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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 6 DE FEBRERO DE 2008


Vicente Moro y Antonio Francia. reduan.

proceso judicial
 

Moro alega que el protocolo de devolución se realizaba desde 1996

El ex delegado del Gobierno, que se sentó en el banquillo junto a Antonio Francia Maeso, afirma que cumplió “escrupulosamente” la ley en su gestión para repatriar menores a la frontera marroquí
 

CEUTA
Sheila Anaya

local
@elpueblodeceuta.com

Las supuestas devoluciones ilegales de menores a Marruecos ocurridas hace diez años llevaron ante el Tribunal al ex delegado del Gobierno y el ex consejero de Gobernación de esa época, Luis Vicente Moro y Antonio Francia Maeso. Durante algo más de tres horas, los acusados negaron los hechos, mientras que un policía local afirmó haber realizado entregas de niños de forma irregular en la frontera.

El ex delegado del Gobierno, Luis Vicente Moro, se sentó ayer en el banquillo acompañado del antiguo consejero de Gobernación, Antonio Francia Maeso, como imputado por un delito de prevaricación y detención ilegal. Los hechos por los se les enjuicia ocurrieron en 1998, tras la denuncia de tres policías locales que aseguraron que se venían realizando expulsiones de menores no acompañados sin ningún tipo de expediente. La vista oral se celebró en la Sección IV de la Audiencia Provincial.

Sin embargo, la acusación particular está ejercida por la Asociación Pro Derechos Humanos de España, que pide para ambos acusados una condena de seis años de cárcel y doce de inhabilitación, además de diez años de inhabilitación especial para cargo o empleo público. No obstante, la Fiscalía continúa solicitando el sobreseimiento del caso al no encontrar pruebas inculpatorias.

El antiguo delegado del Gobierno reconoció durante su comparecencia ante el Tribunal que este sistema se llevó a cabo “durante un par de meses” aunque alegó en su defensa que cuando llegó al cargo “ya se hacía así”, en virtud de un acuerdo que databa de 1996. Sin embargo, el ex delegado aseguró que inmediatamente contactó con los ministerios de Interior y Exteriores para conocer a quién correspondía la competencia de repatriación de menores, si a la Delegación o a la Ciudad. Tras eso se estableció un protocolo que “se cumplía escrupulosamente” por parte de la Brigada de Extranjería y la Secretaría General de la Delegación, quienes “realizaban los expedientes”. Por último, Moro afirmó que tuvo conocimiento de la entrega de menores por parte de la Policía Local a las autoridades marroquíes “por la prensa” alegando que “nuestro papel era recibir las solicitudes de la Ciudad para tramitar el expediente, pero no nos llegó ninguna”.

Por su parte, Francia negó que tales entregas irregulares se produjeran, asegurando que estos “se entregaban a la Policía Nacional y ellos se encargaban”. Además, el ex consejero dudó de que la entrega directa por parte de la Policía Local fuera posible aunque dijo no saber si alguna vez se trasladaban los menores sin realizársele la correspondiente filiación.

A continuación, se presentaron ante el Tribunal los testigos. El primero fue Juan Antonio Espinosa, uno de los policías que denunciaron los hechos, quien relató como un superior le dio orden de trasladar un furgon de menores a la frontera aunque se negó a notificársela por escrito. Este testimonio fue negado por el superior en cuestión, José Carrasco, quien declaró que “el testimonio es claro, debíamos llevarles a la comisaría de la Policía Nacional en la frontera”.

Después testificó Juan Luis Aróstegui, concejal del PSPC en la época en la que se sucedieron los hechos. Aróstegui aseguró que desde su partido se observó una actuación irregular de la Policía Local, por lo que elevaron una propuesta a la Fiscalía “que no nos contestó de buenas maneras”. Sin embargo, el representante político defendió la gestión de Moro, alegando que creó casas de acogida y puso en marcha otras medidas, aunque justificó las supuestas irregularidades policiales en que “en aquella época había una sensación de inseguridad en Ceuta que se veía agravada con la imagen de estos chavales deambulando por las calles”.

El último en testificar fue el periodista José Bejarano, quién realizó un reportaje sobre menores indigentes y patrulló durante una noche con la Policía Local. Bejarano afirmó que “los menores eran entregados a la Policía Nacional en la frontera”, aunque admitió que “yo no estuve presente durante el proceso administrativo”.
 


La defensa solicitó la nulidad del juicio antes de comenzar

El letrado de la defensa de Luis Vicente Moro solicitó antes del inicio de la vista la nulidad del procedimiento penal basándose en dos criterios. El primero de ellos se basaba en que la acusación era de carácter particular, ya que no existe en este caso acusación particular y la Fiscalía no ha presentado recurso ninguno al no encontrar motivo de delito. La otra causa se basaba en que el magistrado Antonio Navas pertenece al tribunal que injuicia los hechos, por lo que concluyó que el proceso “no sería celebrado por un juez imparcial”. Sin embargo, el tribunal desestimó tales consideraciones afirmando que la acusación popular es equivalente a la particular. En cuanto a lo segundo, se estimó que Navas no fue el denunciante de la causa anterior del ex delegado.
 

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