El candidato del PP a las elecciones, Mariano Rajoy, llegó
en la mañana de ayer a Ceuta para desarrollar una fugaz
visita. El acto central fue un mitin ante unos cientos de
simpatizantes y miembros del Gobierno local.
Rajoy se encontró muy cómodo en la ciudad, entre los
ceutíes, y así lo demostró en su discurso. Este no dudó en
afirmar: “Es verdad, quiero a Ceuta, y se me nota porque
estoy como en mi casa”. El líder popular recriminó al PSOE
que haya practicado una “total desatención a los temas de
interés ciudadano”.
Mariano Rajoy llegó a Ceuta y cual César romano vio y
venció. Ante un público entregado, el líder popular y
candidato a presidente del Gobierno se mostró
extraordinariamente cómodo. Tanto que no dudó en contar
alguna que otra anécdota sobre su primera estancia en la
ciudad.
El político gallego, experimentado en discursos ante grandes
audiencias supo encadenar contenidos específicamente ceutíes
con elementos de su programa y la línea del partido respecto
al gobierno del PSOE. La lucha antiterrorista, la Educación,
el compromiso político y sobre todo la economía fueron los
temas principales sobre los que habló el líder popular.
Sabedor de que las elecciones del 9 de marzo le encumbrarán
a la Moncloa espetó: “Os prometo que cuando sea presidente
del Gobierno, que lo seré, estaré a la altura de las
circunstancias”.
Rajoy consideró que el PP es el partido de Ceuta. Según
este, durante los ocho años de gobierno popular “siempre nos
hemos ocupado de Ceuta”. Este no desaprovechó la ocasión
para engrandecer la figura del presidente de la Ciudad, Juan
Vivas, de quien dijo “es una persona seria, con un proyecto
político cuyo objetivo es intentar resolver los problemas de
la gente”. Muy sincero Rajoy reconoció: “Es a lo que yo
aspiro”.
Como en época de elecciones las promesas no podían faltar,
el presidente del Partido Popular no eludió este envite.
Así, se comprometió a trabajar para hacer un Palacio de
Justicia en Ceuta, para mejorar las instalaciones
portuarias, para hacer más viviendas y para que el campus
universitario sea una prioridad.
Rajoy alcanzó una gran complicidad con el público congregado
en la quinta planta del Tryp. Fueron no pocas las ocasiones
en las que alguien jaleaba el discurso del líder popular. La
conexión fue tal que desde los asientos espetaron a Rajoy
“Dios te oiga” y este logró recomponer su discurso para
decir: “Dios me oye y los españoles también”.
Fuera de todo contenido político. Rajoy aprovechó los
compases iniciales de su intervención para ganarse al
público y para ello recurrió a la sinceridad y la
espontaneidad de una anécdota. Este desveló los motivos de
su primara visita a Ceuta “allá por el año 1979”. Según
precisó, se decidió a hacer un viaje por el sur acompañado
de un amigo. De la ciudad recordó sus calles y su gente para
acabar: “Aquí me compré un transistor y puedo decir que aún
lo conservo”.
La economía manda
Una vez hubo calentado motores, el candidato popular cambió
de escenario para definir al Gobierno socialista como “una
etapa marcada por la creación de líos innecesarios y por la
desatención de los temas que importan a la gente como son
los precios, los salarios y las pensiones, cuestiones
económicas todas”.
Rajoy cargó contra la Alianza de Civilizaciones y contra la
política antiterrorista desarrollada por Rodríguez Zapatero.
Aunque esos fueron sus principales argumentos de
confrontación, este también aludió a la Ley de la Memoria
Histórica, promovida por el mandatario del PSOE.
“Nos hemos olvidado de lo más importante. La gente lo que
quiere es que los políticos les resuelvan sus problemas”,
afirmó Rajoy. Este se agarró al discurso que desde el
Partido Popular se ha trazado para estos comicios y puso de
manifiesto que lo verdaderamente importante es que el
Gobierno se preocupe por la economía de los hogares. Así,
este recordó que si llega al poder piensa bajar los
impuestos, tanto los de la renta como los de sociedades.
Vencer el terrorismo
La política antiterrorista mereció capítulo a parte para
Rajoy. Este criticó al Gobierno de Rodríguez Zapatero por
haberse salido de la senda marcada anteriormente por Aznar
que, según este, tan buenos frutos había dado.
Rajoy quiso dar esperanza a los españoles y se comprometió a
“derrotar a los terroristas”. Su medicina: Echarlos de las
instituciones, aplicar la ley y no negociar con ellos.
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