífico, en la isla de Bali, Indonesia. Después
de salir desde Ceuta cruzó el Atlántico, pasó por Panamá,
Las Galápago, y pretende regresar a través de Australia, por
el Mar Rojo, para culminar su viaje en Ceuta puesto que
salió de aquí”.
¿Cuál es la fórmula para reflotar la Escuela de Vela, para
que nuestros chicos puedan practicar la vela deportiva?
- Que las autoridades deportivas de la ciudad pongan al
frente un Director, responsable o como queramos llamarle de
vela y que a su vez se contraten un par de monitores. Por
supuesto, separar la Escuela de Vela del C. N. CAS. Porque,
al final este club se ha convertido en una peña de amigos
dedicados a la pesca. Nada enfocado deportivamente con vista
a la ciudad. Durante los más de cinco años que estuve al
frente de la Vela, las subvenciones que le llegaron al club
fueron millonarias. Yo no recibía material alguno. Siempre
con barcos viejos, remendando embarcaciones de madera,
pidiendo velas prestadas a la Federación de Málaga, a través
del joyero Pepe Benítez, un buen amigo. Así no se puede
funcionar. Se ha de realizar un inventario para que el
material no desaparezca. Que permanezca en la sección de
vela y el día que se marche un monitor, el que lo sustituya
sepa con lo que cuenta.
CEUTA, PARAISO PARA NAVEGAR
Ceuta, nuestro litoral, ideal para la navegación a vela...
-Sensacional. Aquí siempre tenemos viento, raro es el día de
calma. Las costas que nos rodea, los fondos, la fauna marina
que se ve desde estas embarcaciones ya que sin motor no hay
ruidos, existe la oportunidad de cruzarnos con delfines,
ballenas, con una serie de aves,… es un relax, un gozo. El
que prueba a navegar a vela, no quiere un motor ni amarrado.
La vela te proporciona el espíritu, el motor es meter la
llave y dinero en el bolsillo para echar gasoil.
Ceuta lleva algunas ediciones sin recibir la Copa Forum…
- Una buena iniciativa de mi amigo Chocrón que en su momento
le dio renombre a nuestra ciudad. Resultó positiva. Estamos
al tanto que cuesta dinero, desconozco los motivos por los
que se dejó. Yo participé en un par de ellas, al principio,
y me consta que su organizador, Jorge Heanet es muy
eficiente. Se debería realizar un esfuerzo por retomarla.
¿Una anécdota?
- Todos los días, mis hermanos y yo salíamos a navegar con
el “star” que tenía mi padre. Un barco de siete metros, de
madera, casi doce metros de palo para arriba y velas de
algodón. Con lluvia, viento, temporal, daba igual. Un
sábado, con un tiempo de narices, nos propusimos darle la
vuelta a la Almina. El presidente del CAS, Anrán, nos
propuso una paella si conseguíamos hacerla. En una de las
trasluchás, para poder ceñir, rompimos el palo y nos vimos
obligados a anclar en Santa Catalina. Luego, salió un
remolcador para recogernos. Al final, Anrán nos invitó a la
paella por el valor que le echamos al asunto.
Con un “me duele mucho el que prácticamente hemos dedicado
gran parte de nuestra vida a la vela ceutí, y que nuestros
esfuerzos no hayan servido para nada” concluye quién a
nuestro entender, si posee argumentos suficientes, como para
verter el dictamen que acaban de leer.
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