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OPINIÓN - MARTES, 5 DE FEBRERO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

De Melilla a Ceuta, por ‘Punta Pescadores’
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Suele decirse que el tiempo no corre, vuela. Pues no crean: el domingo se hizo algo largo, empleando casi doce horas en el recorrido después de atravesar Punta Pescadores, entre Torres de Alcalá y Yheba, el antiguo Puerto Capaz. No me lo digan, ya sé que no hay ninguna vía marcada, pero después de dar un garbeo por el puertecillo de Cala Iris (cofinanciado por Japón e Italia) el animoso R5R (no menos aventurero que el famoso Chevrolet “Pájaro Verde”) encaró pese a sus años la caja de la carretera que una empresa romana (supervisada por otra francesa) está construyendo entre ambas localidades, uniendo por primera vez la costa del Rif desde Tetuán a Nador. Los desmontes, puentes y obras acometidas hasta el momento son, como el agreste y bello paisaje encajado entre las montañas y el mar, impresionantes. Esta nueva vía es otro de los ambiciosos proyectos de un joven y visionario rey, Mohamed VI, empeñado en desenclavar el norte de su país proyectándolo hacia el futuro. El enlace hacia Alhucemas, una agradable y bien trazada carretera, se toma pasado el cuartel de Tauima, histórica sede de las Banderas 1ª, 2ª y 3ª del I Tercio de la Legión, “Gran Capitán”, principal fuerza de choque junto al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Infantería “Melilla” nº 2 en Nador, de guarnición en la Circunscripción de Kelaia. Tauima fue reocupado en marzo de 1961 por las FAR marroquíes y es base en la actualidad del 25 Batallón de Infantería, encontrándose en sus muros traseros la fosa común con parte de las inocentes víctimas masacradas por el dictatorial régimen de Hassan II, tras la revuelta rifeña de enero de 1984.

Una breve parada para aspirar la brisa marina en la apacible llanada junto al mar, oteando las azules aguas tersas como el mármol de la Venus de Milo, sita en la desembocadura del mítico Oued Kert y a seguir ruta, para desayunar retomando fuerzas con unos sabrosos huevos en aceite, pan de pueblo y té con “shba” cerca de Sidi Salah, en un edificio aun levantándose avistado merced a los buenos oficios (¡gracias “jais”!) de la amable patrulla de la ‘Gendarmería Real’ posicionada en el cruce con Ben Tieb. Vamos, la vuelta una pasada pero ustedes, amigos, sean prudentes y además de si beben no conduzcan tampoco se líen la manta a la cabeza y se me metan a cruzar “Pointe des Pêcheurs”, ruta liosa por el día y peligrosa por la noche. A la espalda iba quedando Melilla envuelta en la nostalgia, el ejemplo de su madura y triple convivencia (étnica, religiosa, civil), su heroica historia, sus bien trazadas calles atesorando una emblemática arquitectura, la amabilidad de sus gentes y sus bellas mujeres, que un demagogo y ridículo Lorenzo Silva pretendió ningunear en uno de sus libros “descubriendo” el Rif y atropellando la historia, cómodamente apoltronado con guía marroquí “de carabina” a bordo de un taxi.

Echando una mirada a la agreste y accidentada costa rifeña y pese a los pequeños pero numerosos puestos de las ‘Fuerzas Auxiliares’ (cuerpo militarizado integrado en el mº del Interior, mandado actualmente por el general Laânagri) diseminados por la misma en táctica línea visual, barruntaba la dificultad de su control. Mohamed ben Abdelkrím El Khatabi, emir de la efímera ‘República de Rif’ lo sabía bien, sirviéndose de sus escondidas calas y concentrando el municionamiento de sus “harkas” yebala arriba, en Targuist.
 

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