Suele decirse que el tiempo no
corre, vuela. Pues no crean: el domingo se hizo algo largo,
empleando casi doce horas en el recorrido después de
atravesar Punta Pescadores, entre Torres de Alcalá y Yheba,
el antiguo Puerto Capaz. No me lo digan, ya sé que no hay
ninguna vía marcada, pero después de dar un garbeo por el
puertecillo de Cala Iris (cofinanciado por Japón e Italia)
el animoso R5R (no menos aventurero que el famoso Chevrolet
“Pájaro Verde”) encaró pese a sus años la caja de la
carretera que una empresa romana (supervisada por otra
francesa) está construyendo entre ambas localidades, uniendo
por primera vez la costa del Rif desde Tetuán a Nador. Los
desmontes, puentes y obras acometidas hasta el momento son,
como el agreste y bello paisaje encajado entre las montañas
y el mar, impresionantes. Esta nueva vía es otro de los
ambiciosos proyectos de un joven y visionario rey, Mohamed
VI, empeñado en desenclavar el norte de su país
proyectándolo hacia el futuro. El enlace hacia Alhucemas,
una agradable y bien trazada carretera, se toma pasado el
cuartel de Tauima, histórica sede de las Banderas 1ª, 2ª y
3ª del I Tercio de la Legión, “Gran Capitán”, principal
fuerza de choque junto al Grupo de Fuerzas Regulares
Indígenas de Infantería “Melilla” nº 2 en Nador, de
guarnición en la Circunscripción de Kelaia. Tauima fue
reocupado en marzo de 1961 por las FAR marroquíes y es base
en la actualidad del 25 Batallón de Infantería,
encontrándose en sus muros traseros la fosa común con parte
de las inocentes víctimas masacradas por el dictatorial
régimen de Hassan II, tras la revuelta rifeña de enero de
1984.
Una breve parada para aspirar la brisa marina en la apacible
llanada junto al mar, oteando las azules aguas tersas como
el mármol de la Venus de Milo, sita en la desembocadura del
mítico Oued Kert y a seguir ruta, para desayunar retomando
fuerzas con unos sabrosos huevos en aceite, pan de pueblo y
té con “shba” cerca de Sidi Salah, en un edificio aun
levantándose avistado merced a los buenos oficios (¡gracias
“jais”!) de la amable patrulla de la ‘Gendarmería Real’
posicionada en el cruce con Ben Tieb. Vamos, la vuelta una
pasada pero ustedes, amigos, sean prudentes y además de si
beben no conduzcan tampoco se líen la manta a la cabeza y se
me metan a cruzar “Pointe des Pêcheurs”, ruta liosa por el
día y peligrosa por la noche. A la espalda iba quedando
Melilla envuelta en la nostalgia, el ejemplo de su madura y
triple convivencia (étnica, religiosa, civil), su heroica
historia, sus bien trazadas calles atesorando una
emblemática arquitectura, la amabilidad de sus gentes y sus
bellas mujeres, que un demagogo y ridículo Lorenzo Silva
pretendió ningunear en uno de sus libros “descubriendo” el
Rif y atropellando la historia, cómodamente apoltronado con
guía marroquí “de carabina” a bordo de un taxi.
Echando una mirada a la agreste y accidentada costa rifeña y
pese a los pequeños pero numerosos puestos de las ‘Fuerzas
Auxiliares’ (cuerpo militarizado integrado en el mº del
Interior, mandado actualmente por el general Laânagri)
diseminados por la misma en táctica línea visual, barruntaba
la dificultad de su control. Mohamed ben Abdelkrím El
Khatabi, emir de la efímera ‘República de Rif’ lo sabía
bien, sirviéndose de sus escondidas calas y concentrando el
municionamiento de sus “harkas” yebala arriba, en Targuist.
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